abril 23, 2024
Publicidad
agosto 11, 2019 | 5430 vistas

Shalma Castillo.-

Irlanda Rossy Totosaus Soberón ha demostrado en Japón de qué están hechas las tamaulipecas… sobresaliendo con inteligencia y dedicación.

La originaria de Valle Hermoso, Tamaulipas, a sus 25 años trabaja en una empresa de Aguascalientes, y ahora se encuentra en la ciudad de Fuji aprendiendo nuevos proyectos.

En su área de trabajo es la primer mujer que colabora en la planta de Japón.

Estudió Ingeniería Mecatrónica en la Universidad Politécnica de Victoria, domina el inglés y aprende el idioma japonés.

Por su trabajo ha recorrido gran parte de Japón, conociendo nuevas culturas, lugares, personas y gastronomía.

Irlanda nos comparte su experiencia en aquel país asiático.

 

ASÍ EMPIEZA LA AVENTURA

Al cursar el último cuatrimestre en la Universidad Politécnica, lo realiza en Aguascalientes a través de una movilidad académica con la intención de empezar las prácticas en la planta de Nissan o Jacto de ese estado.

Al hacer el período de becario practicante en Jacto, la empresa con la que tiene primer contacto, le ofrecen trabajo una vez que concluye su carrera y se queda ahí.

Esta empresa es la proveedora de las transmisiones de Nissan, ahí se desempeña como ingeniero de procesos y proyectos en el área de tratamientos térmicos de aceros; en procesos le corresponde estar a cargo de todos los problemas que surjan con los equipos o piezas, análisis de fallas, y como proyecto; adopciones de nuevos equipos y nuevos modelos.

 

APRENDIENDO EN JAPÓN

El año pasado la empresa lanza una convocatoria a nivel global para trabajar en la planta de Japón, aplica y queda seleccionada.

El objetivo principal en Japón es aprender lo más que se pueda, tanto de la manera de trabajo de los japoneses como de los nuevos proyectos que se van para la planta de México.

Irlanda platica que en el trabajo se comunica en inglés con sus compañeros, aunque la adaptación al principio es algo complicada.

Los japoneses son todo lo contrario al mexicano común, ellos son muy organizados, callados, tienen una manera de pensar muy diferente, son secos, pero amables.

“Es complicado y más como mujer, porque de hecho, soy la primer mujer en esta área aquí en Japón, entonces ellos no saben cómo tratarme, llegan a dudar que sé los temas, y es difícil romper esa barrera, demostrarles que estoy aquí por algo”.

 

LA ADAPTACIÓN EN JAPÓN

Al encontrarse en Fuji, una ciudad pequeña y no turística, es muy difícil porque nadie habla inglés.

“Me comunico a señas y con lo poco que estoy aprendiendo del japonés para pedir comida y lo que voy a querer”.

Para el súper ya tiene una lista de los productos básicos, sin embargo sí es complicado porque nada está en inglés, todo está escrito en japonés.

En Japón los conductores manejan de lado derecho, hay ciudades que tienen semáforos en cada cuadra, pero los traslados de Irlanda son caminando o en bicicleta.

Los japoneses son poco complicados y fríos, tienen su cultura muy inculcada, ya cuentan con su rutina diaria y el mexicano no está acostumbrado a eso, comemos a la hora que sea, pero no siempre seguimos un protocolo.

“En los restaurantes llegas y no te entienden del todo y se desesperan, pero no dejan de atenderte ni te corren, son muy amables y tratan de comunicarse contigo”.

En el tiempo que lleva en ese país, ha presenciado la celebración de la cosecha, es para que haya buena cosecha este año; hacen desfile conmemorativo con carros alegóricos. “Son mucho de creencias supersticiosas, piensan que si no hacen ese desfile habrá mala cosecha”.

En Japón vive con otras personas del programa, son 12 en el mismo edificio y tratan de apoyarse en todo lo que se necesita.

“La comida, es lo mejor”… expresa.

Dice que la comida japonesa es deliciosa, todo el pescado crudo le gusta, y cada estado tiene su comida tradicional, lo cual trata de comer cuando viaja, y hasta ahora todo le ha fascinado.

“Japón es un país muy limpio e higiénico, las calles están limpias, algunas son muy tradicionales y otras modernas”.

ANÉCDOTAS PARA RECORDAR

Una situación que ha marcado a Irlanda en su estancia, es la fecha de su cumpleaños.

“Mis compañeros se pusieron de acuerdo para darme un regalo, pero ellos no son así, los japoneses no son expresivos ni se organizan para ese tipo de cosas, en cumpleaños de otros compañeros nadie se entera, ni sabemos de la vida de nadie.

De hecho, el día exacto de mi cumpleaños no me felicitaron, no sé cómo se enteraron, pero días después en el comedor me dicen que me tienen una pequeña sorpresa y me entregan una bolsita, al dármela se quedan parados, no saben si saludarme, abrazarme o qué hacer y ya nos tomamos una foto”.

A Irlanda le gustan mucho los relojes y en un viaje que hacen a Tokio les comenta que quiere ir a una tienda de relojes, y con algunos platica que tiene varios relojes.

Y justo su regalo, es un reloj, seguramente de ahí se pasaron el rumor.

“El hecho que hayan considerado ese detalle, significa mucho para mí”.

 

CONOCIENDO CIUDADES DE JAPÓN

En este tiempo, Irlanda ha recorrido gran parte de el país asiático; Hiroshima, Kyoto, Osaka, Tokio, Nagoya y Yokohama, las ciudades más grandes.

“Cada lugar tiene sus pros, pero visitar Hiroshima, en lo personal ha sido de lo más interesante, ya que presenciar cómo está reconstruida la ciudad después del ataque de la bomba atómica es algo para admirar”.

“Yokohama tiene de todo, el equipo de soccer de ahí es patrocinado por Nissan y hemos tenido la oportunidad de atender un par de juegos”.

 

SEGUIR APROVECHANDO OPORTUNIDADES

El programa tiene duración de un año y regresa a Aguascalientes, para aplicar todo lo aprendido.

La maestría es algo que le gustaría realizar a futuro, pero el plan inmediato es el proyecto japonés en México.

También le gustaría seguir recorriendo el mundo, aunque por ahora se encuentra vacacionando en China y la India.

“Es una oportunidad que día a día agradezco, extraño a mi familia y amigos, pero estoy aprendiendo”.

Comentarios