abril 19, 2024
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septiembre 24, 2018 | 179 vistas

Mauricio Zapata / Fernando Valero Salinas.-

Son choferes, conductores, guías, acompañantes, psicólogos, turistólogos, sociólogos, pero sobre todo, cronistas urbanos y testigos fieles del desarrollo de una ciudad.

Son los taxistas. Un oficio indispensable en cualquier ciudad del mundo.

Gracias a ellos, los visitantes de esas localidades pueden moverse, pueden ir de un lugar a otro, pueden, incluso, conocer la idiosincrasia de cada pueblo, de cada país.

Y Ciudad Victoria, tiene los suyos.

Uno de los más veteranos en el rubro es don Marcelo Macías, con casi 40 años al volante y conociendo todos los días una ciudad tan compleja como Victoria.

En todos esos años, según nos narró, ha conocido a miles y miles de personas. Ha sido chofer y guía desde turistas hasta políticos; desde funcionarios hasta religiosos; desde ciudadanos “de a pie” hasta el mismísimo Gobernador de Tamaulipas.

Don Marcelo es pues, un Rostro de la Ciudad.

 

HAY QUE SER COMO VICTORIA: LIMPIO Y AMABLE

En todos estos años ha trabajado siempre en el sitio “Juárez”, ubicado en la calle 15 Hidalgo, en el pleno centro de la Capital de Tamaulipas, justo frente a la Plaza Juárez, la plaza principal de la Ciudad.

Don Marcelo, en entrevista, nos narró que en todos estos años que lleva como chofer de un taxi lo que ha aprendido de la gente es a ser sencillo, amable y atento con los demás para tener una buena relación con ellos mismos como clientes y que también se aprenden cosas buenas y malas en su trabajo.

“No es un jale fácil, además es muy cansado, pero conoce uno a tanta gente que lo que te deja de aprendizaje es ser amable, ser sencillo y demostrar que se quiere a este trabajo”, comenta.

De acuerdo con su experiencia, el taxista debe ser amable, ya que en muchas ocasiones, la gente que no es de la ciudad y tiene la necesidad de tomar un taxi, siempre el conductor de este da la primera o última impresión de cómo es la gente de una ciudad.

“Si uno es amable y sencillo entonces ellos se quedan con esa impresión y van ir a decir que los victorenses somos amables y sencillos. Pero si somos groseros, entonces se van ir con esa idea y nos van a decir que aquí somos bien feos”.

Y que hasta el momento ha recibido un buen trato por parte de los clientes, ya que reiteró que también que como él trata, lo van a tratar y será siempre una característica de los taxistas.

“Si te portas tú bien, la gente te trata bien; el que se porta mal, mal recibe el trato. Pero si tratamos bien a la gente, te trata bien, no tienes ningún problema”, añadió.

 

LA CIUDAD HA CRECIDO Y CAMBIADO MUCHO

En todos estos años de trabajo Don Marcelo Macías ha visto cómo ha crecido Ciudad Victoria, pero principalmente, cómo ha cambiado en tres décadas.

Uno de ese crecimiento, indicó, es el número de colonias que hay ahora. Subrayó que cada año hay más y más colonias y es un crecimiento que se ha dado en estos más de 30 años; “Victoria ha crecido mucho como ciudad, ya que en la actualidad hay tantas colonias que uno ya no sabe el número real de cuántas existen exactamente”, dijo.

Y sentenció: “Ya no es la Victoria de antes”.

Señaló que las calles cambian de sentido, que las amplían, que las cierran, que las hacen más chicas y él ha sido testigo mudo de todos estos cambios.

“Muchas veces ni te aprendes los nombres de las calles te guías por una tienda, una casa, un poste, un anuncio. Dices, mira ahí tengo que dar vuelta, y de repente ya no está esa seña y te andas confundiendo”, dijo don Marcelo.

Por eso dijo amar y querer y amar su trabajo, porque le ha permitido ver cómo se ha desarrollado una ciudad que hace casi 40 años la gente la despreciaba y hasta la llamaba “pueblo bicicletero”.

 

TODOS LOS DÍAS SON DIFERENTES PARA UN TAXISTA

Cada día que vive un taxista en su vida es distinto, comenta Don Marcelo, ya que así como a cada momento suben diferentes personas al taxi, no se sabe qué va a pasar al siguiente día o lo que trae ese mismo, explicó.

“No sabes si es gente de bien, si te van a pagar, si te van a dejar propina, si son groseros, si andan deprimidos, si andan de buen humor, si se van a casar o si se les acaba de morir un pariente”.

Su trabajo como chofer de taxi también le ha permitido conocer muchas personas importantes, entre ellas gente del centro del país, de la ciudad de Monterrey, de la frontera, entre otras que han visitado a la Capital del estado.

“De todos lados, y ya los reconoces por el acento, por su forma de hablar, y hasta por su forma de vestir, eso es muy divertido en mi trabajo”.

 

¿Y LA INSEGURIDAD?

Don Marcelo nos dijo también que su trabajo al final del día no es cansado, sino agotador por el tiempo que se lleva estar esperando a que lleguen los clientes a solicitarle los traslade a algún lugar.

“Y además los traslados, ¿te imaginas manejar todos los días diez o 12 horas; con este calor, o cuando hace frío o cuando llueve? Es cansada la chamba, pero muy satisfactoria.

Sin embargo, lamenta que actualmente ya no gana lo suficientemente como antes, ya que muchos negocios han desaparecido, como bares, discos, restaurantes centros nocturnos, entre otros, por el problema de la inseguridad detalló.

“Hace años si teníamos jale en las noches. La gente iba a bares, a cantinas, a algunas discos, pero ya muchos de esos lugares ya no existen y pues es menos trabajo”.

“A veces los viernes o los sábados nos íbamos a esperar a la gente afuera de esos lugares, eran clientes seguros y una lanita segura, pero ya no es igual, y mejor ni para qué arriesgarse”.

 

SU TAXI LO USÓ EL GOBERNADOR

Su trabajo como chofer de taxi, nos reveló don Marcelo, le ha permitido trasladar a personajes importantes como el ex gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Guerra, que en una ocasión se subió a su taxi pidiéndole lo llevara a un restaurante; al obispo de Victoria, Antonio González Sánchez, que lo trasladó a una fonda; a doctores, abogados funcionarios del Gobierno, entre otros.

“Estaba yo en el carro sentado y llega un hombre y me dice: ¿libre? Cuando volteo vi que era el gobernador Américo (Villarreal Guerra); nomás le dije, sí, señor, ¿a dónde lo llevo? Ya me dijo que lo trasladara a un restaurante y lo llevé”, contó.

“Al Obispo también lo llevé a una fonda a comer y así a mucha gente, a funcionarios, a secretarios, a alcaldes, a diputados los he llevado al hotel o a restaurantes y luego, si no son de acá me decían que los esperara y las propinas y cuentas eran buenas”.

Una anécdota desagradable que le tocó vivir a don Marcelo, fue cuando a un cliente le cobró cien pesos por el servicio y este le pago solamente cincuenta pesos y le dijo que era un tonto, y Don Marcelo le respondió diciéndole que el tonto era él porqué no le preguntó al principio cuanto cobraba, explicó.

También mencionó que el que si se le da un trato justo o no  a los choferes considera que depende mucho del trato que ellos mismos den a los usuarios, ya que en un curso que tomó cuando trabajaba en una empresa refresquera, le enseñaron que el cliente siempre tiene la razón, por lo que se deben de portar bien con ellos explicó.

Finalmente un mensaje positivo que le da don Marcelo Macías a la gente es a que todos busquemos llevarnos bien en estos tiempos difíciles que estamos viviendo para vivir en paz y armonía con las demás personas.

Don Marcelo es, pues, un Rostro de la Ciudad.

 

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