mayo 9, 2024
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diciembre 9, 2019 | 494 vistas

Shalma Castillo.-

Las papitas mixtas y los rancheritos con limón y salsa de la que pica o de la que no pica son los preferidos por los clientes.

Todo lo que vende lo prepara con amor, esa es la clave que lo ha mantenido por 30 años en este negocio.

Arturo Cordova Martínez es famoso por las fritangas, sobre todo en el entorno burocrático, pues en el edificio gubernamental del 15 Juárez no hay trabajador que no lo conozca y que no haya probado sus productos.

El ofició lo heredó desde hace dos generaciones, primero inició su abuelo, después su papá y ahora él. Dice que es un trabajo modesto, pero alcanza para comer y eso es lo que importa.

Desde hace 30 años decidió iniciar con la venta de frituras por las calles de la ciudad, hace once años se instaló de manera ambulante dentro del edificio de Palacio de Gobierno, y hace tres años que se ubica sobre la calle 16 Juárez e Hidalgo.

A comparación de otros negocios de este tipo, Arturo prefiere preparar la mayoría de los productos que vende.

Su jornada laboral inicia a las siete de la mañana, con ayuda de su familia cocina las palomitas y otras papitas, las coloca en bolsas de plástico y las sella. Para las diez de la mañana sale a los primeros puntos de venta: Sagarpa e INE, a las 12 de a mediodía, llega a Palacio de Gobierno y ahí permanece hasta las cuatro de la tarde.

En su compañero de aventuras, el cajón de madera, lleva las papas naturales, palomitas, rancheritos, cacahuates salados, enchilados, tostados y botaneros, así como la especial, las pepitas mixtas que llevan diferentes tipos de frituras.

La salsa que pica y la que no pica, así como los limones no pueden faltar, ya que es el toque especial.

“Es un negocio modesto que tengo, pero de aquí sale para comer. El producto que yo traigo ya lo conocen mis clientes y el que más consumen son los rancheritos preparados con limón y salsa”.

“No me avergüenzo ni he querido cambiar de trabajo, es lo que me gusta hacer y sé hacer. Me da gusto trabajar en esto y las personas sientan gusto de venir a consumir lo que yo preparo con mi familia en casa”.

Las fritangas de Arturo han rebasado fronteras, pues sus clientes los han exportado hasta Estados Unidos.

“Yo personalmente nunca he vendido fuera de la ciudad, pero tengo clientes que me hacen pedidos de grandes cantidades para llevárselos a sus familiares que viven en Estados Unidos”.

Las frituras son irresistibles, que hasta personajes del ámbito político son clientes.

Recuerda que hace años, en un par de ocasiones el exgobernador Américo Villarreal llegó a comprarle personalmente. Otras veces llegaban trabajadores de Eugenio y Egidio, a pedir fritangas para los exmandatarios.

“Los exgobernadores también han consumido mis productos, así como diputados, uno de ellos es Arturo Soto, y él personalmente viene a comprarme”.

La mayoría de las experiencias con los clientes son positivas, ya que le gusta tener un trato educado y atención de calidad, y eso ha provocado que sean frecuentes, es decir a diario, llegan a consumir las frituras que Arturo vende.

Pero también ha tenido anécdotas no muy gratas; “hace varios años, unos clientes no quisieron pagar la mercancía, y pues uno no pone uno a pelear, ni alegar, se llevaron varios productos, pero afortunadamente no afectó el bolsillo”.

Al término de las ventas, Arturo todos los días va al mercado Argüelles a surtir la materia prima para elaborar las frituras.

Finalmente, comenta que la mejor temporada para sus ventas es en verano, pero todo el año le va bien, pues sus clientes frecuentes nunca fallan.

“Para todos los que dicen que no hay trabajo, yo digo que sí hay, y la prueba de ello es que uno busca la oportunidad”.

 

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