abril 25, 2024
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agosto 30, 2019 | 159 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza.-

Cd. Victoria, Tam.-
Debido al impacto de la sequía que afecta a Tamaulipas, el ciclo agrícola Primavera-Verano 2019 ya se convirtió en el peor de los últimos 50 años, porque será mínima la superficie que podrá sembrarse, afirmó Gabriel Anaya Fernández.

El dirigente de los agricultores del Distrito Agrícola del Mante dijo no recordar un año que haya sido tan cruel, climáticamente, como el actual.

“Pudiera estarme equivocando, pero en toda mi vida de productor no recuerdo un solo año tan malo como este, porque, por ejemplo, en el Distrito de Mante se programaron 38 mil hectáreas para siembra y apenas hay sembradas cinco mil”, detalló.

Y añadió: “Lo peor es que los compañeros que sembraron esas cinco mil hectáreas van a tener más pérdidas, porque le invirtieron recursos y no recuperarán nada, ya que las siembras no se lograrán”.

Anaya refirió que la situación es generalizada en todo el centro y sur de Tamaulipas, donde se siembra el ciclo Primavera-Verano.

“Hemos platicado con compañeros de otros municipios y todos estamos igual. La cosa está espantosa. Está de la chingada, porque hasta las presas se están secando. Me cuentan que la presa Las Ánimas está a un 20 o 22 por ciento de su capacidad y eso significa que ya no se le podrá sacar agua para riego agrícola”, mencionó.

De acuerdo con reportes de la Secretaría de Desarrollo Rural (Sader) durante el ciclo Primavera-Verano se programan para siembra alrededor de 425 mil hectáreas, principalmente de sorgo, soya y maíz, que generan en promedio un millón 200 mil toneladas de sorgo.

Hasta el momento la Sader se ha negado a revelar la superficie que logró habilitarse, pero los dirigentes de productores coinciden en que la situación es de desastre.

El pasado 13 de agosto, Roberto Rodríguez Alanís, presidente de la Unión Regional Agrícola del Centro (URAC), informó que de 80 mil hectáreas que se siembran en Hidalgo, Villagrán, Mainero, Jiménez, Abasolo, San Carlos, Victoria y Villa de Casas, 40 mil están abandonadas por sus propietarios y el resto se quedaron sin sembrar porque no hay humedad.

Dijo que las pocas hectáreas que pudieron haberse sembrado se siniestrarán, porque no hay disponibilidad de agua.

“La cosa está de la chingada. Como nunca antes”, señaló.

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