abril 24, 2024
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septiembre 6, 2019 | 756 vistas

Shalma Castillo.-

Su liderazgo y capacidad lo han llevado hasta el sur de Asia.

Guillermo Francisco Ramírez Vásquez es victorense y a sus 25 años de edad se encuentra aprendiendo en las grandes ligas.

Es ingeniero mecatrónico, egresado de la Universidad Politécnica de Victoria (UPV) y actualmente vive en Bangalore, India.

Trabaja de project manager en la empresa Bosch en México y ahora se encuentra laborando y capacitando en Project Management de aquel país.

Domina el español, inglés y un poco de chino, su propósito es aprender el hindi.

Además de conocer diferentes ambientes laborales, también quiere conocer otras culturas y lugares, en sus planes está Bangkok, Tailandia, Dubai, Kuala Lumpur y Singapur.

A casi 16 mil kilómetros de distancia y 12 horas de diferencia, Guillermo comparte un poco sobre la gran experiencia de aquel país de los templos.

ASÍ INICIA TODO

La mecatrónica es lo que le apasiona, desde unos semestres antes de salir de la Universidad, Guillermo trabaja en la empresa de Guadalajara, “Continental”, se dedican a hacer llantas, pero él se encuentra específicamente en el área de software automotriz, en un programa para entrenar a ingenieros recién graduados.

Al terminar el contrato, aplica para ingresar a Bosch, en esta empresa su trabajo es project manager; consiste en coordinar a un equipo de developers (desarrolladores) y se encarga de organizar el trabajo de ellos con las necesidades del proyecto. También se pone en contacto con la gente de las empresas de India, Alemania y Estados Unidos, para saber prioridades del proyecto y aplicarlas en el equipo de México.

La empresa se dedica a un sinfín de cosas, pero en particular, en el departamento que trabaja Guillermo es de Car Multimedia, lo que hacen es la parte de información de adentro de los carros que va desde el radio, GPS, parte del aire acondicionado y clúster de instrumentos, principalmente clúster digitales o híbridos.

Guillermo entra a trabajar a la empresa como desarrollador de software, hace un año asciende a project manager.

Al ver el potencial de Guillermo, su jefe lo nomina, sin que él se diera cuenta, para irse a entrenar a la India.

Justo a la India, porque allá está la mayor parte de ingeniería de la empresa. México es como una “ramita de India”.

 

EL TRABAJO EN INDIA

En la India la empresa es similar, pero el trato con las personas es diferente. Allá son “menos abiertos”, y los mexicanos hablan mucho. De hecho, dice que en la hora de comida son muy callados, al terminar todos se levantan y regresan a su lugar, y en México, la platicada y el relajo nunca falta en el comedor.

La jornada laboral es distinta, también, a los hindúes les gusta trabajar en la tarde; “en México mi horario es de siete de la mañana a cuatro de la tarde”.

Ahora Guillermo está trabajando en un proyecto nuevo para tomar experiencias con diferentes ambientes laborales y herramientas. Está al mando y toma entrenamientos de manejo de rendimientos, personas y estimación.

Este proyecto también es de la industria automotriz, sobre un software, pero de la página central del coche, de navegación.

 

LA VIDA EN INDIA

La gente es bastante tradicionalista, “¡de hueso colorado!, cómo decimos en México”, los que son hindúes se les nota desde primera vista, tienen su marca en la frente.

Los templos abundan. Por lo regular, a cada cierta distancia te encuentras con uno en la ciudad.

Hay un contraste bastante drástico, ves pobreza extrema y riqueza también.

“Vas por la calle, y no pasas dos cuadras sin ver a alguien pidiendo dinero, pero a la vez, también ves a gente en sus BMW y Mercedes, el dinero se les nota a distancia”.

El UB plaza es un centro comercial, ¡parece museo!, ahí encuentras las tiendas de marcas más exclusivas y los precios, ¡por supuesto!, muy elevados.

La comida tradicional es el arroz, ¡para todo comen arroz, de todas las maneras posibles!; arroz frito, arroz cocido, arroz blanco, lo mezclan con diferentes salsas y le dan sabor variado, el más común es el sambhar, es un tipo caldo de lentejas con curry y lo mezclan con arroz; también el briyani, es picante que va acompañado con vegetales, pollo o huevo.

Algo muy común es el roti, tienen diferentes tipos; chapati, naan, entre otros, ellos le llaman pan, pero prácticamente tortillas de harina.

En desayuno es muy típico el dosa; es un tipo de tortilla grande, como de 30 centímetros, muy delgadita y crujiente, está hecha a base de harina de arroz. La cortan en pedacitos y la remojan en una pasta de coco con especies picosas.

El turismo en Bangalore es más laboral, porque es la ciudad tecnológica de India, encuentras mucha gente asiática, europea y latinos, casi todos están por trabajo.

El clima es de lo mejor que tiene la ciudad “¡nada que ver con Victoria!”. En Bangalore raramente superan los 32 grados, casi siempre es “fresco” y en invierno no baja a más de diez grados. Justo en esta época del año le llaman el “monzón”, es cuando llueve.

En la empresa y la ciudad se comunica en inglés, porque en la India tienen más de 20 lenguas oficiales, y en la ciudad hay gente de todo el país y cada quien tiene su lengua. Pero el reto principal es aprender el idioma hindi o el kannada, el de la región.

 

DE LO MÁS SORPRENDENTE

La tradición de los hindúes es comer con la mano, sin cubiertos. Pero con la mano derecha.

“Se me hace difícil, porque estoy acostumbrado a comer con la mano izquierda, y cuando te ven comiendo con la izquierda les da asco, ellos la consideran como la ‘mano impura o sucia’, porque en India no usan papel de baño, utilizan la mano izquierda para limpiarse”.

¡El tráfico es terrible!, en traslados de menos de cinco kilómetros te puede tomar hasta dos horas.

Además utilizan exageradamente el claxon; pitan para avisar que van en marcha, cuando dan vuelta, cuando van a rebasar, y calles de tres carriles se convierten en cinco y hay muchísimas motos.

La ideología de la cultura vial… ¡el que llegue primero es el que pasa!, cruzan carros y peatones a la vez, todo revuelto…

Pero lo sorprendente es que el tráfico de afuera parece un caos, pero tienen su orden dentro de él, ellos se entienden, cuando vas en el transporte ves que van a chocar, pero el de enfrente se mueve, a lado le sale una moto, y se ponen de acuerdo para pasar.

 

PARA RECORDAR

Algo curioso es que los dulces mexicanos logran enamorar a los hindúes.

“Para romper el hielo con mis compañeros, porque cuando llega alguien de fuera y principalmente si es quien va a supervisar, lo ves de lejos. Y para eso les traje dulces mexicanos, porque algo que les gusta mucho a los indios es la comida picante y dulce, de hecho, al café le ponen hasta cuatro sobres de azúcar. Los dulces que traje son pulparindos y picarescas; dulces picosos, con eso logramos romper el hielo”.

Otra de las anécdotas que recuerda de esta travesía es en el camino hacia India, justo en el aeropuerto de París.

“Al llegar al área de seguridad el guardia me detiene porque llevo muchas cosas, y me pasa a pesar mi equipaje, de extra llevo cuatro kilos, al no entendernos porque él no habla inglés, llama a alguien de la aerolínea para ayudarme. Me dicen que tengo que documentar la maleta o sacar cosas, pero llevo dos maletas ya documentadas y al agregar otra son casi mil euros, entonces prefiero sacarle cosas; me pongo la almohada del cuello, chamarra, los cargadores en las bolsas de la ropa, en la cangurera guardo todo lo que puedo y con un libro en la mano, y casi pierdo el vuelo”.

PIERDE EL MIEDO, ARRIÉSGATE

“Una vez que sales de tu país, ves todo de manera diferente, te ayuda a crecer como persona y profesional. Romper la primer barrera: el miedo, aceptar las oportunidades y ya no hay vuelta atrás, de ahí comienzas a ver todo positivo. Se requiere mucha positividad y ¡aventarte el clavado!, aunque lo que más se extraña es la comida, pero todo vale la pena”.

Conocer el mundo y diferentes culturas.

En este mes, Guillermo va a visitar Tailandia, en octubre a Amristar, en noviembre a Singapur y Dubai y el próximo año a Malasia.

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