marzo 28, 2024
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enero 6, 2019 | 140 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza.-

Cd. Victoria, Tam.- Muchos de los policías que reprueban los exámenes de control de confianza no enfrentan ninguna consecuencia y siguen trabajando, denunció la organización no gubernamental (ONG) Causa en Común, apoyada en información de evaluadores de 13 entidades del país, incluida Tamaulipas.

Al revelar los resultados de una investigación realizada durante 2018, la ONG señaló: “En todos los grupos de enfoque con evaluadores de control de confianza se externó, al ver a personal que no había aprobado y seguía en la corporación”.

“Es muy frustrante, no los dan de baja y los tenemos que evaluar otra vez”, expresaron a Causa en Común los evaluadores.

De hecho, este fue uno de los principales problemas identificados en el proceso de evaluación de control de confianza.

“Se identificó que dentro de los principales problemas de la evaluación están la falta de consecuencias por no aprobarla y el poco aprovechamiento de la información resultante”, mencionó la ONG.

Cabe señalar que en otra investigación por separado, denominada “Indepol 2018”, Causa en Común denunció que 120 policías estatales reprobaron los exámenes de control de confianza en el año 2016, pero solo 27 de ellos fueron dados de baja.

Además, “esas bajas por remoción no necesariamente están relacionados con la no aprobación de la evaluación”.

En este sentido, los evaluadores propusieron a la ONG tres acciones para mejorar el proceso de evaluación de los miembros de corporaciones policiales: uno, utilizar la información resultante para implementar estrategias de prevención de conductas indebidas y de mejora de condiciones laborales y físicas de los policías. Esto implicaría tener mejor comunicación entre los centros y las Secretarías de Seguridad Pública.

Dos, considerar un programa de acompañamiento para los policías que no aprobaron por alguna causa no grave, como condiciones físicas o psicológicas; y tres, diseñar un plan para dar de baja a los elementos no aprobados que realmente representen un peligro para la corporación, considerando tanto tiempos y presupuestos, como necesidades de reclutamiento y profesionalización para cubrir dichas plazas.

Además, plantearon la necesidad de fortalecer cada una de las cinco fases de que consta la evaluación.

Por ejemplo, propusieron para la fase de psicología: incorporar nuevas herramientas, como pruebas psicométricas más actualizadas; en toxicología: aprovechar nuevas tecnologías, para tener resultados más eficientes y en menor tiempo; en poligrafía: ajustar el instrumento con softwares y tecnologías más avanzadas. Por ejemplo, se mencionó que en otros países se monitorea el comportamiento de las pupilas de los evaluados para saber si están diciendo la verdad.

En investigación socioeconómica y psicología, sugirieron considerar visitas de campo para observar al elemento en operación.

También demandaron diseñar y poner en marcha campañas de difusión sobre la utilidad e importancia de la evaluación, principalmente dentro de la corporación, con el objetivo de concientizar a los evaluados y romper con la estigmatización del proceso.

“Existe resistencia por parte de los policías, la cual se relaciona con la percepción que tienen sobre la evaluación, pues normalmente la asocian con un proceso de depuración en el que los evaluadores son ‘los verdugos’”, detalló

Otra queja recurrente fue que los centros de evaluación están al límite en cuanto a cargas de trabajo.

 

 

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