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septiembre 6, 2017 | 135 vistas

HOUSTON, Texas, septiembre 5 (AP)

Los automovilistas bajaban los vidrios de sus vehículos en la playa de estacionamiento de un negocio de artículos para la construcción de Home Depot y ofrecían pagar en efectivo, pero se topaban con que la mayoría de los jornaleros que paran allí ya habían sido contratados para sacar alfombras mojadas, sillones arruinados y limpiar paredes llenas de moho.

Y los que quedaban, no estaban dispuestos a regalarse.

El dueño de una concesionaria de autos sacudió la cabeza y se fue después de que nadie aceptó trabajar por diez dólares la hora. Un hombre en una pickup que ofreció 50 dólares por dos horas de trabajo sacando alfombras y moviendo muebles también se fue con las manos vacías. Le dijeron que no valía la pena trabajar solo dos horas por ese dinero.

Hay mucha demanda de jornaleros –muchos de ellos inmigrantes y buena parte de ellos sin permiso de residencia– para que ayuden a limpiar los escombros y despejar el camino para plomeros, electricistas, albañiles y carpinteros. Los empleadores son generalmente contratistas pequeños o propietarios de viviendas que no son controlados por las autoridades y que con frecuencia no les pagan a los peones o los hacen trabajar en condiciones peligrosas.

Los jornaleros de Houston generalmente están pidiendo entre 120 y 150 dólares diarios para limpiar escombros en las casas durante ocho horas. Hacia el mediodía del viernes, tres jornaleros que todavía no habían sido contratados aceptaron un trabajo de cien dólares por hasta cinco horas para no quedarse sin paga. Los alentó el hecho de que el contratista ponía las herramientas, les dio botellas de agua y dejó latente la posibilidad de darles más trabajo limpiando otras viviendas en el futuro.

“Vamos a estar ocupados el resto del año”, señaló el contratista, Nicolás García, un mexicano naturalizado que tiene su propio negocio desde hace 15 años. “Ahora que sucedió este desastre, tenemos que trabajar duro”.

García, quien tiene 55 años, trabaja unos 36 kilómetros (20 millas) al sudeste del centro de Houston, en la zona de Southbelt/Ellington, un barrio de clase media cuyas calles están repletas de restaurantes de comida rápida, pequeños centros comerciales e iglesias. Hubo más de un metro y medio (cinco pies) de agua en algunas calles el 27 de agosto, obligando a muchas familias con niños a evacuar sus viviendas en los botes de sus vecinos o en piscinas de juguete inflables.

El contratista llevó a varios trabajadores a una casa de cuatro habitaciones que estaba en mejor estado que las otras. Sharon Eldridge, una inquilina de 63 años que vive sola, se encontró con 30 centímetros (un pie) de agua cuando se bajó de la cama ese domingo. Sus muebles y su ropa estaban arruinados, pero no tuvo que dejar su casa.

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