abril 25, 2024
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marzo 28, 2017 | 139 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza.-

Los Centros de Ejecución de Sanciones (Cedes) de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros y Altamira, están en igual o peor situación que el de Victoria, porque padecen autogobiernos y carecen del suficiente personal de vigilancia, por lo que en cualquier momento podrían registrar estallidos de violencia y fugas masivas.

Bajo condición de anonimato, custodios de los Cedes de Nuevo Laredo y Altamira denunciaron lo anterior, y advirtieron que la violencia ocurrida en el Penal de Victoria la semana pasada, luego de la fuga de 29 reos, es nada para lo que pudiera ocurrir en el resto de las cárceles.

Señalaron que la situación no es nueva, porque desde hace al menos dos décadas son los reos quienes han mantenido el control interno de las prisiones, ante la tibieza y corrupción de las administraciones estatales.

“Es un mundo de dinero lo que se mueve adentro de los penales por cuotas. Hasta por la visita conyugal les cobran a los reos. Fue la corrupción lo que ha venido agravando el problema y de ella participaron y participan muchos servidores públicos”, señalaron.

Y sentenciaron: “en cualquiera de esas cárceles los reos se van cuando quieren porque no hay forma de evitarlo. El ejemplo de ello lo tenemos con lo sucedido entre 2010 y 2011 cuando escaparon, en varios eventos, poco más de 300 internos. En una sola fuga, en el Penal de Nuevo Laredo, se fueron 151 internos, que salieron por la puerta principal”.

Insistieron en que los hechos sucedidos la semana pasada en el Cedes de Victoria es una “caricatura” para lo que podría suceder en cualquier momento en el resto de las prisiones.

Consideraron que la única forma de acabar con la crisis penitenciaria es mediante un programa bien diseñado, que incluya suficientes recursos económicos para ampliar y acondicionar la infraestructura carcelaria, de forma que se pueda cumplir con el mandato de ley que obliga a separar a reos procesados de sentenciados.

Además, es urgente que haya un reforzamiento de la vigilancia de los penales, incluso echando mano del mismo Ejército, hasta en tanto se abate el déficit de custodios que padece Tamaulipas.

“Mientras las autoridades no retomen realmente el control de las cáceles el peligro de fugas masivas y motines estará latente. El problema es que los gobiernos no le quieren invertir a los reclusorios y así no van a poder nunca tener el control”, señalaron.

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