abril 24, 2024
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febrero 19, 2020 | 172 vistas

Mariana Castañón.-

Los feminicidios no cesan. Las autoridades no actúan. Las cifras rojas aumentan y las cosas siguen igual. Cuando la impunidad y las soluciones paliativas a problemas radicales son la respuesta normada de esta sociedad, toca cuidarnos entre nosotras. Hermana mexicana, por tu seguridad, por favor, toma las siguientes precauciones:

1.- Mantente conectada todo el tiempo. Aunque te incomode sentirte vigilada, salir sin batería del celular, sin compartir tu ubicación, ya no es una opción. No solo la compartas, también asegúrate que quien la está recibiendo esté activo en ese momento. Si tomas algún transporte privado para moverte, toma placas y habla por teléfono durante todo el trayecto. Nunca olvides que los taxis, los ubers y el transporte público pueden llegar a ser lugares peligrosos, o hasta letales.

2.- Cuidado en la calle. Evita los callejones y las calles poco iluminadas. Cambia de acera cuando veas a alguien sospechoso, y ten al alcance algún tipo de artículo que pueda defenderte en caso de emergencia (te recomiendo invertir en un taser o un gas pimienta). No olvides que, aunque las noches son especialmente peligrosas, tampoco es prudente recorrer lugares desolados de día. El peligro está en todos lados y a todas horas. Aunque sea impráctico,  procura caminar siempre en compañía de alguien. Nunca salgas sola a ningún lado.

3.- No te expongas por una fiesta. El derecho de salir a divertirte no es tan importante como tu derecho a la vida. Por favor, quédate en tu casa. Enciérrate con llave y cierra con seguro todos los accesos si estás sola. Si quieres estar acompañada, invita a tu compañía solo personas de absoluta confianza y, aun así, nunca bajes la guardia. Es necesario redefinir las palabras “seguro”, y “confianza” cada tanto. Recuerda que los predadores están en todos lados. Hasta en nuestras familias.

4.- De verdad, amiga, no te expongas. Ni siquiera cuando salen puras chicas. No podemos actuar como si señoritas divirtiéndose no llamasen la atención de violentos y pervertidos. No intentes darle solución a este problema saliendo en grupos mixtos. Aunque tus amigos no fuesen peligrosos, nunca sabes con quiénes se pueden juntar e invitar, ni tampoco puedes estar segura de cómo se den las cosas cuando se combinen las copas, el deseo y el instinto.

5.- De más está decir que evites el alcohol y los estupefacientes. Nunca sabes cuándo se te pueden pasar las copas cerca de una persona lista para aprovechar malignamente tu vulnerabilidad. Procura no tomar ni siquiera una unidad, pues a veces con una basta. En especial, cuando tu vaso no tiene tapa o protección de las drogas que algunos plantan en las bebidas. De hecho, aprovecha este consejo también para cuidar lo que consumes en restaurantes, aunque no sean necesariamente bares. Cuidado con los hielos y las sodas. Nunca dejes tus vasos fuera de tu vista, llévalos al baño contigo de ser necesario.

6.- Una vestimenta prudente es necesaria incluirla en esta lista. Lo provocativo es peligroso, porque es llamativo, y nunca sabes la atención de qué loco podrías atraer. No solo te detengas en lo obvio, como los vestidos cortos y los shorts bonitos. Piensa en las fantasías de los enfermos. Los uniformes escolares, los tirantes visibles y los pantalones de mezclilla ajustados también han sido protagonistas en violentos asaltos sexuales. Evita salir con ellos en público a toda costa. Lleva ropa holgada siempre en una mochila cuando vas a salir a la calle, pero recuerda que aun así esto no asegura nada.

7.- Evita tomar el transporte público, en especial en horas pico. Estos espacios son caldo de cultivo para el acoso sexual. Si bien te va, este termina en miradas lascivas, apretones de nalgas o roces en los muslos. Pero recuerda que tu acosador tiene acceso a la información de donde desciendes y puede seguirte. Pide, mejor, que alguien de confianza pase siempre por ti cuando necesites trasladarte. Ni los pies, ni los camiones, ni los ubers son seguros. (Por cierto, a quien te traslade, pídele también, por favor, que no llegue ni diez minutos tarde por ti. Un montón de cosas pueden pasar en esos diez minutos).

8.- Cuidado con quien conoces. Limítate a convivir solo con la gente que ya has conocido de años y has tenido la oportunidad de comprobar que no generan ninguna amenaza a tu integridad. Puede ser monótono, pero al menos es seguro. Tu vida vale más que tu aburrimiento.

9.- Agudiza tus sentidos. Presta atención en todo momento. No uses audífonos en lugares públicos, no bloquees este otro sensor de peligro. No te relajes ni un segundo, eso déjalo para cuando llegues a tu casa. Voltea a todos lados, no te detengas a ningún llamado y espera en lugares seguros hasta que consigas que alguien te acompañe o te lleve a tu destino.

10.- Considera que tu sensualidad es un peligro. También tu juventud. Escóndelas, reprímelas. En público y en redes sociales. Nunca sabes quién te puede seguir, o ver, ni cómo usarán eso en tu contra. Tu cuerpo es un alma letal, no importa tu figura.

11.- Sigue todos estos consejos. Vive con miedo, porque el miedo te mantiene alerta. Pero considera siempre que, a pesar de todo esto, es posible que nunca estés a salvo. Así que abraza con fuerza a tus seres queridos cada que te despidas. Nunca sabes cuándo será la última vez que los veas. Haz las paces con Dios y con todos los que necesites hacerlas antes de partir, pues puede pasar en cualquier momento.

12.- Amiga, por último, lo que más te recomiendo, lo más efectivo, verdad de Dios, es no ser mujer. Al menos no una que vive en México. Porque al final no importa cuánto te cuides, ni si tienes siete años o 62, aquí, en este país que no despierta ante tanta violencia, nunca estarás segura.

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