abril 25, 2024
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marzo 2, 2020 | 256 vistas

Chantal Martínez Díaz.-

El buen humor, una vida feliz y activa es lo que hace que don Angel Gómez Herrera, a sus 85 años, se levante todas las mañanas a trabajar en la venta de fruta o raspas, dependiendo de la temporada.

Acompañado por su carretón desde hace más de 40 años, don Angel dice que no le duele nada, que siempre ha trabajado y que todo tiene su ciclo y hay que saber identificarlo. Él es uno de los “Rostros de Tamaulipas”.

Nació en Bustamante, Tamaulipas, pero desde que tenía once años se fue a vivir a Jaumave donde aprendió a ser agricultor.

“También fui agricultor, sé usar una yunta de bueyes, el arado, yunta de machos, todo eso: desmonte, desenraices, todo eso, pero decidí cambiarlo”.

En Jaumave vivió hasta los años 60, ahí conoció a la que hoy es su esposa y quien lo ha acompañado hasta ahora.

Tienen una hija con la que compartieron el terreno donde viven en la colonia Las Palmas en esta Capital.

Cuenta que a su llegada a Victoria veía que quienes se dedicaban a la venta de fruta les iba muy bien, por lo que decidió adquirir el carretón y comenzar a recorrer las calles.

Desde la colonia Las Palmas va primero al centro, llega al bulevar y ahí a un costado del río San Marcos hace base mientras pasa la gente.

A veces vende fruta, como en esta temporada su carrito está lleno de mandarinas que se antojan a simple vista. Cada vasito lo da a diez pesos, mientras que la bolsa con unas ocho o nueve piezas a 20 pesos. Así es como le hace para sacar el sustento diario.

Actualmente es beneficiario del programa de 70 y más, cuya pensión bimestral es de dos mil 620 pesos.

Días y tardes, a veces en la bici y otras tantas empujando el carretón, recorre las calles. Ya tiene sus clientes, inclusive hay quienes han llegado a quererlo mucho (y aunque no se batalla por la sangre liviana), don Angel dice:

“Yo como quiera entiendo, soy como perro sin dueño, le haces: ¡eit vente! y ahí va moviendo la colita de un lado a otro, así soy. Así me digan don Juanito, don Paulito, de muchos nombres, yo les contesto… Hay una señora que dice que me conoce desde hace muchos años, vendía naranjas y siempre me decía don José, yo como quiera entiendo, me llamo Angel, pero como me hablen les contesto”.

Don Angel Gómez Herrera, que goza de una muy buena salud, cuenta que no tiene “dolencia de nada… ni azúcar, presión, gastritis, cuantas cosas hay, nada”.

Y no es solo por la alimentación, porque dice que come lo que encuentra en la calle, sus antojitos o en su misma casa. Sin embargo, asegura que lo que le ha servido es ser feliz.

“Gracias a Dios no tengo ni callos… soy bien feliz”.

 

EL DATO

En México en 2017 se registraban 10.5 millones de personas adultas mayores. De ellos, 82 por ciento vive con algún grado de pobreza, ya sea monetaria o alimentaria. El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores reporta que tres de cada cinco ancianos sufren violencia dentro de la familia.

De acuerdo con Inegi, tres de cada cuatro varones entre 60 y 64 años trabajan y uno de cada cuatro mayores de 80, laboran en empleos con salario mínimo.

Solamente, dos de cada diez adultos mayores de 65 años, cuenta con una pensión.

En cuestión monetaria, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), sólo 2 de cada 10 adultos mayores pueden solventar sus gastos; los ocho restantes viven en situación de pobreza, es decir, 3.5 millones (45.7 por ciento), 36.6 por ciento (2.7 millones) están en situación de pobreza moderada y 10.1 (800 mil) viven en pobreza extrema, con 3.7 carencias en promedio.

Además hay otro 31.4 por ciento de mexicanos de más de 65 años que son vulnerables y sufren carencias.

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