marzo 29, 2024
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abril 26, 2017 | 99 vistas

Rebeca Maldonado.-

Ni la misma muerte pudo separar a esta pareja de abuelitos que unieron sus vidas hace 77 años. Joyce y Frank Dodd tuvieron una buena vida juntos, amándose hasta el último día, pues, este matrimonio británica falleció el mismo día mientras se encontraban en la misma habitación de un hospital a los 97 años ella, 96 él.

Los ancianitos dejaron este mundo el pasado 8 de abril, después de que personal de la clínica donde se encontraban internados preguntara a la familia si deseaban que estuvieran juntos puesto que acababan de cumplir su aniversario de matrimonio número 77.

La historia de amor de esta pareja inició cuando se conocieron, a los 14 años, ella era camarera y él trabajaba como aserrador. Se enamoraron, y cinco años después contrajeron nupcias en la iglesia de San Jorge, en el centro de su ciudad, Gravesend. En la II Guerra Mundial, Frank fue llamado al Ejército y durante seis años trabajó como mecánico, destacado en Italia y en África.

El matrimonio formó una familia con 5 hijos, 12 nietos, 10 bisnietos y 2 tataranietos.

Los últimos momentos de su vida juntos los pasaron en el hospital, pues, hace unos meses, Frank empezó a tener insuficiencia cardiaca, estuvo cinco semanas en el hospital y su amada Joyce iba a visitarlo todos los días. Hasta que la salud de ella también se deterioró y fue internada en el mismo centro.

Angela Bonell, de 75 años e hija del matrimonio, comenta que su madre se encontraba un piso arriba del de Frank y que cuando las enfermeras se enteraron del aniversario, preguntaron a la familia si deseaban que estuvieran en la misma habitación, de hecho, también ofrecieron juntar sus camas para que los abuelitos pudieran estar lo más cerca posible.

«Fueron más allá de lo que podríamos haber esperado y fue muy especial. Trajeron a papá arriba, y así pudieron darse la mano», contó Bonell.

El 8 de abril, la vida de Frank se apagó a las 4 de la madrugada, pero tan sólo pasaron catorce horas para que Joyce se reuniera con él, siguiéndole a las 6 de la tarde.

Sin duda alguna, una bella historia que demuestra que el amor eterno sí existe.

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