abril 26, 2024
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mayo 24, 2017 | 113 vistas

MANCHESTER, Gran Bretaña, mayo 23 (AP)

Los investigadores buscaban este martes a los posibles cómplices del suicida que detonó una bomba al final de un concierto de Ariana Grande en Manchester. La explosión dejó 22 muertos y provocó una estampida de jóvenes, algunas con las orejas de gato características de la estrella pop y aferrando globos rosados.

El grupo Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad de la carnicería del lunes por la noche, en la que hubo víctimas de apenas ocho años de edad, y dejó 59 personas heridas. La policía británica allanó dos lugares en la ciudad, provocó una explosión controlada en uno de ellos y arrestó a un hombre de 23 años en otro.

La primera ministra Theresa May y la policía dijeron que el agresor murió en el ataque, algo que no mencionó el anunció de ISIS, que tenía varias discrepancias con los sucesos descritos por las autoridades. El funcionario de inteligencia de Estados Unidos, Dan Coats, dijo que el gobierno estadounidense aún no confirma la responsabilidad del grupo extremista.

El jefe de la policía de Manchester, Ian Hopkins, identificó al sospechoso como Salman Abedi, de 22 años de edad, pero no reveló más detalles. Un funcionario de seguridad europeo dijo a la AP que era británico de ascendencia libia. Los archivos oficiales revelan que Abedi tenía su domicilio registrado en la casa allanada por los investigadores, en la que se realizó una explosión controlada.

Natalie Daley, quien vive en una vivienda cercana, dijo que se asustó con el estallido del martes, y con los gritos de la policía: “¡Vuelvan a sus hogares y aléjense de las ventanas!”.

“Cuando ocurre a dos segundos de tu casa, por la que pasas todos los días, vives con miedo”, reconoció Daley.

Manchester, a 260 kilómetros (160 millas) al noroeste de Londres, es una de las ciudades más grandes de Gran Bretaña, y la Manchester Arena es una de las salas de conciertos más grandes del mundo.

Se suspendieron las campañas para la elección nacional del ocho de junio tras el atentado, el más letal en Gran Bretaña desde que cuatro atacantes suicidas mataron a 52 londinenses en el metro y un autobús en julio de 2005.

Al atacar el concierto, el agresor tuvo como objetivo un público lleno de adolescentes. Gritos aterrados de adolescentes llenaron la Manchester Arena después de la explosión del lunes por la noche, mientras los asistentes se atropellaban en su intento de huir.

El ataque provocó una búsqueda durante toda la noche de seres queridos: padres en busca de los niños a los que habían acompañado o esperaban para recoger, y amigos que se vieron separados a causa del estallido. Twitter y Facebook se llenaron de desconsoladores mensajes en busca de los desaparecidos.

“Llamé a los hospitales, a todos los lugares, a los hoteles en donde decía que se habían llevado a los niños y también hablé a la policía”, relató entre lágrimas Charlotte Campbell al programa Good Morning Britain de la televisora ITV. La hija de 15 años de Campbell, Olivia, y quien asistió al concierto con una amiga, resultó herida y recibe atención médica en el hospital.

“No ha despertado”, dijo Campbell de su hija. “No podemos comunicarnos con ella”.

Entre los muertos había una niña de ocho años -la víctima más joven que se sepa hasta el momento- y su madre y hermana estaban entre los 59 heridos en lo que la primera ministra británica Theresa May calificó de “monstruoso ataque terrorista”.

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