abril 25, 2024
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noviembre 19, 2017 | 280 vistas

Shalma Castillo.-

Ahí, en el corazón de la Europa Central, incansable como desde el primer día, hacen falta horas para dedicarlas al voluntariado.

Tamaulipeca en el mundo cuyo interminable trajinar ha dirigido sus pasos para pasar por Cuba, Colombia, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania, Austria, República Checa, Suiza, Italia, Polonia, Eslovenia, España, Serbia y Eslovaquia.

Su recorrido por el mundo no solo la ha llevado a lugares hermosos y paradisíacos, también ha estado en lugares de triste historia.

Como en Polonia, cuando frente a sus ojos se pinta la presencia de Auschwitz, llamada en un tiempo la fábrica del terror, un campo de exterminio de la Alemania Nazi. Algo que ella define como una experiencia súper horrorosa.

Kenia Mallely Banda Pérez trabaja ahora en Eslovaquia o República Eslovaca, un país soberano miembro de la Unión Europea. Situado en Europa Central, que limita al norte con Polonia, al este con Ucrania, al sur con Hungría, al oeste con Austria y al noroeste con República Checa.

Licenciada en Administración con Maestría en Dirección Empresarial con Énfasis en Fianzas es voluntaria de la Organización Vimex y se desempeña como maestra.

Actualmente imparte clases de inglés a grupos de niños de seis y siete años y de diez a 12, y también da cátedra del idioma español a jóvenes de 17 años y personas adultas.

Además, va tres días a la semana a diferentes escuelas primarias a enseñar inglés, pero con actividades y juegos para que los niños se motiven a hablar.

“Aquí es un país muy diferente, los niños son muy tímidos y viven a la antigua, todo lo contrario a los mexicanos, y es por eso que con nosotros se emocionan mucho y conviven más”.

Dice que en su estancia aprende algo nuevo todos los días, “no es como que solamente yo venga a dar clases, también estoy aprendiendo mucho de los niños”.

“Cuando llego acá me toca el grupo de los niños más chiquitos que no hablaban nada inglés, y hace días uno empieza a platicarme que estaba triste porque su papá está viajando, otra que estaba feliz por el nacimiento de su hermanito, cosas que poco a poco ellos van hablando y a mí me hace súper feliz”.

Aparte de idiomas también enseña la cultura mexicana, recientemente les platica del Día de Muertos… “Algo que me da emoción es que les puedo enseñar de las tradiciones de México, porque también venimos a compartir la cultura de nuestro país”.

“Y ellos se emocionan mucho, aparte en México tenemos todo colorido y acá es diferente y les llama mucho la atención. El voluntariado al fin es eso, tú das tu tiempo y algo de ti, pero también recibes mucho”…

 

SACRIFICIOS QUE VALEN LA PENA

“En Victoria yo tengo todo, mi papá me lleva afuera de mi oficina y me recoge ahí mismo… hace días que voy a la escuela y que tomo un camión equivocado, todo por subirme un minuto antes, lo debo tomar a las 7:56 y que me subo al de las 7:55 porque aquí (Eslovaquia) son súper puntuales, y pues tuve que caminar muchos kilómetros en el frío”.

Kenia dice que es difícil, porque está acostumbrada a tener un pago fijo y vivir con todas las comodidades en su casa y nunca tuvo problema de nada…

De repente llega al país europeo y no entiende el idioma, porque no se parece a ninguno, y todo es diferente; desde la hora en que comen, lo que comen y la cultura; “los primeros días me moría de hambre y batallaba para comprar y entender las cosas, porque la gente aquí es muy amable, pero no tienen la forma de ayudarte porque no te entienden”.

El proceso de la visa es difícil, porque no hay mexicanos que se vayan a Eslovaquia y no hay información sobre lo que tienes qué hacer.

Pero el voluntariado te sirve para ver lo que tú tienes y no tienes en tu país, para valorarlo, lo que puedes aportar en la vida de otras personas y lo que ellas puedan aportar en la tuya.

Además conoces a personas de todo el mundo y aprendes mucho de ellos, desde palabras básicas en su idioma y de la cultura de su país.

También te enseña a reforzar valores y practicarlos; “aquí aprendo a ser muy tolerante, porque para mí es difícil estudiar con ruido y mi roomie es argentina y todo el día tiene música, pero tengo que ser tolerante, las europeas tienen costumbres diferentes, pero no es que ellas estén mal o yo lo esté, es que somos de cultura diferente”.

Dice que todo lo que recibe en esta experiencia, son cosas positivas que la enseñan a ser mejor persona cada día, valorar todo lo que tiene y ver la vida desde otra perspectiva y lo más gratificante que pueda recibir es el afecto de sus alumnitos.

Por ejemplo, en la escuela los niños te ven como súper héroe, su máximo, “todos los días que ya me voy, me abrazan, la gente acá es súper buena, te hacen sentir como en casa, son muy buenos, a diferencia de todo lo que yo había leído de Eslovaquia, que eran muy cerrados y fríos, y no es cierto”.

 

VIDA SERVICIAL Y HUMANITARIA

La idea de servir a personas en otro país, nace desde el deseo de querer viajar y recorrer el mundo.

“Una porque quiero viajar, y esta es la forma de viajar, y otra porque siempre participo en voluntariados”.

En Ciudad Victoria empieza en el 2010 en un grupo que se llama Movimiento de Jornada de Vida Cristiana, donde asiste a hospitales, asilos, a la casa hogar, escuelas, colonias y al basurero, a donde llevan actividades para convivir con ellos.

Después en el 2015 entra como voluntaria a Cachito de Luz AC, que ayuda a mujeres con cáncer.

“Un día en Facebook veo una publicación de una voluntaria que escribe que una niña paciente cumple años y que si alguien la podía festejar…

En eso le digo a un grupo de amigos y que vamos a comprar un pastel, peluche y un globo, y celebramos el cumpleaños con ella y así nos quedamos en la Asociación…

La actividad principal en la que participo es recolectar las tapas de plástico y se me hace muy padre, porque al principio yo le ponía gorro a todos para que las juntaran y me las dieran y después todos me las llevan ya por costumbre en el estadio, la oficina, en mi casa, y se hizo cultura, aparte ayudamos al medio ambiente”…

En el 2016 junto con la Organización Voluntariados México participa en el voluntariado durante la visita del Papa Francisco en la Ciudad de México.

En verano del 2017 asiste dos semanas a Austria a un proyecto que se llama Keric, tiempo en el que vive con personas de diferentes nacionalidades de Eslovaquia, Italia, Honduras, Guatemala, Argentina, Austria y había otros tres participantes que son de Irak, Somalia y Siria.

“Es una de las experiencias algo fuertes, porque ellos (los compañeros de Irak, Somalia y Siria) nos cuentan cómo fue su trayecto desde sus lugares de origen hasta Austria, que es el país que les da refugio en Europa…

Las historias de vida y lo que han pasado en estos años de guerra en sus países son bastantes fuertes e impresionantes y te hace pensar en todas las cosas buenas que nosotros tenemos y realmente valorarlo, hice muy buenos amigos que podría considerar hermanos, planeamos vernos en este diciembre”.

 

EL DESTINO ERA ESLOVAQUIA

“Antes de venirme a Eslovaquia también busco un voluntariado en África, pero su duración es de dos meses, ya después decido que de un año, aunque las tres opciones de un año son Italia, Austria y Eslovaquia, pero Italia es trabajo de oficina, Austria cultural y Eslovaquia con niños, y yo quiero trabajar con niños”.

Aunque es un país del cual antes no sabía nada, aun así lo elige para ser su hogar por un año.

“En una página en Facebook vi la convocatoria y que mando mis datos, un ensayo de por qué quería ser parte del proyecto, me hablaron y tuve un par de entrevistas en inglés con las personas de la organización y al final me avisaron que sí había quedado”.

De todos los participantes mexicanos, solamente fueron seleccionados tres, uno para Austria, Italia y Eslovaquia

 

LA FAMILIA

“Lo que más extraño de México es mi familia, nosotros somos cinco, mi papá, mi mamá, mis dos hermanos y yo, somos muy unidos y siempre nos apoyamos en todo…

Mi papá se emocionaba más, mi mamá es la de “hija, la visa, las maletas, el permiso” y mis dos hermanos me ayudaron mucho para los trámites y uno vendrá en diciembre a visitarme”.

 

PROYECTOS

Primeramente Kenia espera hasta septiembre del 2018 para cumplir con el compromiso del voluntariado, y si existe la posibilidad que le guste y se acostumbre a la vida europea, buscará algo parecido para enseñar idiomas.

“Ahorita estoy tomando clases de eslovaco y alemán, pero vivo con una argentina, una italiana, una francesa y otra austriaca, la italiana no habla muy bien inglés y así que habla mucho en italiano y yo lo estoy aprendiendo sin darme cuenta”.

Aunque al principio piensa que para qué hablar eslovaco, si solo hay cinco millones de personas en el país, y nada más ahí lo hablan, pero el eslovaco te sirve para entender el esloveno, croata, checo y el ruso un poco, es una plataforma para aprender otros idiomas.

 

EXPERIENCIAS

“Recientemente hago un viaje a Polonia y de ahí a Auschwitz, es una experiencia súper horrorosa, ni siquiera te puedes imaginar cuánta gente murió ahí, es algo que no debió haber pasado, pero es algo que tienes que ver porque realmente pasó y no podemos ignorar la historia y tampoco los problemas de los demás lugares y de nuestro propio país”

Cuenta que estando en ese viaje se quedó sin celular, y aunque en su presupuesto no contempla ese gasto, va a comprar otro, es algo difícil porque hasta el proceso de adquirir un aparato móvil es distinto allá.

Sin embargo, platica que en eso se le acerca una joven y le pregunta en español que si es americana… “es muy raro escuchar a alguien que hable español acá, pero la chava me dice ‘soy polaca, pero estuve viviendo en Paraguay y hablo español y tengo un grupo’…

Le dije que solamente estaba de fin de semana en Polonia, pero como quiera me da su tarjeta y me ayuda con el trámite del chip de teléfono, porque para mí era muy difícil… al ver la tarjeta veo que tiene escrito algo de Dios, y dije realmente Dios me la mandó porque yo estaba a punto de llorar”…

Kenia cuenta que uno de sus dones es perderse, pero cada perdida es una experiencia que le sirve para aprender algo nuevo.

“Siempre me ando perdiendo, porque acá son muy puntuales con autobuses, pero me ayuda para ser más responsable y mejor persona”.

Algo chistoso en su estancia allá, es que cuando llega compra para hacer palomitas caseras… “juraba que eran palomitas, pero eran chícharos, obviamente los quemé y la casa olía horrible, antes no se incendió”.

Los hobbies de Kenia son el basquetbol y correr, de hecho próximamente participará en el maratón de París.

Aunque dice que le cuesta mucho entrenar en Eslovaquia porque hace demasiado frío y es difícil que el cuerpo entre en calor… “le digo a mis alumnos que en México cuando estamos a menos cinco grados ya no vamos a la escuela y me dicen ‘quiero vivir en México’, porque acá estamos a menos 30 y nunca suspenden clases”.

 

JÓVENES CON ALMA VIAJERA, NO SE RINDAN

Primero que nada, un consejo que Kenia les comparte a todos los que sueñan con participar en un voluntariado o cualquier actividad en el extranjero, es que se preparen con más idiomas; “el inglés a mí me caía súper mal, pero ahorita es lo que me salva la vida, si alguien me hubiera dicho que iba andar acá viajando, le hubiera puesto más atención”.

“Estar viviendo en otro país te cambia completamente la perspectiva de ver la vida, “acá son open mind, te quitas prejuicios, puedo usar el mismo suéter y la gente jamás va a decir ‘mira esa trae el mismo suéter siempre’, puedes ir a la alberca y nadie se fija si estas gorda o flaca, tu puedes llegar y quedarte en traje de baño a gusto, yo salgo a correr y nadie me grita cosas en la calle, es muy seguro”.

“Solamente puedo decirles que no tengan miedo, el dinero se recupera, pero el tiempo no, tengo 25 años sin compromisos, puedo viajar y estudiar y mañana quién sabe”.

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