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diciembre 3, 2017 | 379 vistas

Mauricio Zapata.-

“Los hombres son del tamaño de sus ideas, no de los pueblos en donde nacen”. Así se define Randy Luis Guerrero Rodríguez, un tamaulipeco que triunfa en Cantón, China.

En aquel lejano país de Asia, Randy trabaja como maestro de inglés en una escuela del nivel básico de esa ciudad al sur de la República de China.

Es oriundo del ejido Emiliano Zapata del municipio de Llera, Tamaulipas, y otro talento de “Tamaulipecos en el Mundo”, pues está catalogado como uno de los mejores profesores de idiomas de esa ciudad.

Estudió Negocios Internacionales en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) y desde temprana edad quiso recorrer el planeta, no solo para conocer otras culturas, sino para enseñar lo que él sabe.

Y así lo ha hecho, porque ya ha trabajado en otras urbes del mundo, como en Barranquilla, Colombia, y en Houston, Texas, esta última ciudad que le sirvió para perfeccionar su inglés.

Pero todo no ha sido fácil.

No solamente ha sido maestro, sino que ha tocado puertas a través de diferentes oficios que aprendió desde niño en el ejido que lo vio nacer.

Dice sentirse orgulloso de ser tamaulipeco y ve a esta entidad como un tesoro, valor que le ha dado el estar lejos de su casa, de su familia y de sus costumbres, pero contento y satisfecho de sus logros como profesionista.

 

¿CÓMO LLEGÓ HASTA CHINA?

La diferencia de horario no fue obstáculo para la realización de la entrevista, vía correo electrónico, o bien, usando la tecnología que permite las redes sociales.

China es un país con algunas restricciones, sin embargo, esto le ha permitido a Randy establecer los mecanismos para poder estar comunicado con su familia.

“Llegué a Cantón, China, a través de una organización no gubernamental que se dedica a fomentar los intercambios profesionales y voluntariados en diferentes países del mundo”, escribe Randy cuando es de madrugada en este continente.

Y añade: Después de mi primera experiencia en Colombia busqué la oportunidad en China, ya que es una de las culturas que más admiro, y pues se dio la oportunidad.

–¿Cómo fue que llegaste a trabajar en tu actual empleo?, se le pregunta.

“Después de terminar con mi período de intercambio profesional mis jefes me ofrecieron la oportunidad de quedarme de planta en el trabajo, gracias a la aceptación del personal docente, padres de familia y, sobre todo, los alumnos”.

Y es que Randy ha usado métodos prácticos para dar la clase de inglés en un país que ha ido creciendo y que ve en ese idioma una oportunidad para seguir fortaleciéndose.

“La gente me trata bien, le gusta mi forma de dar clases, les gustan los métodos y estrategias que he enseñado, además de que los niños en este país son muy disciplinados y eso te da la oportunidad de poder hacer tu trabajo bien”.

 

LOS OBSTÁCULOS

Randy domina el inglés pero el mandarín no, así que ese ha sido el principal obstáculo que ha tenido en un país con idiosincrasia, costumbres y esquemas tan diferentes a los que se tienen en América.

–¿Cómo ha sido el trato de la población de China contigo?

“La verdad, gracias a Dios, muy bien. La gente me ha tratado muy bien, especialmente cuando me preguntan y les digo que soy maestro”, señala.

Describe que al principio, sobre todo, tenía dificultades con las barreras del idioma; todos se ofrecían desinteresadamente a ayudarlo en lo que pudieran.

“Y es así como he salido adelante y he tratado de ser un mejor profesionista”.

–¿Cuál ha sido la mayor dificultad en un país tan lejano?

“Sin lugar a dudas, el idioma. Es una barrera enorme, bueno, lo fue en un principio porque ahora ya puedo comunicarme y entenderlo en un nivel muy básico”.

Y remata: “El mandarín es un idioma muy difícil”.

Randy Guerrero se levanta todos los días temprano, hace ejercicio, desayuna y se va a su trabajo.

Cantón es una de las principales ciudades de China, de hecho es una de las modernas de ese país, tan solo esa localidad tiene más de tres millones de habitantes, casi la misma cantidad que todo el estado de Tamaulipas.

Por ello, el que Randy esté catalogado como uno de los mejores maestros de inglés en esa ciudad lo hace un tamaulipeco destacado, además de que pone en alto el nombre de su estado natal.

–¿Qué se siente estar tan lejos?

“Claro que se echa de menos a mi tierra, pero gracias a que estoy acá he podido aprender muchas cosas nuevas y, sobre todo, la experiencia en lo profesional, personal y hasta espiritual. Todo eso ha sido buena recompensa. Aparte, hoy en día gracias a la tecnología y las redes sociales, la distancia no se siente mucho, siempre estoy en constante comunicación con familia y amigos.

 

TAMAULIPAS EN CHINO

Randy Guerrero reitera su orgullo de ser tamaulipeco y asegura que siempre el estar lejos de la tierra que lo vio nacer, hace que se valore más su origen.

–¿Cómo representar a Tamaulipas en un país tan lejano geográficamente y en idiosincrasia?

“Siempre hablo de mi estado y sus tradiciones y costumbres con los demás, ubicándolo y posicionándolo, geográfica y culturalmente en el mundo”.

–¿Quién ha sido tu guía?

Gracias al apoyo incondicional de mi familia, en especial de mi señora madre, es que he logrado estas metas, así que creo que quien me ha guiado ha sido ella. Desde muy pequeño mi mamá me llevaba a otros lugares, a viajar, visitar familiares sobre todo en México y Estados Unidos, y eso yo creo que fue mi inspiración para aventurarme a viajar y buscar otras oportunidades en el extranjero”.

Pero siempre hay cosas que se extrañan, sobre todo en un país en donde, por ejemplo, la comida y la disciplina rutinaria es muy distinta a la que está acostumbrado.

–¿Qué es lo que más extrañas de Tamaulipas?

“Todo: la familia, las amistades, la comida, los lugares como los ríos y las montañas. Cuando estaba en Victoria era maestro rural en Llera de Canales, extraño mucho los paisajes de la carretera”.

 

LOS VIAJES, LA FAMILIA Y LA SEGURIDAD

Sin embargo, el trabajo de Randy le permite viajar una vez al año y lo aprovecha para venir a ver a su familia, para bañarse en las aguas del Guayalejo, comer gorditas, tortillas de harina, machacado, tomar un tequila y ser apapachado por familia y amigos.

–¿Cada cuánto vienes a Tamaulipas?

“Una vez al año. Afortunadamente tengo esa oportunidad y la aprovecho”.

–¿Qué tan orgulloso te sientes de ser tamaulipeco?

“Mucho, nuestro estado no solo es rico en recursos naturales, es también rico en historia y cultura, pero creo que la riqueza más grande que tenemos es nuestra gente, somos más los buenos y sé que la situación por la que estamos atravesando actualmente acabará pronto”.

Randy termina de escribir el último correo para esta entrevista. Cierra la sesión de su computadora y apaga el ordenador. Se acuesta a dormir mientras que en Tamaulipas ya es de día.

Pero antes mandó un mensaje a sus paisanos.

“Hacer el bien sin mirar a quien. Si queremos cambiar, el cambio empieza por nosotros mismos, para poner el nombre de Tamaulipas y de México en lo más alto. Hay una frase de Ignacio Allende que en lo personal me gusta mucho y se las repetía a mis alumnos de Llera y de Colombia: ‘Los hombres son del tamaño de sus ideas, no de los pueblos en donde nacen’”.

 

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