marzo 29, 2024
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enero 21, 2019 | 263 vistas

Shalma Castillo.-

Cd. Victoria, Tam.-
La desaparición de la señal analógica de los televisores lo llevó a dedicarse a uno de los oficios más antiguos de México, de aquellos que iniciaron por los años 30… de aseador de calzado… o mejor conocido, como “bolero”.

Fernando de la Garza Hernández, de 58 años de edad, tiene ya 15 años dedicándose a esta labor.

Con su cajón instalado ahí, en la Plaza del 15, justo enfrente del Teatro Amalia, ya todos lo conocen como el “Águila”.

Además de obtener un ingreso económico sacando brillo a los zapatos de sus clientes, también es una distracción para su salud.

Aunque su fuerte es la electrónica, ya que gran parte de su vida la ha dedicado a eso…

Y mientras termina su almuerzo, nos platica un poco sobre su quehacer diario.

 

¿POR QUÉ DEDICARSE AL OFICIO DE BOLERO?

Fernando platica que, antes de trabajar como bolero, arreglaba televisores antiguos, los que funcionaban con señal analógica, pero luego del apagón, tuvo que buscar otra opción.

Algo que lo mantuviera activo, y también poder utilizarlo como terapia, ya que había pasado por un grave problema de alcoholismo.

“Empecé cuando se terminó la señal análoga de los televisores, yo tenía un taller de electrónica y me tuve que dedicar a otra cosa, por un tiempo fui ayudante de otra persona y ahora tengo mi propia silla, en el mismo lugar”.

“Yo fui alcohólico y lo uso como terapia ocupacional, así se le llama, algo en qué entretenerse, no es que lo necesite mucho, pero me sirve para que mi mente ande despejada y nos recomiendan tener la mente ocupada”, expresa.

Y las experiencias de la vida lo enseñaron, recuerda, viendo a una persona bolear, así aprendió… “yo aprendo todo, tengo la mente ágil, me acuerdo que iba a la plaza del Ocho y me ponía al lado de un bolero y me di cuenta cómo se hacía, empecé como jugando y ahorita llevo 15 años”.

JORNADA DE UN BOLERO.

Para las 7:30 de la mañana, Fernando ya está con su silla y cajón listos para empezar el día de trabajo, sus primeros clientes son los burócratas que trabajan en Palacio de Gobierno.

La mayoría son clientes frecuentes, que acuden casi a diario a bolear sus zapatos.

A media mañana, deja encargada su silla y se va a comprar de almorzar, por lo regular algún antojito que venden ahí mismo, en la Plaza.

A diario dice que recauda entre 300 y 400 pesos, más que un salario mínimo, y el día más “flojo”, es el sábado.

Platica que en estos años también ha tenido clientes diputados, funcionarios, candidatos y muchos políticos.

Dice que lo más común que bolea, son los zapatos y botas tipo vaqueras, pero le hace a todo tipo de calzado, e incluso tiene “aceite de castor” para las botas de gamuza.

 

LA CLAVE, ES UN BUEN SERVICIO.

Fernando comenta que desde hace muchos años se ha dedicado a tener contacto con los clientes, pues siempre ha trabajado en venderles un servicio.

“Con buen trato, y un servicio de calidad, los clientes regresan, siempre he tenido negocio y soy amable con la gente”.

También el servicio incluye hasta terapias de psicología…

“Aquí llegan y me platican sus vivencias o aun que traen problemas, yo los escucho y aconsejo”.

Recuerda una ocasión que hubo un Informe en el Teatro, y de tantos clientes que atendió, se llevó en un día 800 pesos, cuando en ese entonces cobraban 15 pesos la boleada… “ese fue un día bien trabajado, que hasta salí adolorido de la espalda”.

 

OTRA OPORTUNIDAD DE VIVIR, PARA SERVIR.

Fernando, comparte que vivió una etapa muy difícil, la cual afortunadamente superó, y ahora se dedica a trasmitir lo positivo de la vida, para que más personas no caigan en lo mismo.

“Estuve mucho tiempo en Alcohólicos Anónimos, fui padrino de varios, y ya tengo 28 años sin beber, con orgullo lo digo, porque anduve tomando hasta alcohol del 96 y ahora no bebo nada y eso es un logro, nuestra misión es ayudar al que anda sufriendo”.

Platica un poco de esa amarga experiencia; “yo me quedaba dormido en las bancas, andaba bien sucio, orinado, pero el cambio es radical, yo les platico eso para que no vivan lo mismo, porque a veces son tomadores y no saben a lo que se están exponiendo, yo empecé como tomador social y fui pasando las etapas hasta llegar a alcohólico consuetudinario”.

 

MULTIFACÉTICO

Se considera que sabe de todo un poco…

“Soy multifacético, le hago a todo, nada se me dificulta”.

Dice que cualquier cosa que quiere hacer, aunque no sepa, lo aprende.

Pues también arregla celulares, y tiene muchos clientes; repara centros de carga, pantallas quebradas y cualquier detalle que tenga un aparato móvil. Dice que aprendió cuando tuvo un módulo de venta de celulares.

Además, comparte que a su familia la ha sacado adelante con sus actividades laborales, y a sus hijos les dio, a través de la electrónica, y todos son licenciados.

 

EXPERIENCIAS

Platica que como en todo oficio, hay clientes prepotentes, y que a lo largo de estos 15 años, se ha topado con algunos.

“Un cliente quería que le lavara los zapatos nada más con jabón de calabaza y cuando se lo terminé me daba diez pesos, pero eso no costaba la boleada, él me decía que le estoy cobrando por lavárselos con jabón, y yo le dije no es cualquier detergente, porque está caro y le dije, ¿sabe qué?, llévese su dinero y se fue molesto”.

Menciona que también estuvo presente el día del granadazo que aventaron a la puerta de Gobierno, “yo no me moví, toda la gente corrió y yo me quedé en mi lugar, sí tengo miedo, pero sé dominarlo”.

 

 

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