abril 26, 2024
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diciembre 9, 2018 | 191 vistas

Shalma Castillo.-

El recorrido inicia en la Leal Ciudad, de Lugo, en España, sus calles limpias y edificios similares, con su arquitectura romana…

Luego atraviesa el Atlántico y da paso a aquella ciudad calurosa… donde camina entre monos, osos perezosos e iguanas, para llegar a la Universidad, en Montería, Colombia…

Un gran contraste en la cultura de esos dos países, pero cada uno con su toque especial.

Así ha ido recorriendo el mundo José Luis Vega Izaguirre, a través de intercambios académicos.

Una vez que viajas… ya no paras, esto es un vicio, pero de los bonitos, donde conoces personas, lugares, comida y costumbres de cada lugar.

Nativo de la dulce ciudad de Xicoténcatl, Tamaulipas, donde crece y vive hasta antes de iniciar la carrera universitaria.

Luego continúa en la Capital, para estudiar Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT).

Y con sueños y aspiraciones José Luis nos platica sobre sus experiencias en el mundo.

 

SIEMPRE SUEÑA CON VIAJAR

Desde sus 15, José Luis recuerda que uno de sus sueños es conocer el mundo, inspirado en videos de YouTube es como nace el interés.

Siendo originario de Xicoténcatl, un municipio pequeño, con poco turismo, José Luis, ansioso por conocer más allá del pueblo viaja a esta Capital para poder seguir su sueño.

Al entrar a la Universidad, en sus primeras clases, recuerda a la persona que les platica sobre los intercambios y de las experiencias de quienes han ido, ese mismo día José Luis advierte a su familia que se preparen mentalmente, porque en unos años él va a ser el siguiente.

 

EL PRIMER INTERCAMBIO

Como estudiante foráneo tiene que ir al súper para comprar la despensa de la semana… uno de esos días, José Luis recuerda que de regreso a casa, justo cuando va en el microbús saliendo de Walmart, la maestra publica en el grupo de WhatsApp que hay oportunidades para ir a España de intercambio.

Al pasar por el IMSS, cerca de la UAT, piensa en bajarse, pero… el huevo, la leche, el cereal, la fruta… qué importa, con tal de ir a España.

Y sí, José Luis, se baja y va en busca de la maestra, con pena y todo por llevar el mandado, pero la oportunidad no la puede dejar pasar.

Cuando llega con la maestra, le da la información sobre lo que necesita, y le dice que busque los papeles para irse a España.

Aunque le comenta que puede haber competencia por el promedio, sin embargo, nadie quiere irse, solamente José Luis está puesto en ese momento… y así, en 15 días organiza todo, sin planear su primer intercambio.

 

PRIMERO ESPAÑA

La experiencia en España al principio es rara, en Lugo hay muchos edificios, las calles muy limpias y la voz de los españoles con ese acento, al escucharlo por primera vez, es raro.

El significado de algunas palabras es distinto, pero conforme el tiempo pasa se va adaptando, sobre todo a la comida, porque allá no hay tacos, ni puestos callejeros.

La adaptación es rápida, porque José Luis acostumbra investigar antes de ir a un lugar, un poco de cómo es para no tener ningún percance.

La escuela es similar, llegas y el profesor da las clases, solo que en la UAT, en esa carrera no encargan tantas lecturas, pero en España sí, leen mucho, además las lecturas son en gallego y tiene que traducir lo que no entienda.

A lo que sí no logra acoplarse es el horario, José Luis lleva un ritmo de día justo como el de México, despierta a las dos de la tarde, la escuela es a las cuatro y se duerme a las cinco de la mañana.

En el mismo departamento vive con otros cuatro compañeros de la UAT, y los fines de semana realiza tours en ciudades cercanas a Lugo…

Los tours son gratis, gratis a cambio de videos, es una forma con la que José Luis consigue que un guía le dé un paseo, él le edita vídeos para la empresa de guías turísticas y como paga, es ir a los recorridos…

La experiencia que más lo ha marcado, es cuando ve por primera vez en su vida la nieve, una ocasión en Suiza y otra cerca de Lugo.

 

DESPUÉS COLOMBIA

El siguiente intercambio es Colombia; al llegar a Victoria, José Luis presenta los papeles para volver hacer un intercambio, sin embargo, la mala noticia es que ya no hay espacios.

Al entrar, recuerda que en una clase el profesor le dice que vaya a buscar a una maestra, para que les cambie un horario, y al llegar con la maestra, lo primero que le dice es que si se quiere ir a Colombia, y sin pensarlo, al segundo responde que sí.

“Antes de llegar a Colombia, pienso que es como un México chiquito en cuanto a territorio, la arquitectura similar, y por ello, antes no investigo nada… y digo, a ver qué pasa, al principio con miedo de sacar mi cámara para tomar fotos, porque nos dicen que es peligroso, y pienso que cómo puede ser peligroso, si vengo de una ciudad que es considerada en el top 50 de las más peligrosas del mundo”.

Pero comienzo a conocer, a probar la comida, las arepas (muy ricas) y otros platillos, que aunque no superan a los tacos, están bien.

Y así, poco a poco se va adaptando a esa ciudad, que al principio no es de su gracia.

Algo curioso, es que en el parque principal hay changos, osos perezosos e iguanas, rondando como si fueran perros en México, así, es casual verlos.

Y para ir a la Universidad, tengo que tomar un barquito que le llaman “planchón”, cruzar el río y así llegar a la escuela; “es algo muy gracioso, diferente, que sale de tu rutina, pasas por el parque, ves los changos e iguanas y luego vamos en el barquito, y además, aquí sí hay comida callejera como en México”.

 

EXPERIENCIAS QUE CAMBIAN EXPECTATIVAS

Dice que una de las experiencias que le hizo cambiar su opinión sobre esta ciudad, es cuando pierde su celular en dos ocasiones, una vez en el Uber y otra en el parque.

“Cuando me doy cuenta que se me pierde el celular, después de dos horas regreso, y ahí está una persona esperándome con mi celular en el parque y en el Uber también, esas experiencias marcan mi idea de la ciudad, eso me impacta y cambia mi mentalidad respecto a los ciudadanos, al principio cuando me dicen que es peligroso, mi mente se cierra por completo en relación a las personas”.

Otra experiencia es el afecto que recibe de los ciudadanos, platica José Luis que él empieza a hacer videos en la calle con los chicos, para subirlos a su canal de YouTube.

Luego de ello, el canal crece demasiado y empieza a ser reconocido en las calles.

“Algo que me causa gracia, porque para mí es raro, es que me pidan fotos en la calle como un famoso, he recibido apoyo de los chicos y me agradecen los videos que hago en Montería, porque dicen que ahí no se atreven hacerlos y eso me ayuda a querer mucho a la ciudad y a Colombia porque la gente es buena, en comparación a España, que son fríos”.

 

EL SIGUIENTE PASO

El objetivo siguiente, una vez regresando a Tamaulipas, es ir a Houston con un amigo que vive allá, para conocer la ciudad.

Y sobre la vida profesional, quiere hacer un buen catálogo de su microempresa de foto y vídeo que tiene con un amigo; “queremos hacer el catálogo de eventos para bodas, fiestas, XV años , también hacemos vídeos en restaurantes, vamos y damos un punto de vista sobre la comida, ahora vamos a cobrar la publicidad“.

Luis, comparte que con todas estas experiencias en el extranjero, ha aprendido a diferenciar la cultura, “me gusta conocer lo que en un país es una cosa y para otro algo diferente, de ver cómo somos tan diferentes en el mundo, la arquitectura también, es lo que más vas a ver en los viajes, la aprecias y valoras… la comida es variable, y cuando voy a un lugar nuevo, agarro ideas nuevas para llevar a mi trabajo”.

 

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