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octubre 31, 2017 | 16620 vistas

José Gregorio Aguilar.-

Cd. Victoria, Tam.- En Victoria se guardan historias aterradoras que infinidad de personas dicen haber sido testigo de sucesos extraños e inexplicables; sin embargo, para muchos su relato es producto de la imaginación y para otros una simple leyenda urbana que se teje generación tras generación.

La gente cuenta que los fantasmas se han apropiado de calles, de hospitales, de edificios públicos, otros más han hecho del panteón su lugar predilecto, pero en cualquiera que sea el caso, estas aterradoras historias paran los pelos de punta a más de uno.

Una de las leyendas más recientes de esta Ciudad es la de la maestra que se aparecía a los taxistas. La trágica muerte de la profesionista que falleció atropellada debajo de lo que hoy conocemos como la joroba vial es una historia escalofriante de la que mucho se ha contado, aún en estos días, donde sobra la incredulidad por los fenómenos paranormales.

Justo en ese lugar se colocó una pequeña cruz que provoca escalofríos y una sensación inexplicable que pudiera ser producto de la superstición o de la imaginación, pero lo cierto es que esas emociones han llegado a sacudir a las personas que a altas horas de la noche han pasado cerca de esa cruz, que fue puesta en ese sitio porque se afirma ahí muy cerca murió la maestra.

 

LA HISTORIA DE LA MAESTRA

Cuenta la leyenda que en la década de los 90 un joven ruletero circulaba por bulevar López Mateos cuando a la altura de donde hoy es la joroba vial, sobre las vías del ferrocarril, una mujer pidió la parada. De inmediato el taxista detuvo su marcha y la maestra abordó la unidad. La pasajera casi no habló, solo se limitó a indicarle al conductor donde bajarse. Nadie cuenta dónde es exactamente la dirección, pero se afirma que es unas cuantas cuadras adelante del Tecnológico.

El taxista confiado esperó pacientemente que la mujer pagara el servicio, así que se puso a leer un periódico para pasar el tiempo, pero transcurrieron más de 15 minutos y la desesperación lo obligó a bajarse para investigar por qué se tardaba esa mujer. Al tocar la puerta lo recibe un señor de edad y el ruletero, al preguntar por la pasajera, dice no conocerla, que ahí no vive.

Pero el conductor insiste y describe a la mujer tanto en su aspecto físico como en la indumentaria. La descripción deja helado al dueño de la vivienda, quien con su mano alcanza una fotografía y la muestra al extrañado taxista, quien al ver la imagen reafirma que es la misma que él trasladó en su unidad y que entró a esa casa. Pero el dueño de la vivienda responde solemnemente: “No puede ser, ella es mi hija, era maestra, pero murió hace dos años”.

Se cuenta que el taxista empezó a sufrir trastornos mentales por varias semanas hasta que finalmente la muerte se apiadó de él y se lo llevó a la eternidad.

Dicen que esta experiencia la han vivido otros ruleteros que también tuvieron afectaciones mentales, aunque se desconoce su desenlace.  La historia se hizo popular a tal grado que actualmente ningún taxista que circule por ese lugar después de la media noche se atreve a subir a cualquier mujer que pida la parada, pensando que es el fantasma  de la maestra.

 

EL FANTASMA DEL PANTEÓN

Al interior del panteón del Cero Morelos uno de los trabajadores, Luis Reyes, ofrece sus servicios de limpieza  y mantenimiento de tumbas. De aspecto rural, el señor Reyes se distingue por su peculiar forma de caminar ya que parece cojear y ese defecto es muy evidente cuando camina aprisa.

Cierto día este señor entabló una amena y entretenida charla sobre los muertos con uno de los visitantes al panteón, Leo. La conversación giraba en torno a si realmente habría que temerle a los difuntos y si estos podían regresar del otro mundo y aparecerse a los vivos. “Yo a los que temo es a los vivos, a ellos es a quien debe uno temerle, porque la perversidad es parte del ser humano, en cambio los muertos, muertos están y no creo que puedan hacer daño”, argumentaba el señor Luis.

Así concluyó esa estremecedora plática y Leo se dispuso a abandonar el cementerio sin haberle pagado por la limpieza de la cripta. Empezó a caminar por el pasillo central y antes de llegar a la puerta principal se dio media vuelta, pues recordó que no le pagó al señor con quien minutos antes había charlado animosamente, pero ya no lo encontró.

Poco después, cuando recorre el cementerio buscándolo, se encuentra a dos empleados a quienes interroga sobre el señor Luis Reyes; después de describirlo, y hacer énfasis en la forma de caminar de este trabajador, sumamente sorprendidos los hombres reaccionan con evidente nerviosismo y asombro; “ese hombre no es compañero nuestro. Sabemos que venía a ofrecer sus servicios al panteón hace algunos años, pero Luis Reyes murió asesinado; no existe, pero así como a Usted, a varias personas se les ha aparecido”, narraron.

 

EL DIABLO EN CHAPARRAL

Otro de los macabros relatos que según la leyenda popular causó gran conmoción entre los habitantes de la Capital del estado es la historia de la mujer que bailó con el diablo en la conocida y popular discoteca Chaparral, también a mediados de los años 90, cuando este centro de espectáculos atravesaba su mejor momento.

El lugar, lleno de gente, se sacudía por el ritmo y los pasos de cientos de jóvenes que en un ambiente por demás festivo disfrutaban de una velada que ya era común en las noches de fin de semana de Victoria.

Pero cierto día una chica se encontraba en el interior; la describen como una jovencita bella y simpática, a la que aún nadie había invitado a bailar cuando en ese momento ingresa a la discoteca un apuesto joven que llamó la atención de todos los que lo vieron entrar, el cual se dirigió de inmediato hacia la chica a la que invitó a bailar.

De inmediato, la feliz mujer se dejó envolver por el irresistible varón y muy pronto la pareja se convirtió en el centro de atención fusionándose al ritmo de la música. De pronto, la sorprendida y atemorizada chica descubrió unas largas pezuñas que salían de los zapatos del atractivo joven y sintió en su cintura como unas garras que la apretaban, además de un extraño olor que empezó a respirar tras lo cual cayó desmayada. Todo este episodio transcurrió cuando la primera pieza musical aún no concluía.

José Luis Mata, ahora padre de familia, en aquella época era un estudiante amante de asistir a esa popular disco. Comenta que él estuvo ahí cuando ocurrió ese suceso, aunque aclara que él no vio al ser maligno, pero sí fue testigo del alboroto que se armó cuando supuestamente se apareció en medio de la pista.

Relata que empezaron los gritos y entre la música y el ajetreo cundió el temor pues según entre la multitud salió humo al parecer, expedido por el que hasta entonces era un encantador bailador, quien corrió alejándose de la pista y según esta inquietante leyenda fue seguido por algunos de los jóvenes y personal de seguridad, sin éxito.

José Luis refiere que uno de los asistentes, que se encontraba en el exterior de la discoteca pudo ver que el demonio se desvanecía en la oscuridad, unos metros más adelante, sin que se volviera a repetir este insólito hecho; “él contó que sí vio ese ente, quedó helado, sorprendido porque desapareció como humo”.

Ahora lo que fue la célebre y aclamada discoteca, dicen los vecinos, encierra un gran misterio y se ha convertido, al parecer, en refugio de espectros y entidades paranormales que pueblan este inmueble.

 

LA NIÑA DE LA CASA DEL ARTE

Pero en Ciudad Victoria hay leyendas más antiguas, como la de la niña que se aparece en los pasillos de la  Casa del Arte. El hecho  ocurrió antes de la década de 1940, según cuenta el cronista Francisco Ramos Aguirre.

“Es una tragedia que se da ahí, una niña que es asesinada en la década de los 40; se llamaba Donny Durán, de diez años; resulta que desapareció de su casa cuando salió a comprar dulces por ahí cerca y nunca la volvieron a ver, a pesar de que se investigó nunca se dio con su paradero”.

En aquel tiempo eran muy populares las historias de los robachicos y de los gitanos que recorrían colonias en sus caravanas para adivinar la suerte de la persona y proyectaban películas, por lo que se corrió el rumor de que la pequeña fue raptada por esos extranjeros.

Pero fue por el año de 1970 cuando la Casa del Arte fue remodelada que se descubrió el paradero de la hasta entonces desaparecida  niña. El macabro hallazgo ocurrió en el sótano del edificio de ladrillos rojos.

“Resulta que pasaron 30 años cuando poca gente recordaba este hecho, ya la familia se había ido de la ciudad y empezaron a hacer  remodelaciones en el sótano de la Casa del Arte, lo que antes era el Instituto Científico y Literario o Normal de Tamaulipas, y ahí los trabajadores en el sótano encuentran un cadáver que después se supo era la niña asesinada”, señala el cronista.

Pero ese fue el origen de la leyenda en la Casa del Arte, donde todavía en nuestros días se dice que el alma en pena de esa infante se aparece por los pasillos.

 

EL FANTASMA DE LAS VÍAS

Otras leyendas locales que se cuenta entre las familias que viven cerca de las vías del ferrocarril, en la que a varias personas un sudor frío les recorrió su cuerpo cuando recordaban que a altas horas de la noche, por alguna razón, tuvieron necesidad de caminar por los rieles. Era el tiempo en que en la Ciudad no había mayores peligros y la inseguridad se limitaba a algunos grupos de pandilleros que se apoderaban de algunas colonias para asaltar a los ciudadanos.

Según testimonios de algunos vecinos de la colonia Lázaro Cárdenas y del sector que se ubica entre el crucero, a la altura de la Calzada de Tamatán y hasta Berriozábal, paralelo a las vías del ferrocarril, ocurría este  este fenómeno inexplicable. Nunca nadie vio nada, ni una silueta siquiera, pero lo cierto es que cuando pasaban por los rieles, ya después de la media noche, atrás del caminante se arrastraban unas cadenas que hacían estremecer a quien escuchaba ese ruido, era como si un ser desconocido e invisible caminara arrastrando cadenas detrás de la gente.

Esa historia se comentó mucho en la década de los 80, aunque últimamente esta leyenda se ha ido perdiendo o, bien, se han añadido algunos elementos que modifican la historia, por ejemplo, que de manera inesperada se aparece un viejito que camina a lado de la o las personas que en la madrugada tenían que caminar por los rieles del ferrocarril.

Así, nuestra Ciudad Victoria no está exenta de leyendas urbanas de lo paranomal, las cuales tomar un nuevo auge por estas fechas, cuando se celebra en Estados Unidos y gran parte de la frontera norte el llamado Halloween o Noche de Brujas, así como el Día de Muertos el próximo dos de noviembre.

 

 

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