abril 24, 2024
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marzo 4, 2018 | 193 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza.-

Cd. Victoria, Tam.- Durante 2017, Tamaulipas figuró como una de las entidades del país con mayor crecimiento en empleo, con cerca de 52 mil, pero el nivel salarial sigue estando muy por debajo de los niveles idóneos.

En ello coinciden economistas, defensores de derechos humanos, diputados y abogados especialistas en materia laboral, consultados al respecto.

“Estamos en buenos tiempos en generación de empleo, pero no se trata de empleos bien pagados. Ahí no hemos avanzado mucho. No son empleos de calidad”, dice Jorge Lera Mejía, especialista en economía e investigador y catedrático de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, (UAT).

La razón de ello, señala, es que muchas veces el trabajador y las mismas autoridades locales aceptan los bajos salarios que ofrecen las empresas, con tal de tener espacios laborales.

“Además, las mismas empresas se aprovechan de esa crisis de necesidad de trabajo y se resisten a pagar bien”, indica.

Bajo esa situación, Tamaulipas es una entidad donde el promedio de salarios mínimos pagados por un empleo formal es de dos a cuatro, cuando lo idóneo es que sea de entre cuatro y diez.

“Ese es un reto que deben vencer los gobiernos: promover la generación de más empleos de calidad para todos. Y cuando digo para todos me refiero a que no solo debe ser para profesionistas, sino también para cualquier obrero”, señala.

Es un avance que el promedio de pago por empleo sea de dos a cuatro salarios mínimos, sobre todo porque el salario mínimo se ubica en 88.36 pesos, pero para nada es un consuelo.

Ante ese panorama, Lera admite que haber generado 52 mil empleos en 2017 es un logro histórico, porque de acuerdo a la meta generacional las necesidades mínimas por año del estado son de 25 mil.

Sin embargo, reiteró, el panorama ya no es tan optimista y halagador cuando queda claro que, de todo ese universo de espacios laborales generados, muy pocos tienen salarios y prestaciones atractivas.

Los bajos salarios en Tamaulipas impiden que las familias cada vez tengan menos capacidad para resolver sus necesidades elementales, sobre todo de alimentación.

La situación se complica todavía más por el aumento inflacionario que enfrenta el país en general. Datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) señalan que, en el arranque del 2018 hay productos de la canasta básica que registran incrementos significativos.

Por ejemplo, en enero del 2017 el kilo de huevo costaba 24 pesos y al mismo mes del presente año se ubicó en 34.

No obstante, hay casos peores como el del gas butano, cuyo precio del cilindro de 20 kilos era de 315 pesos en el primer mes del 2017, y en enero pasado valía 391 pesos.

Con ese vertiginoso encarecimiento de la canasta básica, la situación de bajos ingresos salariales de los tamaulipecos se torna más grave.

 

DEPENDE DEL TRABAJADOR ACEPTAR: CODHET

Ramiro Roel, presidente interino de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Tamaulipas (Codhet), admite que muchas empresas pagan el salario mínimo a los trabajadores, pero eso no significa que haya una violación de derechos fundamentales.

“Las empresas hacen la oferta de trabajo y ya está en el empleado decidir si acepta o no el salario y prestaciones que se les ofrece. Lamentablemente ahí no hay mucho que hacer”, indicó.

Admitió que lo ideal sería tener mejores salarios, pero es una situación que se genera de la oferta y la demanda.

Dijo que la Codhet no tiene competencia legal en la materia, por lo que corresponde a instancias de Gobierno, como la Secretaría del Trabajo, verificar que las empresas respeten los derechos de los trabajadores.

 

BAJOS SALARIOS INDUCEN LA INFORMALIDAD: ABOGADOS.

Rolando Barraza Pérez, abogado especialista en materia laboral, señala que los bajos salarios que existen en la mayor parte de las entidades del país, incluida Tamaulipas, violentan el derecho humano al trabajo, porque lo que percibe la persona no reúne la exigencia de una remuneración justa.

El hecho se hace más evidente en entidades fronterizas como la nuestra, porque en el vecino país el salario mínimo oscila entre los ocho y 12 dólares la hora, cuando de este lado de la frontera el mínimo garantizado para un obrero es de 88 pesos por una jornada de ocho horas.

“Aun cuando hay muchos casos de trabajadores que reciben dos o hasta cuatro salarios mínimos, tampoco es algo para presumir porque es un ingreso que un obrero de Estados Unidos logra en una hora” menciona.

Una consecuencia de los bajos salarios es que inducen a la informalidad, porque para una familia resulta imposible subsistir con un salario mínimo, e incluso con dos o cuatro.

“Muchos trabajadores prefieren buscar su ingreso económico en cualquier negocio, porque por muy pequeño que sea les da mucho más de lo que pueden ganar como asalariados”, indica.

El profesional del Derecho considera que el Estado mexicano ha fallado en la protección al derecho humano al trabajo, porque millones de personas son explotados impunemente al recibir un pago tan bajo por una jornada laboral.

“Creo que ahí hemos fallado todos: el Gobierno, la sociedad, los sindicatos y los mismos trabajadores, porque no han sabido defender su derecho”, refiere.

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