Redacción.-
El día de ayer, una revista de circulación nacional informó que el actor Rafael Inclán había sido privado de su libertad al terminar las grabaciones de la telenovela Mi marido tiene familia en Oaxaca. Por ello, el actor decidió dar su versión de los hechos en el programa “Hoy”, donde señaló que se trató de un secuestro virtual.
“El secuestro existió, nadie me lastimó de ninguna manera, fue virtual”, señaló Inclán durante la entrevista.
“Es muy fácil y lo hacen igual en todos lados, te empiezan a hablar, se apoderan de tu celular y te meten en la paranoia, yo les contesté pero tranquilo, ya cuando sales de ahí y te llevan a una casa de seguridad, que es el hotel donde me localizaron, ya te dicen esto es negocio, ¿cómo le hacemos?, ¿pues cuánto es por salir?, y ahí te arreglas”, agregó.
Sobre el pago de su rescate el histrión detalló que le pidieron un millón y medio de pesos y fue su hijo el que se encargó de realizar los depósitos.
“Mi hijo es el que me preocupaba a mí porque lo trajeron depositando diez (mil), 15 (mil), y yo oyendo que lo apuraban”.
El primer actor agradeció al grupo antisecuestros de Oaxaca ya que “está preparadísimo” y gracias a ello obtuvo su libertad. “Dieron con el teléfono, dieron con el hotel y dieron conmigo”.
“A la mera hora estos cuates ni existían, quiero decir no estaban físicamente y pues era a través de un teléfono”, añadió por su parte Juan Osorio, productor de la telenovela.
Además mencionó que Inclán requirió apoyo psicológico porque se encontraba en estado de shock, después del difícil suceso. “Hubo un psicólogo especialista con esos casos que estuvo platicando con él, lo fue tranquilizando, porque él estaba en shock todo el tiempo, decía que lo estaban vigilando, que no podía hablar, todo lo escribía, a ese nivel lo tenían”.
Finalmente el productor de Mi marido tiene familia recomendó al público no contestar llamadas de números desconocidos para evitar ser víctima de este tipo de extorsiones.
El gobierno de la Ciudad de México describe el secuestro virtual como “una nueva modalidad de extorsión telefónica”, que se ha convertido en un delito recurrente debido a que implica menor riesgo a los delincuentes de ser identificados o detenidos al no tener contacto directo con sus víctimas.
“Para su comisión, los delincuentes logran que la supuesta víctima salga de su domicilio a través del engaño telefónico pues, haciéndose pasar por integrantes de algún grupo delictivo, amenazan con dañar a algún familiar si no se siguen sus instrucciones”.
