abril 23, 2024
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agosto 26, 2018 | 370 vistas

Shalma Castillo.-

Ganas… muchas ganas de progresar, y una beca del Conacyt.

Una familia que la apoya enteramente y unos hermanos que también estudian en el exterior.

A los 18 años, Alondra Chaire Hernández deja las aulas del Colegio Surval en esta Capital para ir a la Universidad de Texas.

Con su mochila cargada de ilusiones inicia al norte sus estudios en neurobiología… Hoy está en Alemania.

En territorio teutón la victorense cursa el cuarto grado de doctorado en neurociencias, en el prestigioso Instituto Alemán Dzne.

 

ESTUDIAR EN EL EXTRANJERO

Al terminar los estudios de preparatoria en Victoria, Alondra decide estudiar el ramo de medicina, pero una especialidad que en México no está muy desarrollada, de ahí la decisión de continuar con su licenciatura en Austin.

Luego de concluir los estudios en neurología se queda algunos años más en Estados Unidos para realizar la maestría en biotecnología, en la Universidad de Texas de San Antonio.

Sin embargo, las ganas de continuar preparándose y ser mejor en su profesión la impulsa a continuar el doctorado, pero ahora en nuevos horizontes.

De ahí nace el propósito de estudiar en el continente europeo, donde ya tiene cuatro años viviendo.

“Para poder estudiar el doctorado busco universidades, me entrevisto con varios profesores y después de analizar las opciones finalmente me termina gustando el proyecto en Alemania”.

Para ello aplica en Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y obtiene la beca con la que actualmente se mantiene en aquel país, además de que le otorgan un seguro médico, ya que la colegiatura en Alemania es gratis y no tiene que gastar en ello.

 

¿EN QUÉ CONSISTE EL DOCTORADO QUE ESTUDIA?

Alondra platica que el doctorado no trata de tomar clases en un aula, sino que es más de realizar investigaciones, y el doctorado que lleva es en neurociencias; la técnica que utiliza es EEG.

“Es un electroencefalograma, son unos electrodos que van sobre el cuero cabelludo y miden la señal eléctrica de las neuronas, mido la actividad del cerebro y cómo cambia en el ejercicio, actualmente estoy trabajando en eso en el Instituto Nacional de Demencia y Enfermedades Neurodegenerativas”.

Este rubro de la medicina que ha experimentado Alondra dice que no lo puede comparar con la forma en la que trabajan en México, ya que aquí no lo ha desarrollado, sin embargo en Alemania está muy aventajado.

“En cuestión educativa en nivel superior tampoco puedo compararlo con México, porque al concluir la prepa me salí, pero comparado con Estados Unidos es mucha investigación e independiente el trabajo, aquí tú haces las preguntas que quieres y te van guiando, pero nada como en Estados Unidos donde tienes que tomar y dar clases”.

 

¿CÓMO FUE EL CAMBIO CULTURAL?

A sus 18 años Alondra sale por primera vez de casa sola, a Austin.

“En ese entonces el idioma lo hablo, pero no a nivel universitario y algo que me cuesta trabajo es la cultura y la disciplina de estudiar tanto, allá, la gente es súper competitiva y siempre queriendo sacar las mejores calificaciones, algo que no se da mucho en México… la gente es más fría y además el extrañar a mi familia, pero me adapté”, expresa.

Al terminar los estudios de maestría y tener varios años viviendo en EU se considera una persona madura, lo cual la hace pensar que no va sentir tanto el cambio a Alemania… “pero la verdad es otro choque cultural, la gente es más fría y el idioma no lo hablo, eso fue lo peor, ahorita ya me defiendo”.

Lo que más le gusta de Alemania es que las personas son muy ecológicas, les importa mucho cuánto gastan de energía, y la bici es un método de transporte muy usual.

“La gente no tiene vehículo, eso me gusta y lo he adaptado mucho a mi estilo de vida ahora, eso de andar comprando ropa para el fin de semana o que no tengo un vestido que combine, eso no existe, la gente es muy minimalista, no tan materialista, y piensan mucho sobre el medio ambiente”.

Comparte que el estar tanto tiempo lejos de casa da una perspectiva diferente acerca de la vida; “si en la prepa tu objetivo era uno, viajas y te das cuenta que hay un mundo afuera y te expande la mente”.

 

¿QUÉ PLANES TIENES EN UN FUTURO A CORTO PLAZO?

Al terminar el doctorado, el plan de Alondra es regresar, ya sea a Estados Unidos que sería Austin, o trabajar en México, en Monterrey o la Ciudad de México.

Pero llegar a trabajar en un instituto donde tengan la tecnología para poder hacer sus estudios, porque le gustaría hacer una investigación más clínica.

Para ello ha estado viendo varios institutos en Monterrey, “he hablado con el director de un instituto y van hacer un proyecto, algo grande, que van a tener una máquina es nueva, que manda impulsos eléctricos al cerebro y van a poder modificar las conexiones neuronales para poder ayudar a gente autista y con otro tipo de problemas”.

 

CONSEJOS PARA JÓVENES

“Al salir al exterior no fracasas, porque de alguna u otra manera te hace crecer como persona, porque lo más seguro es que te la vas a ver difícil, ya sea con la cultura o el idioma y eso te hace madurar y crecer, ver que los detalles que te preocupaban en la ciudad donde vivías, no son nada comparados con la experiencia nueva, fracaso es no experimentar”…

“Y si tienen la oportunidad económicamente, o no, hay becas, el primer paso es aplicar a becas y buscar hacer algo de lo que te gusta, y el inglés es muy importante porque es la base con la que te comunicas con el mundo”, expresa.

 

¿QUÉ EXPERIENCIAS HAN DEJADO APRENDIZAJES?

“De experiencias tengo muchas, pero una que me ha marcado es cuando a los seis meses de llegar hablo con mi profesor y me dice que no estoy avanzando mucho, y que debo de aplicarme el doble o me voy”.

“En lo que te adaptas al estilo del trabajo de allá es difícil, esa platica me marca y me hace pensar si realmente quiero esto, y si me voy cuáles son las consecuencias y si me quedo cuáles son las consecuencias, y qué es lo que tengo que cambiar; finalmente me quedo y le echo ganas, al ver los resultados del proyecto es lo que me mantiene motivada”.

Otras experiencias, son desde los detalles mínimos… Como cuando va al súper…

“No tienes carro y vas en bici cargando todo el mandado y empieza a llover, y dices antes iba al súper en coche y jamás te pasaba esto, aquí tienes que planearlo, antes cualquier hora podías ir al súper, ahora debes ver si va a llover o no, tienes que llevar sombrilla y adaptarte porque llevan una vida súper organizados, hasta para ir al baño público, no hay, tienes que planear y si hay te va a costar 25 pesos, detallitos que tienes que cambiar”.

 

¿CÓMO LO HAS LOGRADO?

Sin duda alguna, el apoyo incondicional para que Alondra esté cumpliendo sus metas ha sido su familia.

“Mis papás siempre me apoyan, ellos muy felices mientras esté estudiando y me mantenga segura, mis papás hicieron su doctorado fuera y la idea siempre ha sido irnos también a estudiar la universidad en otro lugar, ya estando en Austin mis hermanos viajaron los veranos a otra parte y yo nunca, por eso el doctorado ahora lo hago en Europa”.

Lo que más extraña es a su familia y amigos, aunque los ve dos veces al año y ellos la van a visitar.

“Dos hermanos también estudian en otros países y tratamos de coordinarnos para vernos y coincidir, lo que hago con mi hermana que está en África nos vemos en un punto medio, ahora estamos en Londres”.

 

¿QUÉ ES LO QUE MÁS LE GUSTA DE VIAJAR?

“Lo padre de estudiar en Europa es que como los países son más pequeños, puedes viajar no tan lejos, agarras un vuelo de 30 euros y ya estás en otro país diferente”.

“Al viajar conoces muchas personas de diferentes culturas, estilos de vida y vives muchas experiencia, la gente es muy abierta”, concluye.

 

 

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