abril 23, 2024
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septiembre 7, 2019 | 162 vistas

Rubén Jasso.-

Con fuerza, agita una bandera blanca con su mano derecha, al tiempo que cientos de corredores salen a toda velocidad desde un marco inflable de color azul en busca de colocarse como punteros en la carrera de cinco kilómetros.

Es el último sábado de agosto. Es temprano pero la mañana es “bochornosa” y en el evento con causa a beneficio de Pedro Ramos Licón, se reúnen su familia, sus amigos y muchas personas que quizás él no conoce, pero que han decidido aportar su granito de arena a sabiendas de la batalla que sostiene desde hace varios meses contra el cáncer.

Los corredores se alejan por la Calle 17 en dirección al Paseo Pedro José Méndez y en la línea de salida el entrenador de básquetbol platica con varios amigos que lo acompañan, entre ellos Jaime García y “Tony” González.

En cuestión de minutos, los rayos del sol ya iluminan su rostro y es ahí cuando nos concede una charla y nos explica el camino que ha venido siguiendo desde enero, cuando su vida y la de su familia dio un vuelco inesperado.

Nacido en Chihuahua pero con fuertes raíces en Tamaulipas desde hace muchos años, Pedro Ramos ha disfrutado de las mieles del éxito como jugador del equipo Correcaminos y también como entrenador de selecciones en competencias nacionales e internacionales, impulsando a jugadoras y jugadores a realizar sus sueños.

Amable como siempre lo ha sido y con la humildad que lo caracteriza, el entrenador y ex jugador profesional de baloncesto, agradece de corazón el apoyo de los victorenses, de conocidos y no conocidos que también se sumaron a la lucha.

“(Estoy) muy agradecido con las autoridades del Inde (Instituto del Deporte) y toda esta gente que participó y se puso en mi lugar para estar aquí y dar ese granito de arena para seguir con ese tratamiento que me permita salir de esta enfermedad”, dijo al comenzar la charla mientras se desarrollaba la carrera.

 

FUE EN ENERO

Con serenidad y demostrando ante todo una inquebrantable fe en Dios, Pedro Ramos recuerda que fue en enero de este año cuando un malestar en la espalda lo llevó a consultar a un médico, sin imaginarse que semanas más adelante recibiría un diagnóstico que no esperaba.

“Empecé un tratamiento para mi espalda, que fue donde primeramente me pegó, yo no sabía de qué se trataba y resulta que al mes y medio no hubo los resultados esperados y a partir de ahí se empezó a sospechar de algo más, entonces me hicieron una serie de estudios y a partir de marzo resultó que me detectan cáncer en la sangre”, relata.

Conocido más como mieloma múltiple, es un mal que “ataca” los huesos donde hay médula ósea, explica el entrenador, pero lejos de lamentarse por la situación, decidió hacerle frente y empezó con las quimioterapias, sumando ya cuatro meses bajo ese tratamiento.

“Gracias a Dios vamos mejorando, lentamente, pero ha surtido el efecto que se espera con las quimioterapias, va a ser todavía un tiempo largo de tratamiento, pero estoy seguro de que vamos a salir adelante con la ayuda de toda esta gente y de Dios principalmente”, asegura.

Con toda sinceridad, acepta que al principio fue un duro golpe el saber que debía enfrentar un panorama que no se imaginaba, sobre todo porque toda su vida ha sido un deportista, pero también entendió que era mejor aceptar un nuevo proceso en su vida.

“Hay que vivir el día a día con la enfermedad y el tratamiento y cuando tú lo aceptas, eso te da la fuerza necesaria para decidir que es lo que vas a hacer”.

Y añade: “O te sientas a esperar lo que venga o te levantas para salir de la enfermedad y actualmente es mi caso, yo estoy completamente decidido y fuerte para seguir luchando y con la mentalidad de que voy a seguir adelante”, dice convencido.

Además, en su camino se han cruzado personas que también libran una lucha contra el cáncer, viendo en todos ellos una entereza y un entusiasmo dignos de imitar, sobre todo porque muchos compañeros de batalla son mayores que él.

“Cuando estoy en las quimioterapias me encuentro a gente con esta misma enfermedad y todo mundo con un positivismo… eso me da fuerza para salir adelante, creo que soy el más joven en ese grupo que vamos a tomar las quimioterapias y eso me permite decir: si esta gente que es mayor que yo tiene ese positivismo para enfrentar esta enfermedad pues porque yo no lo voy a hacer”, sostiene.

 

POCO A POCO

Respecto al panorama para los siguientes meses, aun y cuando tiene ocho “quimios” por delante, Pedro Ramos se siente motivado, pues dentro de poco los médicos evaluarán su mejoría y entonces pasaría a otra etapa en su tratamiento que podría ser una operación y su respectivo periodo de recuperación.

Mientras tanto, el entrenador debe acudir cada semana a Monterrey y aunque acepta que es algo pesado, sabe que la lucha y el esfuerzo siempre valdrán la pena.

Y así como su familia lo acompaña en esta batalla, Pedro Ramos también agradece el apoyo incondicional y comprensión del director del Inde, Carlos Fernández Altamirano, así como de la Dirección de Educación Física, de Deportes de la UAT y del Colegio La Salle.

“Estoy profundamente agradecido por ese apoyo que me han dado, por ese lado estoy tranquilo y dedicado cien por ciento a mi tratamiento”, puntualizó.

 

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