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diciembre 9, 2019 | 244 vistas

Copenhague, 8 Dic (Notimex).- Investigadores daneses han resuelto un problema de contabilidad de desastres en los Estados Unidos, confirmando que en el Siglo pasado, los peores huracanes de América del Norte fueron tres veces más frecuentes y significativamente más destructivos.

Los cálculos parecen simples, pero no lo son. En 1900, la población total del planeta era de aproximadamente mil 600 millones de personas, la mayoría de las cuales vivían en zonas rurales. Para 2018, había alcanzado los 7 mil 500 millones de habitantes y más de la mitad se concentraba en las ciudades.

Cualquier huracán amenazaría a más víctimas y habría más, y más costosas, propiedades destruidas, por lo tanto, el daño siempre tenderá a aumentar y el número de fenómenos destructivos crecerá, porque tendrán más posibilidades de golpear un área urbana, en vez de unas cuantas granjas.

Los ciclones tropicales, los tifones y los huracanes comienzan en el mar a medida que aumenta la temperatura de la superficie. Con temperaturas globales cada vez mayores, impulsadas por la excesiva combustión de combustibles fósiles, se esperarían más huracanes, con mayor velocidad del viento y cargas de lluvia enormes para provocar inundaciones desastrosas y daños severos.

Sin embargo, es difícil demostrar que la crisis climática es intrínsecamente más peligrosa, a pesar de que el daño por tormentas de viento va en aumento. Los investigadores usan la contabilidad económica para calcular lo que costaría un huracán.

Los huracanes son los desastres naturales más costosos en los Estados Unidos. Los científicos del Instituto Niels Bohr en Copenhague comenzaron a hacer comparaciones de una manera nueva: en vez de igualar las pérdidas financieras caso por caso, intentaron calcular el tamaño de un área completamente destruida para dar cuenta de una pérdida financiera en particular.

Extendieron esta contabilidad de «área de destrucción total» hasta el año de 1900, para ver qué revelaría el nuevo enfoque de comparación.

Informan en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, que encontraron lo que llaman «una tendencia positiva emergente en el daño, atribuible a un cambio detectable en las tormentas extremas debido al calentamiento global». Y concluyen: «la frecuencia de los huracanes más dañinos ha aumentado a una tasa del 350 por ciento, por siglo».

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