abril 19, 2024
Publicidad
junio 19, 2017 | 183 vistas

Shalma Castillo.-

Cd. Victoria, Tam.- Aunque parece fácil, el trabajar en el ramo restaurantero y aún más atender a los clientes, no lo es…

Así haya tenido un mal día, o problemas ajenos al trabajo, Antonio Soto Córdoba, mejor conocido como “El Capi”, trata de siempre dar su mejor cara y trato a los comensales.

Desde participar en la cocina cuando el platillo se está preparando, hasta que llega a la mesa, El Capi siempre está al pendiente de que las cosas salgan tal y como debe ser.

Y aunque el trabajar como mesero no estaba dentro de sus planes, la oportunidad se dio, y de cocinero pasó a ser garrotero, después subgerente, gerente y ahora el capitán de meseros, todo esto en diferentes lugares de trabajo.

Con 22 años de experiencia en el ambiente restaurantero, Antonio ha recorrido diversos establecimientos de la Capital, en donde ha tomado experiencia y conocido una infinidad de personajes.

Mencionó que antes de entrar a este ámbito, él empezó como vigilante de una tienda departamental, se le terminó su contrato y Dios le dio la oportunidad de laborar en el mundo de la comida.

“Todo fue por casualidad, yo iba a ser repartidor de comida, pero en el negocio donde empecé había mucha demanda y necesitaban manos para meterse a la cocina”, mencionó.

Primero inició como ayudante del encargado de la cocina, después de un tiempo él quedó de encargado, hasta que pasaron tres años y se cambió de restaurante.

“Empecé a trabajar en un restaurante de cadena nacional, igual empecé desde abajo como mozo, garrotero, después me movieron a cocina y luego me hicieron la invitación de ser jefe de piso”, mencionó.

Posteriormente estuvo dos meses en capacitación y duró tres meses como jefe de piso, luego fue subgerente y dos años más tarde llegó a ser el gerente del negocio.

Platicó que después se cambió de restaurante, en donde ahora está por cumplir diez años de servicio, en “Don Elías”, y de igual manera empezó desde abajo como mesero y ahora es el capitán de meseros.

Contó que su trabajo requiere de saber trabajar en equipo, tener paciencia y siempre buen humor, entre sus compañeros y principalmente con el cliente.

“A veces estamos entre la espada y la pared porque hay gente que en el mismo restaurante tiene frío y el de a lado tiene calor, detalles así pasamos siempre, hay clientes que no vienen en buen ánimo y tenemos que ser flexibles y saberle cómo llegarles, somos parte fundamental y siempre hay que darles buen servicio”, enfatizó.

Con sus compañeros, más que el capitán, es el amigo, dijo que para que trabajen como debe ser, todos tienen que sentirse a gusto, pero también “les jala las riendas” cuando algo está mal.

“Debemos disfrutar el trabajo, hacerlo con gusto, tratar de apoyarnos siempre, aquí hemos pasado experiencias buenas y malas, pero debemos saber cómo trabajar”, refirió.

Presumió que le sabe muy bien a la cocina, ya que cuando trabajó en el negocio de cadena, tenían que aprender y en donde actualmente está laborando también tiene que estar desde donde preparan los platillos, aprobar el sazón para que llegue como el cliente lo pidió a su mesa, “los meseros también deben saber sobre la cocina”.

Comentó que su especialidad, son los chilaquiles, ya que él mismo inventó una receta secreta (con manteca de cerdo), lo cual le da un sazón diferente.

“Siempre qué hay reuniones familiares me dicen ‘prepárate los chilaquiles’ o también la carne asada me sale muy bien, junto con las salsas”, enfatizó.

Con toda esta experiencia, Antonio platicó que a un futuro le gustaría hacer su propio capital, igual empezar desde abajo pero con los conocimientos que tiene aplicarlos para algo propio.

“Los clientes también me han ofrecido que trabaje con ellos, o que cuando abran sus negocios me vaya con ellos a trabajar”, dijo.

Y es que todos los días conoce nuevas personas, por lo que le toca vivir buenas y malas experiencias, una de ellas es cuando trabajó en el restaurante de cadena.

“Nos caían muchos artistas, una vez fue Alejandro Suárez y la verdad es una persona muy prepotente, nosotros cuando lo vimos estábamos muy contentos, le queríamos pedir foto y autógrafo, pero nos llevamos un chasco mejor ni nos acercamos”, expresó.

Entre otros famosos también conoció a Niurka, María Victoria, Eduardo Derbez, al ex presidente de la República, Felipe Calderón y le tocó atender a dos ex gobernadores, Manuel Cavazos y Eugenio Herández Flores.

Pero El Capi tiene algo muy claro, que a todos sus clientes debe tratarlos por igual, “para mí sea un gobernador, magistrado o un famoso, debe recibir el mismo trato que una persona común”.

“Un cliente que te va a gastar 500 pesos en consumo o cuatro mil pesos, es igual, debe tener el mismo trato, no hay diferencias”, enfatizó.

Platicó que a veces los clientes le han dejado mensajitos escritos en servilletas, felicitándolo por el trato y servicio, “uno se va con la satisfacción, el que te digan y reconozcan tu labor”.

Dijo que siempre hacen todo lo posible para que las cosas salgan mal, pero no falta el cliente que diga que no lo atendieron de la mejor manera.

“Hace días teníamos mucha gente, andábamos llenos y un cliente se quejó, pero le llevamos todo, me agüité porque sabía que hicimos las cosas bien”, mencionó.

Compartió una anécdota que le pasó en su anterior trabajo, la cual nunca olvida… “nosotros manejábamos café descafeinado y americano, en una ocasión se nos acabó descafeinado y le mentimos al cliente, le dimos americano, después el señor comenzó a sentirse mal y se lo llevaron, era alérgico, de ahí aprendí me sirvió como experiencia no volverlo hacer”…

Pero también recuerda buenas experiencias, como la ocasión cuando los visitaron “los chopper”, personas que mandaban de México que se hacían pasar por clientes para evaluarlos.

“En tres ocasiones me tocó que me evaluarán y saque cien lo más alto qué hay de calificación, me mandaron un diploma para felicitarme, eso dice que estás haciendo bien las cosas”, platicó.

Casi la mitad de su vida dedicándose a esta labor, con lo que ha sacado adelante a sus hijos y su esposa.

“Tengo un hijo de once años y de 19, y con lo poquito o mucho que sacamos de aquí, con eso los he mantenido y dado estudios, a empujones pero ahí vamos, todo con el trabajo y las propinas de la clientela”, refirió.

El consejo que dio para todos los que quieran o se dedican a este oficio, dijo que recuerden que deben tratar a los clientes sin distinciones, y siempre mostrar su mejor cara y buen humor.

Aunque dijo que a veces la familia es quien lo reciente, “aquí no podemos dar mala cara, llegamos cansados o si tuvimos un mal día, allá sí lo mostramos, en ocasiones siento que doy el cien aquí y allá en mi hogar me falta”.

El ser mesero, no es nada fácil…

 

Comentarios