abril 20, 2024
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‘Plantó’ semilla de Correcaminos

enero 7, 2018 | 943 vistas

Rubén Jasso.-

Hombre de amplia trayectoria en el balompié como jugador, entrenador, formador de talentos, dirigente y hasta árbitro, José Eleuterio Mansur Guevara ha sembrado a lo largo de su vida muchas semillas que al paso de los años han germinado para multiplicarse y formar un sendero por donde muchos deportistas, futbolistas en su mayoría, han caminado para convertirse en atletas exitosos, pero sobre todo, en personas de bien para la sociedad.

Al escuchar su nombre, la mente lo relaciona de inmediato con el equipo Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, pues fue ahí, donde construyó sólidos pilares para que un día el futbol profesional llegara a Victoria, teniendo el tino de elegir a muchos jugadores que después se convirtieron en auténticos ídolos de la Ciudad al ser verdaderamente gente del pueblo.

Su historia dentro del futbol universitario se remonta a la década de los 70’s, cuando entrenaba en 1978 a un equipo plagado de jóvenes entusiastas que participaban en un torneo a nivel estatal, pues “lo fuerte” en aquel entonces dentro del Alma Mater respecto a disciplinas deportivas, era el futbol americano.

“Era el que más apoyaban y en aquel tiempo solo jugábamos eventos estatales contra el Centro Universitario Tampico Madero y contra la zona norte, pero hasta ahí era la competencia, prácticamente muy floja”, dice al iniciar una charla con este medio.

 

JÓVENES TALENTOSOS

Pero la inquietud de aquellos jóvenes por competir a un nivel más alto, lo llevó a gestionar ante las autoridades de la Universidad el apoyo para ese equipo de muchachos que deseaban competencias más largas, recibiendo una respuesta positiva a su petición.

“Logramos meterlo primero a la Liga Regional de las Huastecas, la que se juega en el sur de Tamaulipas y en el norte de Veracruz, era una liga semi profesional y había equipos de Tempoal, del Higo, Tantoyuca, Naranjos, Mata Redonda y participamos ahí un año, resultamos subcampeones y ya fue una competencia de mayor tiempo, pues duramos más de seis meses”, recuerda.

Afortunadamente, el buen futbol que desplegaban les permitía aspirar a otros planos, incursionando entonces en el Circuito Superior Universitario en 1979, competencia donde se enfrentaban a rivales de mayor peso, como las Universidades de San Luis Potosí, Coahuila, Chihuahua, Correcaminos de la zona sur, Monterrey y Tigres, entre otros.

“Ahí participamos un año y perdimos la final precisamente con la Universidad Autónoma de Chihuahua y eso trajo como preámbulo pensar que a lo mejor los muchachos tenían nivel para jugar en profesional y les hicimos la petición a las autoridades de la Universidad y nos dieron el visto bueno para inscribirlo en Tercera División en la Temporada 80-81”, señala.

 

LLEGAN AL PROFESIONALISMO

Ya con el aval de la máxima casa de estudios, José Mansur Guevara se dio a la tarea de conformar un grupo de jóvenes que reunieran el perfil para jugar en un equipo profesional, descubriendo un gran semillero de futbolistas que con el paso del tiempo se quedarían en la historia del balompié de nuestra Ciudad.

“Nos basamos primero en los jóvenes locales, universitarios, empezamos con Enrique Castañeda ‘El Muerto’, ‘Beto’ Moreno, ‘La Muga’ Maldonado, Raúl ‘La Mula’ Marroquín, ‘El Chivo’ Gil, ‘El Ocho’ Ríos, ‘El Chango’ Romero, Armando García Galán, Roberto Filizola… y con ellos iniciamos en la Tercera División y yo creí prudente traer un entrenador de mayor experiencia en el profesionalismo porque yo había trabajado a nivel amateur, nunca en el profesional, me autorizaron y trajimos a Guillermo Araya, un chileno”, explica.

Como si fuera ayer, José Mansur recuerda el debut de Correcaminos en el futbol profesional, “Nuestro primer partido fue el 24 de agosto de 1980 contra Orizaba, Veracruz, aquí en el Estadio Universitario con 58 aficionados de boleto pagado”, dice, y explica que las cosas no se dieron como se esperaban, dándose entonces un intempestivo giro en el timón.

“Después de tres partidos, los tres los perdió y me dijeron las autoridades ‘hay que cambiar de técnico, hazte cargo tú pues eres el que conoce a los muchachos’, pero a mí se me hacía feo darlo de baja, (pues) yo lo traje, pero había que hacerlo, fui y le comunique y él entendió muy bien, pues así es esto y entonces agarramos al equipo en esa temporada y afortunadamente durante 30 partidos estuvimos invictos, no perdimos desde que yo lo agarré hasta después de 30 partidos”, destaca.

Esa racha ganadora comenzó a llamar la atención de los aficionados, quienes empezaban a poblar el Estadio Universitario y aunque fueron eliminados en la liguilla, se sentaron las bases para armar un conjunto reforzado con elementos foráneos que pudieran llegar más lejos en la siguiente temporada.

“Entonces ya empezamos a traer jugadores sobre todo de Tampico, incorporamos a varios, al ‘Pollo’ Castañón, ‘La Calaca’ Salazar, el ‘Capi’ Álvarez, ‘Pancho’ Cervantes, el ‘Huevo’ Santiago, César Santiago que después se fue al América, el ‘Pirri’ Escobedo, y estuvo bien el equipo y volvió a calificar a liguilla, ya con más gente en el estadio pero ya la gente quería una categoría superior, ya no la Tercera División”, apunta.

 

AQUELLOS VIAJES

De esa época donde debutaron en el profesionalismo, algo que también guarda fielmente en su memoria José Mansur, eran los largos traslados que hacían para cumplir sus compromisos, pues Correcaminos era el único equipo tamaulipeco en la llamada “zona sureste”, mientras que el resto era de Veracruz.

“Los viajes eran bien largos, sobre todo en Tercera División, primero nos tocó en la zona sureste, todo Veracruz, éramos 16 equipos y 15 de Veracruz y solo nosotros de Tamaulipas”, explica, al tiempo que recuerda con sentido del humor las peripecias que les tocaba sortear.

“Cada 15 días pasábamos el chalán en Tampico, no estaba el puente Tampico, llegabas al río y ahí esperabas un chalán cada tres, cuatro, cinco horas, según lo que se tardara en llenarse de coches o autobuses para pasar y cada 15 días pasábamos en chalán y regresábamos en chalán también, era un martirio y siempre que íbamos a llegar al chalán todos los muchachos le decían al chofer ¡métele para que no nos ganen! porque otros llegaban antes que nosotros y te quedabas”, recuerda.

“Nos tocó Orizaba, Jalapa, Minatitlán, Las Choapas, Nanchital… todos esos eran de 30 horas y pues eran autobuses modestos, pero los muchachos con tal de jugar y defender la camiseta de Correcaminos, se adaptaban a todo y de regreso otras 30 horas nos aventábamos”, añade.

 

CHIVAS Y SUS ESTRELLAS

Pero sin duda, una de las anécdotas que más recuerda por la “picardía” que le puso al asunto, fue cuando se planeó un partido de presentación de los debutantes en Tercera División, quienes empezarían la temporada oficialmente ese 24 de agosto de 1980.

“Me animé y fui a invitar a las Chivas Rayadas de Guadalajara a que vinieran a apadrinarnos un domingo antes, fui 15 días antes allá y hablé con la Directiva (para) que me prestaran al equipo para presentarse el 17 aquí, convencí a la Directiva y me prestaron al equipo, nos fuimos la noche del viernes por ellos y el sábado temprano ahí estábamos en ‘Colomos’, llegamos y ya estaban listos”, y entonces vendría lo anecdótico del viaje.

“Los muchachos eran puras estrellas, estaba (Javier) ‘Zully’ Ledesma, Demetrio Madero, Jaime Pajarito… y me preguntaron ‘Profe, donde está Victoria, que tan lejos está’… y les dije: ‘Pasando San Luis ahí está’, y ya me los traje, llegamos a San Luis, ahí comimos y empezamos a avanzarle y así me los traje”, relata.

Al paso de las horas, finalmente los jugadores del Rebaño se dieron cuenta de la lejanía de Ciudad Victoria, aunque todos lo tomaron por el lado amable, “Llegamos en la noche y todos me dijeron muy decentes, muy lindas gentes, ‘nos las hizo muy buena profe’, (y les dije) discúlpenme, y ya al otro día los presentamos ahí”, señala, y aún recuerda la cara de sorpresa de la afición al ver a ese equipo plagado de estrellas.

“La gente no creía que eran las Chivas de Guadalajara, la verdad no nos cobraron ni un cinco y fue un mérito, pusieron su cuadro titular un rato el primer tiempo y nos dieron ‘chance’ nomás nos ganaron 2-0, pero fue una bonita anécdota”.

 

PRIMER CAMPEONATO

Afortunadamente, los buenos números del equipo que dirigía José Mansur en Tercera División lo colocaron como uno de los protagonistas de su categoría, recibiendo la buena noticia para la Temporada 82-83, de que pasarían a la Segunda División “B” junto con otros conjuntos, los cuales tenían derecho a subir a Segunda División “A”, logrando en un año el ascenso a la división de plata, antesala del máximo circuito de nuestro balompié.

“Gracias a Dios nos coronamos campeones en esa temporada, la 82-83, jugamos una Liguilla y luego jugamos la final contra Aguacateros de Uruapan de visitante, aquí ganamos 2-0 y allá empatamos a uno”, recuerda, guardando en su memoria las imágenes de aquella exitosa campaña.

“El estadio ya se llenaba, pues de los 58 aficionados con los que empezamos, ya eran siete mil 500, salimos campeones y el regreso fue muy bonito porque mucha gente de Victoria nos fue a recibir hasta Jaumave y toda la sierra se vinieron con nosotros alrededor, adelante y atrás, fue inolvidable”, dice con emoción.

Y agrega: “El recibimiento estuvo bien bonito, la gente nos recibió en Rectoría en el Ocho Matamoros y Carlos Avilés que fue nuestro padrino, venía con nosotros al lado juntando a la gente, fue muy bonito y le entregamos el trofeo a las autoridades”.

 

ERAN DEL PUEBLO

Las virtudes de aquel equipo saltaban a la vista, pero José Mansur recuerda que había algo más que distinguía a esos jugadores, pues eran auténticamente del pueblo, de ahí el enorme cariño que los aficionados les brindaban, “Eran muchachos como se les dice ‘raza’, muy identificados con la gente, ellos no tenían coche, viajaban en ‘micros’ (en ese entonces ‘peseras’) y la gente que los iba a ver los veían también en el ‘micro’, ese equipo le echaba muchas ganas, era puro pundonor, pura vergüenza, ese equipo luchaba en todos los partidos, era todo entrega, tuve mucha suerte gracias a Dios, en manejar esos equipos”, comenta con orgullo.

Vendría la apertura del año futbolístico 83-84 en Segunda División “A” y Correcaminos arrancaría con el pie derecho ante un conjunto de mucha tradición en aquel entonces, “Precisamente vino el Zacatepec que acababa de bajar de Primera, fue nuestro primer partido, venía con ellos el famoso ‘Harapos’ Morales y le ganamos a Zacatepec”, comenta.

Su visión para detectar jugadores talentosos era algo que también distinguía a José Mansur Guevara y trae a su mente la llegada de Francisco Medrano, un joven habilidoso proveniente de San Luis Potosí, a quien apenas y llegó a su primer entrenamiento, le pusieron el apodo de “La Muga”, con el cual ya se identificaba a Ernesto Maldonado, esto porque la cabellera del primero se parecía a la del segundo en mención.

Posteriormente, “La Muga” Medrano trajo a Victoria a otro jugador potosino, conocido suyo, recordando el “profe” Mansur una anécdota con estos dos elementos, “El traía a René Isidoro García, llegaron a la Central pero yo me tardé en ir por ellos y cuando llegué ya se andaban regresando y me dicen ‘ya nos vamos’, (y les dije) vénganse y los acomodamos en un cuartito en el 12 y 13 Bravo, ahí les pusimos unos catres y esos fueron los dos primeros jugadores foráneos que trajimos, se puede decir que ahí inició la Casa Club porque ahí los alojamos, eran los primeros foráneos y después tu sabes lo que llegó a ser ‘La Muga’ y René Isidoro, campeón con Atlante, esa es una anécdota de refuerzos potosinos que trajimos”.

 

GRANDES JUGADORES

Y subraya: “Yo tuve jugadores muy buenos, tuve al ‘Pestañas’ Morales, a ‘La Muga’ Medrano, a René Isidoro García, ‘Milo’ Sánchez de la Mainero… él era muy querido, me acuerdo que una vez estábamos perdiendo el invicto en la tercera temporada mía contra Río Verde, San Luis Potosí y había un tiro libre ya en tiempo de compensación y ‘Milo’ lo cobra y mete un golazo, se bajó la gente de la tribuna al campo, ahí se acabó el partido, hasta yo que estaba en la banca corrí al centro del campo, todo el cuerpo técnico, nos dio una felicidad enorme, ‘Milo’ era uno de los ídolos de Victoria junto con ‘El Negro’ Rivera”, sostiene.

Con el paso del tiempo vendrían algunos cambios, llegando al banquillo universitario un reconocido ex futbolista que dejó huella en América y también con la selección nacional, con la que acudió a los Mundiales de 1966 y 1970.

“En la Temporada 84-85 ya traen de técnico a (Javier) ‘Chalo’ Fragoso, me preguntaron si sería bueno traerlo y les dije que sí, le hablamos y se vino, hizo una buena labor, él estuvo en la 84-85 y parece que en la 85-86, en aquel tiempo el ‘Chalo’ acababa de dejar de jugar y era ídolo de México, seleccionado nacional y jugador del América, traía mucho renombre Javier y ya en la 86-87 traen a (Héctor Hugo) Eugui y es el que inicia el torneo”.

 

SUBEN A PRIMERA

Para ese entonces, Correcaminos ya tenía entre sus filas una base de jugadores experimentados que el 23 de junio de 1987 lograrían el soñado ascenso a Primera División, una hazaña que no se ha vuelto a repetir en 30 años.

“Estaba Sansininea, el ‘Pánuco’, Garibaldi, Tobías, ‘Panchillo’ Cervantes, ‘Kid’ Herrera, Gerardo Guerra… estaba bueno el equipo, viene Eugui y hace una campaña pero le va mal y traen a Diego Malta que ya había subido a varios equipos junto con su compadre Jesús Trelles, y tiene la inmensa fortuna de ascender al equipo a Primera División en aquella final famosa primero del accidente de Gallos Blancos y luego ya la ‘final final’ en el Azteca y sube a Primera División”.

La cercanía de José Mansur Guevara con el primer equipo siempre fue muy estrecha, incluso relata que cuando se dio la salida de Héctor Hugo Eugui, él se hizo cargo del plantel de manera provisional por dos o tres partidos.

“Yo estaba pegado ahí al cuerpo técnico, pegado deportiva y administrativamente con el equipo y ya cuando subimos a Primera, el primer año le dejaron el equipo de Reservas a (Nelson) Sanhueza que venía del Potosino y ya después el segundo año me dejaron a mí el equipo de las Reservas Profesionales y lo trabajé tres años”, señala.

La aventura que significó la primera temporada en el máximo circuito estuvo marcada por experiencias de todo tipo, pues si bien es cierto que Correcaminos dio alegrías a sus miles de aficionados, desafortunadamente los números los tenían al borde del descenso junto con el Potosino y Ángeles de Puebla.

Por el lado de la afición, era digno de destacar el fervor que sentían por su equipo, aguantando estoicamente en el estadio Marte R. Gómez por muchas horas antes de los partidos, que se jugaban en domingo a las 12 del mediodía, casi siempre bajo unos “solazos”.

 

NOCHE TRISTE

Sin embargo, la fiesta futbolera que se desarrolló en Victoria entre septiembre de 1987 y junio de 1988, tendría un desenlace amargo para Correcaminos, porque los puntos llegaban a cuenta gotas, y en la última fecha, la número 38, el equipo de azul y blanco se jugaba la permanencia en Primera División un viernes en el estadio Plan de San Luis, donde los cientos de victorenses y tamaulipecos que acudieron, vivirían una noche triste porque el Potosino derrotaba 1-0 al equipo de Victoria y el “Profe” Mansur recuerda ese duro episodio.

“Fue terrible, con todo en contra, el arbitraje también lo teníamos en contra aunque no me gusta hablar de los árbitros… termina el partido y nos venimos, fue mucha gente a ese partido, llegamos al restaurante en el Huizache y había gente de Victoria, muchos llorando por el descenso, fue muy triste esa derrota en San Luis Potosí”, describe.

Afortunadamente, a los pocos días se dio a conocer que los Coyotes de Neza vendían su franquicia a Correcaminos, permaneciendo en Primera División durante ocho años en total, de 1987 a 1995, transcurriendo ese periodo entre altas y bajas y también entre cambios de técnicos.

“Vino (Carlos) Miloc, (Roberto) Fleitas un uruguayo, Héctor Pulido antes que el ‘Gallo’ (Ignacio Jáuregui), (Rubén) ‘El Ratón’ Ayala, (Jesús) Bracamontes casi al final, todo un caballero”.

En su opinión, Fleitas era muy buen técnico e incluso dirigió la selección de su país, pero traía un preparador físico muy duro con un sistema de trabajo “a rajatabla” que quizás no terminó por agradar a los jugadores.

 

‘GALLO’ JÁUREGUI EL MEJOR

Pero sin duda, para José Mansur el mejor director técnico que tuvo Correcaminos fue el “Gallo” Ignacio Jáuregui, del que dice, aprendió bastante, “Me enseñó mucho, fue un maestro para mí, él calificó al equipo a liguilla, fue la única vez que el equipo calificó directamente a liguilla y no perdió, quedó 4-4 con Puebla pero la posición en la tabla le dio el pase a Puebla y ese año el Puebla fue campeón”.

Y describe la enorme influencia que tenía el ‘Gallo’ sobre los jugadores, pues los hacía jugar con un estilo muy definido, teniendo además el tino de juntar a futbolistas experimentados, “Estaba Raúl Arias, (Adrián) Incapié, (Sergio) Orduña, René Mendieta, ‘Chiquilin’ (Jorge Daniel Cabrera), (Raúl Martínez) Sambulá… todos ellos, pero ya de ‘viejos’ se la rajaban, era un equipazo”, refiere.

Otro punto que destaca al hablar de la labor de Ignacio Jáuregui, es la personalidad que mostraba el equipo bajo su dirección técnica no solo de local, también de visitante, “Le ganamos a Cruz Azul y Necaxa en el Azteca, se le ganó a Cobras en Ciudad Juárez, se empató en Puebla, tuvo como tres rachas de seis, siete partidos sin perder ese equipo que calificó a la liguilla”, sostiene.

Luego, al final de la Temporada 91-92 y con Héctor Hugo Eugui al frente, Correcaminos entraría a un repechaje, pero sería eliminado por los Tiburones Rojos de Veracruz.

 

LARGA SEQUÍA

Posteriormente, se vivieron épocas de sequía que llevaron al equipo naranja a la categoría inferior en 1995, siendo uno de los fundadores de la entonces llamada Primera “A”, donde se permitía la participación de extranjeros y el conjunto de la UAT se distinguió como uno de los protagonistas de la Liga.

Es así, que en 1997 el equipo de Victoria estuvo cerca de regresar con otro “equipazo” que dirigía Raúl Arias, con jugadores como Carlos Pavón, Richard Tavares, Zico, José Luis “Charro” Mendoza y otras estrellas, pero se toparían en su camino con Tigres, un auténtico trabuco, “Los dos eran equipazos pero era uno o el otro”, dice, y compara esa situación con la que ocurrió en mayo del 2012.

“También tenía muy buen equipo ‘Nacho’ (Rodríguez), es muy buen técnico pero nos tocó un monstruo como ‘La Fiera’… Burbano nunca jugó como jugó ese día contra nosotros, el mismo ‘Gullit’, pero para que veas, si se han armado buenos equipos con ganas de ascender”, afirma.

Del Correcaminos actual, refiere que todos los cambios que se han dado son ciclos de la vida y él los acepta, deseando la mejor de las suertes al equipo, “Esperamos que le vaya bien, ojalá se pueda volver a subir a Primera División, ahorita tienen un muy buen técnico, el señor Rayas es muy buen técnico, no se le ha dado el ascenso todavía pero ha estado cerquita”, expresa.

 

COPA UAT

Un tema que no podía dejarse de lado al platicar con José Mansur, es acerca del Torneo Infantil y Juvenil Copa UAT que ha sido semillero de grandes talentos y del cual nos explica su origen, mencionando que todo nació a raíz de la falta de una oficina de Deportes para pedir algún apoyo, surgiendo así la Dirección de Promoción Deportiva del Gobierno del Estado en el año 1975 luego de hacerle la petición a don Enrique Cárdenas González.

“Se nos ocurrió a un grupo de promotores solicitarle que creara una oficina para atender al deportista y nos autorizó la oficina y nombró a Carlos Avilés como primer director, es más esa oficina empezó en mi casa en el 15 y 16 Morelos, donde está el teatro, ahí vivía con mi madre y Avilés le solicitó que le rentara dos cuartos y ya después Avilés gestionó para que la oficina de Deportes estuviera en la Unidad Deportiva (Adolfo Ruiz Cortines), porque debía estar ahí”.

Por aquel entonces, Tamaulipas recibió la visita de Guillermo López Portillo, director del Instituto Nacional del Deporte y primo del presidente de los mismos apellidos, dándose ahí la coyuntura para formalizar un torneo infantil de futbol al solicitarle un apoyo para premiar a unos niños futbolistas.

“Nosotros teníamos un ‘torneíto’ de ocho equipos nada más de niños y le dije al licenciado Portillo, ‘ayúdeme con el torneo, deme la premiación’ y me dijo: ‘está bien, solo que le vas a poner Inde’ y yo bueno, pues le ponemos ‘Inde Barrios’ y a raíz de eso surge la Copa UAT, la Dirección de Deportes crea la Copa UAT”, explica.

Aun así, los primeros pasos para ese torneo infantil a mayor escala no fueron fáciles, pues había que generar interés en los niños y sus papás para integrarse a esa competencia, de manera que buscaron un incentivo, algo que los impulsara participar en la Copa UAT.

“Les comenté en la Universidad a los directivos que les pagaran el arbitraje, yo veía que los equipos en ese tiempo batallaban bastante y les dije: ‘Pueden jalarlos por medio del arbitraje’, lo ofrecieron y fue como se vino mucha gente y se consolidó”.

En relación al anterior comentario, Mansur Guevara platica que él también fue silbante, recibiendo una paga de un peso o en ocasiones hasta tres, “Yo fui árbitro amateur y luego profesional y salí abanderado en Segunda División y cuando era amateur pues ibas y pitabas así como andabas vestido, antes no había uniforme y te pagaban los equipos un peso, dos pesos, tres pesos… y como siempre te daban monedas, te las echabas a la bolsa y andabas corriendo con las monedas sonando”, evoca.

Hoy en día, el mencionado torneo infantil tiene mucho arraigo en Victoria, consolidándose como una de las Ligas con más equipos participantes en la Ciudad, “Empezó con una categoría y ya luego se hicieron ocho, ha crecido mucho la Copa UAT y ha sido semillero de muchos jugadores, Pulido, el ‘Gullit’… y eso ha sido obra de los entrenadores”, establece.

 

DIRIGENTE DE FUTBOL

Sobre el trabajo que ha venido ejerciendo en la Asociación Estatal de Futbol, de la cual es presidente, señala que en gran parte se debe al gusto que siempre ha tenido por apoyar el deporte.

Y refiere que decidió tomar el mando del organismo por invitación de varios directivos, “Lo de la Asociación se dio porque estaba en malas condiciones en aquel tiempo y me hablaron de México, tengo amistades en Federación y me lo solicitaron varios directivos de Ligas como Jacinto Rodríguez de Reynosa, Bartolo Rojas de Matamoros, Miguel Mendoza de Tampico, ‘Paco’ Guerrero, Rubén de los Santos, José Luis Díaz del Mante… y les dije vamos a apoyarlos y afortunadamente con todo el trabajo que se ha hecho ya este es nuestro séptimo año, el otro año terminamos el ciclo, a fines del 18 o en enero del 19 ahí termina nuestro periodo”.

Con argumentos, explica que trabajando con mucha voluntad se han dado las cosas para que Tamaulipas sume logros a nivel nacional e internacional y pone como ejemplo el campeonato logrado por la categoría Sub-13 con el equipo Fuerza Naranja dirigido por Jesús Heredia, conjunto que luego representó a México en un Torneo de Concacaf disputado en Toluca, ubicándose en tercer lugar.

Otro dato que destaca es que en 2017, Tamaulipas estuvo representado en torneos nacionales por 26 equipos desde la categoría Sub-6 hasta la Sub-20, logrando una subcampeonato Sub-12 en Durango y otro en Sub-14 en Apatzingán.

“Ahí va bien el futbol y claro que se debe al trabajo que hacen los promotores, los presidentes de Ligas, los entrenadores, los directivos, creo que se ha hecho una buena labor, estamos bien con la Federación, con el Sector”, asegura.

Igualmente, valora el apoyo de los padres de familia para con sus hijos al igual que de las instancias oficiales para asistir a diversas competencias, “El esfuerzo económico de los padres y también de las autoridades municipales, estatales y universitarias, nos apoyan en lo que cabe porque es mucho el gasto para tanta categoría y tanta salida, pero sí creo que el futbol ahí va trabajando y esperamos terminar Dios mediante dentro de un año y cumplir nuestra labor”.

Y trae a su mente las palabras de un reconocido personaje de la Ciudad, “Dice un compañero mío, (Nicolás) ‘La Magra’ Reyes que jugó con Cuerudos y el ‘Chavalo’ otro que jugó, dicen que nos quedan ya pocos dulces”, y explica la metáfora.

“Porque a un niño le dieron muchos dulces y se los empezó a comer bien sabrosos y luego ya vio que nomás le quedaban poquitos y ya pensó y dijo: ahora me los voy a comer despacito para degustarlos más, para paladearlos y es lo que dice ‘La Magra’, hay que paladear más lo que nos queda porque ya nos queda muy poquito, y así es y le agradecemos a Dios y a nuestra familia por el apoyo, a Dios sobre todo que gracias a Él andamos en esto”.

 

Y SIGUE SU LABOR

Y explica que hace dos años tuvo un problema de salud que lo mantuvo en cama por un tiempo, además de requerir una operación de rodilla, pero logró recuperarse para seguir desarrollando esa labor que tanto le gusta.

“Más que nada me considero promotor deportivo porque me ha gustado mucho promover el deporte desde que llegó Carlos Avilés aquí a Victoria, él llegó muy joven, de 16 años, nos hicimos amigos y promovíamos el futbol en la Liga Municipal que teníamos en aquel tiempo, organizábamos bailes para poder sostener la Liga él y yo, contratábamos a Felipe Zamarrón, uno que tenía un sonido y ahí andábamos haciendo bailes”, platica.

De Carlos Adrián Avilés Bortolussi, quien dejó huella en Victoria y en Tamaulipas por su labor en medios de comunicación y en otras áreas, dice haber aprendido mucho, “Carlos me enseñó a ser promotor, a hacer campos, poníamos porterías, poníamos todo eso, el Ayuntamiento nos prestaba maquinaria, limpiábamos tantos campos que ya no existen, los Valery, los Normales uno, dos, tres y cuatro, los Mainero uno y dos, el Ayuntamiento, el Zaragoza, esos ya no están, el Maracaná… ya no están, pero en su momento le dieron servicio al futbol de Victoria y nosotros éramos gestores”, destaca.

Casi para concluir la charla con José Mansur Guevara, a quien la mayoría de las personas que lo conocen lo relacionan con el futbol, nos dice que también existen otras disciplinas que le gustan desde hace muchos años.

“Yo jugué en Ligas de básquetbol y no jugaba tan mal… béisbol no, pero si me gusta el béisbol, (también) soy muy aficionado a las corridas de toros desde chico porque yo vivía al lado de un hotel en la Avenida Hidalgo y a ese hotel llegaban los novilleros que venían a Victoria, tenía once, 12 años y ahí los veía a ellos, los veía vestirse de luces, me llamaban mucho la atención y les ayudaba con sus capotes y todo eso y me fui aficionando bastante a los toros, todavía soy muy aficionado y cada vez que puedo voy a buenas corridas, no conozco mucho porque no soy un verdadero conocedor pero soy muy aficionado”, afirma.

De la semilla que dejaron sembrada cuando se empezó a impulsar el futbol profesional en Victoria, reitera que guarda grandes experiencias, sobre todo porque mucha gente todavía lo recuerda a él y al grupo de jugadores que dirigía.

“Es muy bonito, eso te enseña a valorar que lo que hiciste durante el tiempo que te tocó fue bueno, da gusto que todavía mucha gente se acuerda, gente grande como uno y es muy bonito y más yo, (porque) soy victorense, soy tamaulipeco y creo que la gente nos recuerda con cariño, eso quiere decir que hicimos algo en el equipo”, puntualiza.

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