abril 20, 2024
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agosto 21, 2017 | 241 vistas

Shalma Castillo.-

Cd. Victoria, Tam.- Su trabajo lo desarrolla acompañado… ya sea por una cumbia o por un corrido de grupo norteño.

Las notas musicales desde temprana hora llenan el espacio en el pórtico de la Torre del Parque Bicentenario.

Es una expresión del subempleo, a donde muchas personas han tenido que recurrir obligados ante la falta de un trabajo formal.

Según estadísticas, en nuestro municipio el comercio informal se ha multiplicado en más de un cien por ciento en los últimos años, esto puede ser un claro ejemplo de ello, aunque en este caso es una situación de subempleo.

La labor que desempeña Tiodoro Rodríguez desde hace 18 años es un ejemplo de que, ante las adversidades laborales y económicas, la intención de superarse sigue venciendo a la pena y a la vergüenza.

Como lo dice la sentencia popular, “cualquier trabajo es digno, antes que robar”.

Por eso, cepillo en mano, grasa y crema, y la infaltable franela para sacar brillo, lo acompañan en su difícil tarea.

Hay que lustrar los zapatos de funcionarios de alto nivel de diferentes dependencias y de burócratas con quienes, incluso, comparte el lonche por las mañanas. La bocina y la memoria tampoco se cansan, todo lo hace al ritmo de la música.

 

INICIO DE JORNADA

Padre de cuatro hijos que se pone de pie todos los días a las cuatro de la mañana.

Tiodoro Rodríguez, oriundo de la Capital tamaulipeca, a los 15 años inició a trabajar en el oficio de bolero.

¿Por qué no otro oficio?… simplemente porque sacarle brillo a los zapatos a los demás es lo que más le gusta.

“Mi papá no es bolero, pero tiene un carretón en el cual vende frutas afuera del IMSS, él fue quien me enseñó a trabajar desde chico, porque soy hijo único”.

Su rutina diaria es levantarse a las cuatro de la mañana, se despide de su familia y agarra su material para trabajar (grasa, crema, cepillo, franela), se sube a su moto y a las seis y media está llegando a la Torre Bicentenario.

Ahí ya tiene instalado su carrito, el cual le fue obsequiado por las autoridades estatales, ya que antes trabajaba con un cajón de bolear.

Su jornada laboral no tiene hora de inicio, ya que es cuando llega su primer cliente, para estar concluyendo entre las tres y media o cuatro de la tarde.

Dice que en este edificio trabaja prácticamente desde que se inauguró, pero durante esos 18 años de labor también estuvo en la Torre de Cristal, “todo mis amigos se vinieron para acá, y pues yo también”.

 

ZAPATOS LIMPIOS DE FUNCIONARIOS

En estos 18 años que ha trabajado en otros lugares, como lo es la Torre de Cristal y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), sus clientes frecuentes del sexenio pasado fueron Homero de la Garza Tamez, quien fue el secretario de Sedesol, y Morelos Canseco Gómez, el ex secretario del Trabajo.

Actualmente, algunos de los funcionarios, como es el secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), Gilberto Estrella, el secretario de Desarrollo Económico, Carlos W. Talancón y el de Pesca, Raúl Ruiz Villegas, llegan al edificio gubernamental y antes de iniciar sus labores pasan a que les den una lustradita a sus zapatos.

 

SU PASIÓN POR HACER BRILLAR LOS ZAPATOS

“La verdad sí, me apasiona bolear zapatos, es algo que hago desde hace muchos años y siempre estoy alegre cuando lo hago”.

Los instrumentos y materiales que usa son los mismo desde que inició, “primero le pongo la crema, luego la grasa y le saco brillo, tiene su modo, no cualquiera puede dejarlo bien brilloso”.

Tiodoro se considera un profesional en la boleada, y dice que jamás ha manchado o echado a perder los zapatos de un cliente, ya que siempre quedan satisfechos con su trabajo.

Aunque sí le ha tocado clientes “espacialitos”… “me dicen que tenga cuidado con sus zapatos porque son caros, o son nuevos, pero yo soy profesional y lo hago con mucho cuidado”.

 

PASIÓN POR LA MÚSICA

“Siempre escucho música porque soy muy alegre, me gusta la música ranchera, cumbias y los clientes a veces me dicen que le suba a la bocina”.

Su compañera fiel, la bocina que incluye una memoria con un repertorio de una gran variedad de cumbias, nunca falta en su trabajo.

Y aunque en ocasiones se excede de volumen, le han llamado la atención y le piden que le baje.

“Tengo una bocina, le meto música a la memoria y la mayoría son cumbias, aquí a veces me regañan algunos me dicen que le baje, pero no la apago todo el día tengo música, otros me dicen que le suba y aquí he hecho muchos amigos”.

 

TIEMPO PARA TODO

En el desarrollo de su trabajo, atendiendo la limpieza de los zapatos de sus clientes, hay espacio y tiempo para todo.

Todos los días hace un paréntesis para compartir su almuerzo con trabajadores de ese centro de labores, incluso les ayuda a realizar algunas tareas.

Es común verlo con la escoba y el recogedor de basura, recogiendo las colillas de cigarros e incluso, hace algunos días apoyó a los trabajadores en retirar la hierba que se acumuló entre los adoquines.

Su disposición a apoyar en ese tipo de tareas es reconocida por quienes ahí trabajan, quienes diariamente sin tener que ir a lustrase los zapatos lo visitan para platicar un rato, leer el periódico o simplemente para fumarse un cigarro.

 

EL SUSTENTO DE SU FAMILIA

Tiodoro cobra cada boleada 25 pesos, y en los días que le va “bien”, dice que gana hasta 500 pesos.

Gracias a este oficio es que ha podido sacar adelante a sus cuatro hijos y a su esposa.

Aunque dice que de un tiempo para acá, para poder obtener otra entrada de dinero, tuvo que aprender a reparar celulares.

“Cuando llego a mi casa, saco todas las cosas para arreglar aparatos celulares, ahí obtengo otro dinerito”.

Al llegar cada fin de semana, se va con su esposa al tianguis de “La Paz”, ahí vende cargadores, celulares que arregló u ofrece su servicio de reparación.

Dice que todo trabajo es bueno, mientras se haga de manera honrada y con el fin de poder mantener a la familia.

 

 

 

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