abril 20, 2024
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marzo 26, 2018 | 380 vistas

Rubén Jasso.-

CD. Victoria, Tam.- Su incursión en el arbitraje no fue algo planeado. Y confiesa que tampoco fue por gusto… más bien fue la necesidad que lo obligó a ponerse el uniforme de silbante para empezar a impartir justicia por todas las canchas de Victoria, haciéndolo de tal manera, que empezó a forjarse una carrera como árbitro que hoy en día suma 18 años de impecable trayectoria.

Ricardo Rodríguez Carrillo, a quien muchos amigos llaman en broma “Ricardo finales”, es actualmente un referente del arbitraje en Tamaulipas por ese profesionalismo que lo distingue y que reconocen en él, futbolistas, entrenadores, dueños de equipos y por supuesto, sus colegas del gremio.

Nacido en San Andrés Tuxtla, Veracruz el cinco de marzo de 1976, pero con firmes raíces en nuestra Ciudad a la que llegó desde los dos años de edad, Ricardo Rodríguez nos concede una charla y nos explica cómo fue que adoptó el papel de silbante, faceta que al paso de los años le ha dejado enormes satisfacciones.

“(Mi llegada al arbitraje) no es tanto por gusto sino por necesidad, por tratar de cubrir una necesidad que se presentaba en el hogar”, dice con sinceridad, al tiempo que recuerda que son ya 18 años desempeñando esta noble labor.

Y recuerda a la persona que lo impulsó para convertirse en árbitro, “Realmente inicia la invitación por parte del profesor Raymundo Contreras Marroquín, quien viene siendo mi cuñado, él me hizo en innumerables ocasiones (la invitación) para que formara parte de su grupo. En aquel entonces él formaba parte del Colegio Número Ocho con Ezequiel Alfaro, Gilberto Castillo, “El Charol”, “El Mocho” y varios árbitros conocidos aquí”, señala.

 

SU DEBUT

Su primera experiencia como “nazareno” fue muy buena en general, aunque acepta con sinceridad que no conocía del todo bien las reglas de juego.

“Me tocó una semifinal de la Liga Intercolonial o Sipobladur como le llamaban en ese entonces, que era Abarrotes Sasol contra Colonia México, la cual yo no sabía que era semifinal de Copa, simplemente me dieron una designación, me presenté en el campo de la (Colonia) Miguel Alemán y ya conforme fue pasando el partido me di cuenta de lo importante que era el juego”, relata.

Y una vez que fueron pasando los nervios de los primeros minutos, Ricardo Rodríguez tenía otra tarea por resolver sobre la marcha, aunque afortunadamente sacó adelante su primera misión.

“Yo tenía muy poco conocimiento sobre arbitraje, (pero) me ayudó mucho el andar cerca de las jugadas y el hacer las marcaciones rápidas, eso me ayudó muchísimo en ese entonces, pero conocimiento de arbitraje, de reglas de juego, desconocía muchas”, reconoce.

Afortunadamente, ese primer trabajo dentro de la cancha la abrió las puertas para empezar a recibir llamados de otras Ligas, agradeciendo que en sus primeros pasos como silbante, siempre estuvo acompañado por personajes ya reconocidos en el balompié local, quienes además le brindaban consejos para ir “puliendo” su labor en los campos.

“Como yo era joven en el Colegio Número Ocho me fueron llevando poco a poco, ellos me acompañaban a los partidos, hablamos de ‘El Cheque’ Alfaro, ‘El Mocho’, ‘El Charol’, esa gente que ya tenía años en el arbitraje me acompañaba para estar en cierta manera protegido, por si algún jugador se ‘alebrestaba’ porque yo estaba joven en ese entonces, ‘verde’ como se dice y desconocía muchas cosas”.

Y su agradecimiento también se extiende a quienes formaban parte del Colegio de Árbitros Número Cuatro, a donde llegó después por invitación de Ubaldo Medina, más conocido como “Balón”, pues ahí encontró gente a la que también le aprendió bastante como Jaime Manríquez Nava, entre muchos otros.

Igualmente, destaca el aporte que han hecho en su persona otros árbitros locales como Bonifacio Trejo y Ramón Castro “El Apache”, además de reconocer el empuje de jóvenes que llegaron al futbol profesional como Rogelio Iván Rodríguez, Rayedmundo Contreras, Héctor Medina y Carlos Rojas, “Son chavos que vienen atrás de uno, pero que hicieron un papel importante en cuestión del arbitraje, tanto así que llegaron al profesional”, reconoce.

Al paso de los años, Ricardo Rodríguez fue adquiriendo más experiencia y ganándose el respeto de todos, aunque tampoco ha estado exento de pasar un mal rato, tal y como sucedió en el año 2009 durante un partido de Copa Gobernador, cuando fue agredido físicamente por un jugador inconforme por una de sus marcaciones, aunque tiempo después el futbolista le dio la mano y el silbante aceptó sus disculpas, dejando de lado ese incidente.

En cuanto a la preparación para elevar su nivel en su labor dentro del campo, Rodríguez Carrillo resalta la importancia de estar actualizados y de ir a la par con la evolución que el mismo futbol exige, asistiendo para ello a cursos que promueve la Delegación Estatal de Árbitros, donde ha tenido la oportunidad de interactuar con ex silbantes reconocidos como Marco Rodríguez, Antonio Marrufo y Arturo Yamasaki, entre otros, de quienes ha aprendido bastante.

“Me ha alimentado mucho, realmente lo que me alimentó mucho fue la plática que tuve con Marco Rodríguez, quien proyecta una imagen completamente diferente a lo que es en persona, la mayoría de las personas lo conocemos por la televisión, en el desarrollo de los partidos o en las entrevistas que da a los medios de comunicación, pero como persona puedo decirte que es un gran ser humano y él me ayudó mucho en ese sentido”, explica.

 

SIEMPRE BENDECIDO

Acerca de la cosecha de logros y reconocimientos por su labor como árbitro desde el año 2000 a la fecha, Ricardo Rodríguez expresa su gratitud al Supremo Creador por permitirle desarrollar esa faceta con tanto éxito.

“Realmente en ese sentido Dios me ha bendecido de gran manera, creo que me dio el don para ser parte del arbitraje y no me queda más que agradecerle a Dios porque en todas las Ligas que he participado he tenido la oportunidad de ser distinguido de esa manera”, comenta.

En ese sentido, Rodríguez Carrillo valora que en torneos como la Copa Gobernador desde el 2009 se reconoce al mejor árbitro del certamen, algo que en las ediciones anteriores no se hacía, aunque en su caso, los reconocimientos comenzaron a llegar prácticamente desde que inició su carrera.

“Desde el 2000 que tengo como árbitro he tenido la bendición de recibir varios reconocimientos en diferentes Ligas, hablamos de la Liga Santander en el 2001-2002, la Liga Zona Centro, la Copa Gobernador desde el 2009 hasta el 2016 siendo reconocido como uno de los mejores árbitros”.

Además, su experiencia y preparación le han permitido ser un referente también en el futbol de “campo chico”, donde igualmente ha recibido bastantes reconocimientos como es el caso del Torneo Mainero, del Cedif de Juventino Tamez, de la Colonia Azteca con Gustavo Banda (+), del Torneo de Contadores, de la Liga Adelitas y por supuesto en el Festival de Campeones que después se convirtió en la “Champions League”, donde ha dirigido nueve de las once finales que se han disputado.

“Satisfacciones he tenido muchísimas, infinidad de reconocimientos en las Ligas que me han permitido trabajar ahí, pero la mayor satisfacción es me siento bendecido al tener muchas amistades, (porque) donde quiera que uno asiste, donde quiera que uno se encuentre, ahí está un amigo que te tiende la mano”, agrega.

 

ÁRBITRO FINALISTA

Con humor, se refiere al mote de “Ricardo finales”, e indica que no lleva el apunte de cuantos partidos donde se define un título le ha tocado dirigir, aunque sí reconoce que son demasiados.

“Realmente no tengo el número exacto pero han sido muchísimas (finales). Desde que llegué en el 2000 he tratado de mantenerme, por ahí alguien me dijo ‘lo importante no es llegar sino mantenerte’ y realmente tengo 18 años tratando de mantener una imagen y gracias a todos, a cada uno de los jugadores, de los equipos, de los delegados que me aceptan, aquí hay Ricardo todavía para rato”, dice con orgullo.

Por último, Ricardo Rodríguez Carrillo expresa su eterna gratitud a quienes caminan junto a él y son parte de sus logros, pues son ellos su fuente inspiración para mirar siempre hacia delante.

“Primeramente Dios, pues es el que me da salud para yo seguir aquí y siempre el agradecimiento y toda la honra y toda la gloria es a Dios; después, mi madre, mis hijos, mi hermosa nieta, mi novia Lupita y toda mi familia”, concluye.

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