marzo 29, 2024
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julio 4, 2017 | 103 vistas

ROMA, Italia, julio 3 (AP)

Cuando médicos y enfermeras del hospital pediátrico del Vaticano se quejaron en 2014 de que se estaban tomando atajos e ignorando los protocolos médicos, el Vaticano respondió ordenando una investigación interna secreta. El diagnóstico: la intención original del “hospital del papa” se había perdido y “hoy en día le está dando más prioridad a las ganancias financieras que a la salud de los niños”.

Tres años más tarde, una investigación de The Associated Press confirmó que el Hospital Pediátrico Bambino Gesu introdujo cambios grandes y pequeños en su operativa bajo una administración anterior, que dirigió el centro entre 2008 y 2015. Conforme el hospital ampliaba servicios y trataba de convertir una iniciativa deficitaria del Vaticano en una fuente de beneficios, en ocasiones los niños pagaron el precio.

 

Entre los hallazgos de AP:

– El hacinamiento y las malas condiciones higiénicas tuvieron consecuencias mortíferas, incluido un brote de 21 meses de una bacteria resistente a los antibióticos en el ala de oncología que mató a ocho niños.

– Para ahorrar dinero, se usaron de forma inadecuada equipos y materiales desechables, y se hizo un pedido de jeringas tan baratas que se partían al ser inyectadas en los pequeños.

– Los médicos a veces tenían tanta presión para realizar más operaciones que sacaban a los niños de la anestesia antes de tiempo.

Algunos de los problemas -como el énfasis en los beneficios y los pacientes despertados antes de tiempo- se habían identificado en 2014 en la comisión autorizada por el Vaticano, que agrupaba a una decena de médicos, enfermeras y administradores del hospital, actuales y pasados. Los investigadores pasaron tres meses reuniendo información y entrevistando al personal fuera de las instalaciones.

AP corroboró esos hallazgos con entrevistas a más de una docena de empleados actuales y pasados del Bambino Gesu, así como a pacientes, sus familias y autoridades sanitarias. AP revisó expedientes médicos, documentos de tribunales civiles, correos electrónicos del hospital y de funcionarios del Vaticano y las quejas presentadas por los sindicatos durante cinco años.

Vincenzo Di Ciommo Laurora, un epidemiólogo del hospital ahora retirado, resumió la doctrina imperante en esa época: “Mientras más cosas se le hace a un paciente, más dinero entra. Hay que producir, producir, producir”.

El hospital rechazó con firmeza los hallazgos de AP y amenazó con emprender acciones legales. El centro afirmó que la investigación de AP se basaba en información “en algunos aspectos falsa, en otros seriamente infundada y desfasada por dos años, pero sobre todo improbable a nivel clínico y difamatoria a un nivel ético y moral”.

El Bambino Gesu citó su reputación como centro de excelencia. El hospital atrae a cirujanos de alto nivel para trabajar allí y recibe visitas de celebridades, como la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, que estuvo allí en mayo.

Fundado en 1869 para atender a niños pobres, el Bambino Gesu (Niño Jesús) fue donado al Vaticano en 1924 y hoy en día es el principal centro de atención pediátrica para el sur de Italia. En el 2015, la institución de 607 camas practicó más de 26.000 procedimientos quirúrgicos, más de la tercera parte de todas las operaciones a niños del país.

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