marzo 28, 2024
Publicidad
marzo 7, 2017 | 147 vistas

WEST PALM BEACH, Florida, EE.UU. (AP) — Casey Anthony sabe que mucha gente cree que mató a su hija de dos años a pesar de que fue absuelta. Casi nueve años después, insiste en que es inocente y en que no sabe qué sucedió en las últimas horas de su pequeña.

«Caylee tendría 12 años ahora. Y sería tremenda», declaró Anthony a la Associated Press en una serie de entrevistas exclusivas.

Habla en un tono sombrío y afirma: «Todavía no sé lo que pasó».

«A juzgar por lo que dijo la prensa», expresó Anthony, de 30 años, aludiendo a la conmoción generada por el hecho de que no denunció la desaparición de su hija por un mes y al argumento de la defensa de que la niña se ahogó accidentalmente, sin que hubiera testigos, «comprendo las razones por las que la gente piensa lo que piensa de mí».

Esta fue la primera vez que Anthony habló con medios de prensa desde la muerte de su hija. Sus respuestas fueron reveladoras, extrañas y a menudo contradictorias, y generaron más interrogantes sobre el caso que tuvo en vilo a todo el país.

Han pasado casi nueve años desde la desaparición de Caylee y seis desde que la madre fue exonerada en un juicio en Orlando. El juicio fue un verdadero circo, transmitido en vivo por canales de cable, y el caso generó más atención todavía cuando una comentarista de HLN, Nancy Grace, describió a Anthony como «la madre más odiada de Estados Unidos».

Se supone que la niña fue vista por última vez el 16 de junio del 2008 y la denuncia de su desaparición fue hecha un mes después, el 15 de julio. Al día siguiente, Casey Anthony fue detenida y acusada de haber actuado con negligencia. Ella le dijo a la policía que Caylee había desaparecido cuando estaba con su niñera.

Un hombre que trabajaba en una zona boscosa cerca de la casa de Anthony el 11 de diciembre encontró los que resultaron ser los restos de Caylee. Expertos declararon que en el baúl del auto de Anthony habían encontrado trazos de un ser humano en estado de descomposición.

Los fiscales demostraron que Casey Anthony mentía, pero no convencieron al jurado de que había matado a su hija más allá de toda duda. No dijeron cómo murió la niña ni pudieron encontrar el ADN de la madre en la cinta adhesiva usada para sofocarla. Al cabo de un juicio que duró más de un mes y medio, el jurado se tomó menos de 11 horas para declarar a Anthony inocente.

Fue hallada culpable de cuatro cargos de mentir a la policía (dos de los cuales fueron posteriormente anulados) y estuvo presa tres años a la espera de un juicio.

Anthony admite que le mintió a la policía: cuando dijo que estaba empleada en los Universal Studios, cuando dijo que la niña había quedado con la niñera y cuando afirmó haber recibido una llamada de Caylee el día antes de que se denunció su desaparición.

«Incluso si les hubiese dicho todo lo que le dije al psicólogo, lamento decir esto pero estoy segura de que hubiera terminado en el mismo sitio. Porque los policías les creen a otros policías. Los policías tienden a victimizar a las víctimas. Ahora lo entiendo… Veo por qué me trataron como me trataron a pesar de haber dicho toda la verdad».

En el juicio, el principal abogado de la defensa, José Báez, dijo que la niña se había ahogado y que el padre de Casey, George Anthony, había ayudado a tapar todo. Sostuvo además que había abusado sexualmente de su hija. El padre negó tajantemente las acusaciones.

Cuando se le preguntó por la teoría de que la niña se había ahogado, Casey dudó un momento. «Todos tienen sus teorías. No sé. Aún hoy no sé lo que pasó. La última vez que vi a mi hija pensé que estaba viva y que iba a estar bien, eso es lo que se me dijo».

Anthony vive en el sur de la Florida, en la casa de Patrick McKenna, un detective privado que contrató la defensa. Trabaja para él, haciendo investigaciones en las redes sociales y otras cosas del mismo campo. McKenna fue también el principal investigador de OJ Simpson en el juicio que se le siguió al astro del fútbol americano por el asesinato de su esposa, en el cual fue exonerado. Anthony dijo que le había fascinado el caso de Simpson y que había «muchos paralelos» con el suyo.

Un periodista de la AP se encontró con Anthony cuando ella participaba en una protesta contra el presidente Donald Trump en Palm Beach.

No está claro por qué Anthony aceptó hablar con la AP. Después de hacerlo le envió un mensaje de texto al periodista pidiéndole que no publicase la nota. Entre otras cosas, mencionó un caso de bancarrota en el que está envuelta desde el 2013. «Durante mi bancarrota, los derechos de mi historia fueron adquiridos por una empresa en 25.000 dólares para proteger mis intereses. Sin la autorización escrita de esa compañía, tengo prohibido hablar en público de mi caso».

Agregó que había violado un acuerdo de confidencialidad con su patrón y que sigue a disposición de la justicia en el caso de bancarrota.

A pesar de todo, participó en cinco sesiones de preguntas sin condicionamientos, muchas de ellas grabadas, a lo largo de una semana.

Sufre yendo al supermercado ante la posibilidad de ver fotos de su hija en la tapa de algún tabloide. Las paredes de su habitación están decoradas con fotos de Caylee y lagrimea cuando muestra dibujos de su hija.

De vez en cuando va a un bar con amigos. Pero pronto circula la noticia de que está allí y la gente empieza a susurrar y a sacar fotos. Ella se encamina a su nueva camioneta y se va a su casa, sola.

Anthony asume una actitud desafiante hacia su condición de paria.

«Me importa un comino lo que la gente piensa de mí», afirmó. «Estoy en paz conmigo misma, duermo bien de noche».

 

Comentarios