abril 27, 2024
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junio 19, 2017 | 700 vistas

Rubén Jasso.- 

Martes 23 de junio de 1987 no se olvida… ni se olvidará jamás. No era un día cualquiera para la tranquila capital del estado (casi desconocida a nivel nacional en ese entonces), pues en horas de la tarde, al filo de las cuatro, el equipo Correcaminos, “El Tamaulipas”, llamado así por comentaristas de renombre nacional, tenía la cita más importante de su corta historia frente a los Gallos Blancos de Querétaro en un inédito tercer partido en la cancha del Estadio Azteca, donde se disputaba el ascenso a la Primera División de nuestro balompié.

Con nerviosismo, pero con una esperanza latente de poder atestiguar algo grande, los aficionados de Victoria y de muchas partes del estado, se arremolinaban alrededor de algún televisor en negocios, restaurantes, cantinas y muchos más en su propio domicilio, mientras que otros cientos de tamaulipecos, se habían trasladado a la capital del país para apoyar en el Estadio Azteca a esos guerreros de playera azul y short blanco, en su misión de lograr una verdadera hazaña… contra viento y marea.

Cosas raras y lamentables pasaron en aquella serie de tres juegos y lo que parecía que tendría un final amargo, se convirtió en una historia dulce y épica lograda por un grupo de jugadores humildes que defendían con agallas, la camiseta de Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

Hombres como Santiago Sansininea, Armando “Pulpo” Pulido, José “Pollo” Tobías, Rubén “Rana” González, Javier Garibaldi, Agustín “Pánuco” Gómez, José Treviño, Javier “Kid” Herrera, Gerardo Guerra, Juan Vázquez, Armando Serratos, Raúl Torales, Francisco Cervantes, Luis Romero, Julio “Pestañas” Morales, Víctor Rodríguez, Jesús Villela y Arturo “Negro” Rivera, entre otros, fueron los protagonistas de esa conquista que treinta años después, permanece escrita con tinta indeleble en el corazón de esa generación de futbolistas, sus aficionados y de todo un pueblo.

CAMINO EMPEDRADO

Sin embargo, el camino para llegar hasta la cúspide no fue fácil, más bien fue algo complicado, pues en la recta final de la Temporada 1986-1987, los de azul y blanco estaban en verdaderos aprietos para alcanzar la liguilla, pero de ellos dependía su propio destino para acceder a la “fiesta grande” como se estilaba en aquel entonces: se integraban dos grupos de cuatro equipos y cada uno disputaba seis encuentros y una vez terminada la serie, los dos primeros de cada sector avanzaban a la final por el ascenso.

Meses atrás, a mediados de 1986, las cosas pintaban bien para Correcaminos cuando el entrenador uruguayo Héctor Hugo Eugui, alentaba a sus jugadores a prepararse para conquistar algo grande, tal y como lo recuerda José “El Pollo” Tobías, uno de los jugadores emblemáticos de aquel equipo, “Día tras día, mes tras mes, nos decía Eugui: somos los mejores y vamos a ser campeones”, recuerda el popular ex jugador, quien al igual que sus compañeros, atribuyen el éxito logrado al estratega charrúa por su visión para conformar un grupo ganador, aunado a su don de gente que los hacía sentirse arropados por su director técnico.

La temporada prometía mucho y se fue desarrollando entre buenos, regulares y también malos resultados, cayendo como un balde de agua fría entre los jugadores el cese del charrúa cuando ya se jugaba la segunda parte del torneo, para dar paso a la llegada de Diego Malta, quien traía como cartas de presentación, los ascensos al máximo circuito de Morelia en 1980 y de Irapuato en 1984.

Fue así que Correcaminos siguió su andar en ese año futbolístico bajo la batuta del llamado “Mr. Ascenso”, sintiendo la “lumbre” en sus pies cuando en la jornada 35 parecían esfumarse sus posibilidades de calificar a la liguilla al caer 2-0 como visitante ante los Gallos Blancos de Querétaro.

Pero en la siguiente fecha, jugando en el estadio Marte R. Gómez, ganaban 1-0 a los Chapulines de Oaxaca con un gol de penal anotado por “El Pollo” Tobías y entre la afición se reavivaba la esperanza de “arañar” el boleto a la fase de finales.

Desafortunadamente el gozo se iba al pozo en la jornada 37 cuando los emplumados caían 5-3 en casa de los Loros de Colima que también tenían una meta por cumplir y una mala tarde puso contra la pared a los dirigidos por Diego Malta, que se acercaron con goles de Juan Vázquez, Raúl Torales y Gerardo Guerra.

Correcaminos no estaba “muerto” pero si obligado a ganar en la fecha 38 a Chetumal en aquel partido celebrado el domingo 22 de marzo de 1987 en la cancha del “Olímpico Victoria”, y lo hizo estableciendo un marcador final de tres goles por uno, con dos penales cobrados por “El Pollo” Tobías y un tanto más de Juan Vázquez.

Ese triunfo permitió a los tamaulipecos llegar a 45 puntos en el Grupo Uno, debajo de Texcoco que sumó 48, pero arriba de Pachuca que hizo 42, de Chetumal que se quedó con 39 y de Zacatecas que apenas logró 26 en todo el año futbolístico. El primer objetivo se había cumplido.

LA LIGUILLA

Con los ocho equipos definidos para buscar el pase a la final, se integraron dos grupos de donde surgirían los finalistas.

En el Grupo Uno se ubicó Querétaro, Tecomán, Cancún y Texcoco, mientras que en el otro sector aparecía Correcaminos acompañado por Colima, Zacatepec y Santos, que llegaba con la etiqueta de superlíder y como amplio favorito para conquistar el campeonato de Segunda División.

Los números de la temporada regular quedaban atrás y todos empezaban desde cero, pero las cosas se complicaban para Correcaminos al caer en el Estadio Agustín “Coruco” Díaz frente al Zacatepec el domingo 29 de marzo por marcador de 1-0 con anotación de Zeferino Luna a escasos cinco minutos del final.

Días después, el panorama daría un giro radical cuando recibieron a Santos en el Marte R. Gómez el domingo 5 de abril y los emplumados ganaron 2-0 al poderoso equipo de Torreón con anotaciones de Armando Serratos y Raúl Torales. Era la medicina que necesitaban.

A la siguiente semana, el domingo 12 de abril, el cuadro dirigido por Diego Malta se presentaba en casa de Loros de Colima y salía con un marcador favorable de 2-0 con un par de goles de Armando Serratos.

Nuevamente en casa, el domingo 19 de abril, Correcaminos doblegaba 2-0 a Zacatepec con tantos de Raúl Torales y Armando Serratos. La “mecha” ya estaba más que prendida y la afición demostraba su euforia al sentir que algo grande estaba cerca de suceder.

El conjunto de la UAT ya no era “el patito feo” y sorprendía a propios y extraños con su espectacular paso en la liguilla, aunque una semana después recibió una sacudida al caer 2-1 frente a Santos en el Estadio Francisco Villa de Zacatecas, a donde se habían trasladado por un veto al equipo de Torreón. Armando Serratos fue quien acortó distancias para los tamaulipecos.

Había preocupación por ese tropiezo, pero la ilusión por llegar a la final estaba más viva que nunca y el ambiente en el estadio Marte R. Gómez era inmejorable aquel domingo 3 de mayo de 1987, pues ya “olía” a final, pero antes debían derrotar a Loros de Colima y así lo hicieron.

Raúl Torales vencería al portero colimense Panduro al minuto 12 de juego y ese gol bastó para posicionarse como los primeros del Grupo Dos con 11 unidades. La segunda tarea estaba hecha.

Por su parte, Querétaro hizo lo propio y superó en puntos a Tecomán, Cancún y Texcoco, instalándose en la gran final para luchar contra los tamaulipecos por el campeonato de Segunda División y el ascenso al máximo circuito.

Correcaminos recibía a Querétaro en el “Olímpico Victoria” el domingo 10 de mayo a las 11:00 horas y el juego de vuelta se había pactado para el sábado 16 a las 20:30 horas en el Estadio Corregidora, sin embargo el destino tenía reservada una ingrata situación para los Gallos Blancos y el medio futbolístico en general… CONTINUARÁ.

TEMPORADA 1986-1987

EL CAMINO A LA FINAL

LIGUILLA

Domingo 29 de marzo

Zacatepec 1-0 Correcaminos

Domingo 5 de abril

Correcaminos 2-0 Santos

Domingo 12 de abril

Colima 0-2 Correcaminos

Domingo 19 de abril

Correcaminos 2-0 Zacatepec

Domingo 26 de abril

Santos 2-1 Correcaminos

Domingo 3 de mayo

Correcaminos 1-0 Colima

 

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