marzo 29, 2024
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julio 31, 2017 | 670 vistas

Shalma Castillo.-

Cd. Victoria, Tam.- Apasionado por la locución desde niño, su voz es terapia y entretenimiento para la gente desde hace 38 años.

Entregado y profesional de tiempo completo, su mayor satisfacción es el cariño y la interacción con sus radioescuchas.

Tan involucrado está en su papel, que Jorge Enrique Hernández hasta psicólogo y consejero se ha convertido en todos estos años.

Su desempeño en la locución encuentra sustento en la responsabilidad, disciplina y sobre todo el amor a esta profesión.

Aunque precisamente no es licenciado en comunicación, el don y la facilidad de palabra los trae en la sangre.

“La escuela de la vida, el estar viendo y escuchando el trabajo en la radio, fue lo que me llevó a tener este gusto por ello”, expresa.

Y todo esto dio inicio cuando aquel niño de tan solo cinco años de edad iba de “mirón” a la cabina que se encontraba ubicada enfrente de su casa.

“Yo vivía en el poblado El Limón, de El Mante, y acudía a la cabina de radio porque la tenía enfrente de la casa, entonces me hice amigo de los locutores y así fue como me empezó a gustar”, platica.

Desde aquel entonces le nace el gusto y la ilusión de algún día ser locutor.

No mucho tiempo después, el sueño de hablar a través de un micrófono y ser escuchado por miles de personas se hizo realidad.

“Yo apenas terminé la secundaria y de ahí entré a trabajar, no porque no quisiera seguir estudiando, sino que eran otras circunstancias, no había dinero para continuar mis estudios y fue cuando se me dio la oportunidad de meterme a la radio”.

Formalmente, Jorge empezó a trabajar como locutor a sus 15 años, fue en el año de 1980 cuando las puertas de la ORT El Mante se abrieron para él.

Aunque verdaderamente sean 38 años los que se ha desempeñado en la locución, le dicen que tiene más en ello.

“Según la persona que me invitó a este medio, dice que yo no tengo los 38 años en radio, sino que tengo más, porque desde mis cinco años empecé a familiarizarme con todo esto”.

Después de nueve años de ser escuchado en la región donde nació, decide mudarse a la Capital del Estado.

“Prácticamente llegué a Victoria a narrar los partidos de deportes cuando El Correcaminos estaba en Primera División en 1989”.

Fue aquí donde conoció a sus maestros de locución, don Carlos Avilés, David Núñez, Eligio Álvarez, Eleno Vogel, Andrés García, a quien a cada uno de ellos le ha aprendido algo de esta profesión.

Dice que de todo lo que hace, lo que más le gusta es estar en contacto con la gente, desde un saludo que le piden, una canción o un consejo.

“Las personas lo agarran a uno como consejero, pero es lo más bonito, estar en contacto con el público”.

Lo que más le llena de satisfacción es poder ser el enlace que ayude a las buenas causas.

En muchas ocasiones el público se comunica a sus programas de radio para pedir apoyo con una silla de ruedas, andador, muletas o medicamento, entre otro tipo de cosas.

“La satisfacción que te queda es que a los tres minutos ya te están hablando otras personas para decir que tienen una silla de ruedas y que pongas en contacto a quien lo necesita”.

También platica que de repente habla gente que tiene algún problema, ahí es como van involucrando al público para darles consejos e incluso que las demás personas que los escuchan también opinen.

“En el turno que tengo de 8:00 a 10:00 de la mañana, la gente nos dice que somos la mejor compañía de radio, porque les sirve de terapia, muchas personas que están enfermas o tiene problemas dicen que escuchándonos se les olvida por un rato”.

Pero dice que lo más importante para poder animar a otras personas, los locutores también tienen que estar animados.

“Yo les digo a los compañeros, antes de entrar y pasar la puerta, ahí debemos de dejar el costalito de nuestros problemas y así entramos como nuevos”.

El estar atrás de un micrófono es una responsabilidad muy grande, tienes que saber cómo dirigirte, cómo expresarte y sobre todo con mucho respeto al público, enfatiza.

Además de ser locutor y narrador, también es programador y le toca programar las estaciones gruperas.

Menciona que los años van dando la experiencia, y que además de preparación deben modular la voz para poder hablar a través de un micrófono.

Y para quienes a un futuro quieren ser locutores de radio, Jorge Enrique aconseja que se preparen mucho.

“El estar atrás de un micrófono se requiere de mucha responsabilidad, no cualquiera puede, si no tiene la responsabilidad, el respeto y la pasión por lo que van hacer, mejor que se dediquen a otra cosa”.

Dice que para comunicar y conducir en radio te tiene que gustar, “yo disfruto plenamente mi trabajo, se me va como agua el turno, y si tú disfrutas tu trabajo, lo haces con pasión, y realmente no es trabajo”.

El oriundo de El Mante Tamaulipas, está casado y tiene dos hijas, la mayor de ellas es la que tiene “la espinita” de seguir los pasos de su padre.

“A mi hija más grande le llama la atención seguir mis pasos, le digo que yo la apoyo, pero al final de cuentas ahorita está en la edad de escoger, pero me ha dado a entender que le gusta el micrófono”, enfatiza.

Dice que de su familia es el único que se ha dedicado a la comunicación.

Comenta que a través del medio y el ámbito musical en el que se desenvuelve, ha conocido muchos artistas y agrupaciones en festivales que ha organizado la ORT.

Jorge conduce los programas de radio a través de la estación 97.5, en las mañanas de ocho a diez y por el turno de la tarde en La Cotorra de cuatro a seis.

“Son estaciones gruperas, pero me gusta mucho, además de complacer a las personas con una canción también nos damos el espacio para platicar con ellos y escucharlos”.

La facilidad de palabra, tener paciencia, humildad y carisma, son los principales requisitos para poder interactuar y que les guste tu trabajo a los radioescuchas.

Dice que debes ser amable y respetuoso con las personas, ya que ellos son el pilar fundamental en este medio de comunicación y entretenimiento, a ellos son los que les debe de gustar el trabajo que hace.

Entre su plática, Jorge nos menciona que la radio ha ido evolucionando, que cuando empezó a trabajar utilizaba los discos de vinilo, y aunque a veces se rayaban algunos discos, no se podía hacer nada.

Después del disco de vinilo se utilizaban los CD’ s y ahora es la memoria USB.

La tecnología ha comprimido todo, “antes usabas un disco, un cartucho y todo era manual, todo ha ido evolucionando y han habido muchos cambios”.

“Pero a pesar de todos los cambios que vayan surgiendo con la tecnología, la radio va a seguir, la radio no muere”.

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