marzo 19, 2024
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abril 16, 2020 | 157 vistas

Chantal Martínez Díaz.-

Cd. Victoria, Tam.-
A su paso, la pandemia del covid-19 ha expuesto un sinfín de circunstancias y condiciones que han tomado relevancia, sobre todo por el flujo informativo y porque se trata de un padecimiento nuevo, que no tiene cura, que es mortal en algunos casos y que ha dejado grandes afectaciones económicas a su paso. No obstante, hay otra secuela: el estigma social que puede ser igual de dañino que el diagnóstico mismo.

Las imágenes de personas que apenas pueden respirar, de niñas, niños, mujeres, hombres y adultos mayores que claman por un respirador; los sistemas de salud colapsados en los países de primer mundo y el abandono de cadáveres en las calles en uno de los países más pobres de Latinoamérica, han marcado a toda la humanidad.

El miedo, impotencia, ignorancia y un sinfín de reacciones adversas han llevado a la comunidad a realizar actos deleznables que ya se replican en Tamaulipas, en nuestras ciudades y colonias.

A todas luces ya hay casos como las agresiones al personal médico que ha sido “bañado” en cloro por portar su uniforme; se han difundido audios, videos, fotografías con todos los datos de las personas diagnosticadas positivas a covid-19, todos a la vista de las autoridades, pese a que mediáticamente se han reservado las identidades.

El señalamiento y la estigmatizacion social es la otra cara del covid-19 y a la que se le ha dejado de lado, pues poco o nada se ha difundido al respecto por parte de las autoridades.

Especialistas en la defensa de los derechos humanos y colectivos con más de 20 años de trabajo en el tema del manejo de VIH-sida (la otra pandemia) coinciden en la urgente necesidad de que la autoridad tome el mando y difunda más información para la no discriminación y, que la sociedad sea más empática respecto de las personas que son diagnosticadas con covid-19.

Para la organización Concepto VIH-sida e ITS AC, quien ha trabajado nacional e internacionalmente la defensa de los derechos humanos de las personas que viven con VIH, urgieron a detener esta otra cara del covid-19.

Y es que desde la llegada del covid-19 a Tamaulipas se han visto un sinfín de manifestaciones para que se revelen las identidades de quienes son diagnosticados positivos de esta enfermedad, que no tiene cura hasta ahora.

Hubo inclusive un alcalde que se dio a la tarea hasta de exigir a las autoridades sanitarias para que le revelara la identidad de las personas que son portadoras de covid-19, violando su derecho a la confidencialidad del diagnóstico.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas: “El estigma social en el contexto de la salud es la asociación negativa entre una persona o un grupo de personas que comparten ciertas características y una enfermedad específica”.

Lo anterior, en una circunstancia como la actual, genera que las personas sean etiquetadas, estereotipadas, que se las discrimine, que se les trate por separado y/o que experimenten una pérdida de estatus debido a una percibida conexión con una enfermedad.

Este tipo de trato, refiere el organismo, puede afectar negativamente a quienes tienen la enfermedad, así como a quienes los cuidan, a sus familias, amigos y comunidades.

Las personas que no tienen la enfermedad, pero comparten otras características con ese grupo, pueden también sufrir estigmatización.

En Tamaulipas, por encima de este tipo de disposiciones que establecen estos organismos internacionales, hasta se desarrolló una aplicación móvil (TAM Covid19) para saber las colonias de los 43 municipios en que se han presentado diagnósticos positivos.

Los especialistas en derechos humanos, como la ONU, aceptaron que la pandemia de covid-19 “ha causado estigmatización social y comportamiento discriminatorio hacia personas de cierto origen o contexto, así como hacia cualquier persona que se percibe haya estado en contacto con el virus”.

Ciertamente, reconocen también que el sentir confusión, ansiedad y miedo es normal; sin embargo, hay otros factores que están contribuyendo a alimentar estereotipos dañinos.

 

SOBREVIVIMOS A UNA PANDEMIA, QUEREMOS SOBREVIVIR A ESTA OTRA

Para la fundadora de Concepto VIH-sida e ITS, el ambiente que hoy se vive en el mundo y en Tamaulipas recuerda justamente cuando en la década de los 80 no se tenía ningún tipo de información respecto de la otra pandemia: VIH-sida.

A través de los colectivos que han velado por los derechos humanos de las personas que viven con VIH se ha hecho un trabajo importante para hacerle frente a la estigmatización y hacerle entender a la autoridad la urgencia de que al interior de las instituciones se dé un trato más humano, empático y considerado.

Pero el trabajo no solo se ha dado al interior de las instituciones, sino que el punto fundamental se da también afuera, en la comunidad.

“Tristemente, las personas que están padeciendo esta enfermedad están siendo señaladas como en un momento nos vimos, es un tema tan abrupto porque se sienten señalados, perseguidos, porque la sociedad no está preparada”, e inclusive, advierte: “La propia estigmatización puede causar la muerte de las personas que son diagnosticadas o inclusive de algunos de sus familiares o en su entorno”.

Y es que al tener un diagnóstico de una enfermedad mortal es cuando más se necesita el apoyo de la familia, el amor y la cercanía, por lo que –con las medidas pertinentes y los cuidados extremos– se debe apoyar a la persona positiva por covid-19: “Necesitan calidad de vida y el respeto para que se pueda manejar su salud y hacerle que se reintegre a la comunidad”.

El problema es que se ve a la persona como “el foco de infección”, pero no se les da la oportunidad de recapitular su vida y vivir de manera normal, no tienen por qué estar siendo señalados.

 

QUE NO QUEDEN IMPUNES

Por separado, Claudia Heredia, fundadora de Vive Mejor Ciudadano y la fundadora de Concepto VIH-sida e ITS, coinciden en que es importante que la autoridad actúe y ponga freno al estigma.

Además, a los familiares les exhortó a que se informen de fuentes oficiales sobre los autocuidados y tener claramente el sistema que deben llevar para manejar el diagnóstico.

“Hay un pánico y es momento de agradecerle al personal de la Secretaría de Salud los esfuerzos que hacen con la poca infraestructura que tienen, porque por eso es mayor el temor, porque no tenemos la infraestructura para enfrentarla”.

Para la sociedad es una responsabilidad el respetar el “quédate en casa” y sobre todo a las autoridades, a la Comisión de Derechos Humanos, hacer un tipo de llamado y meter una normatividad y que se determine que se están violando los derechos humanos cuando se agrede a las personas o se estigmatizan”, por ejemplo, con la violación de la confidencialidad del diagnóstico, en lo individual o de manera grupal, en los centros de trabajo de quienes han sido diagnosticados”, refirió Concepto VIH-sida e ITS.

Para Claudia Heredia, especialista en el tema de Derechos Humanos, también es urgente que se le dé un manejo con más cuidado a la forma en que se trata el tema de la covid-19, sobre todo porque todos tenemos los mismos derechos, así lo establecen los tratados internacionales.

Y asegura: “Se puede dar número de casos, pero no exponer a la propia persona, la familia y la comunidad en que viven, porque, a como están las cosas, lo que queremos es preservar la salud, no son momentos para tener más violencia”.

“Puntualizar la necesidad de que las autoridades que son los que llevan el control de la situación y recordar que además del derecho a la salud y a la confidencialidad del diagnóstico, también hay una ley de protección de datos personales que debe hacerse efectiva”.

Heredia remarcó: “Nos hace falta reforzar la cultura del respeto, la sensibilización real. No todos tienen esa capacidad de reacción ante una emergencia, entonces es importante que las autoridades implementen protocolos de seguridad de información de las personas que están registradas y más porque todos estamos expuestos, todos, nadie está exento”.

Como defensora y activista, indicó que se tiene también que intensificar la promoción de los valores con un enfoque en el respeto de los derechos humanos ante esta contingencia.

“Las nuevas generaciones tienen que llevarse un mensaje de colaboración, ayuda, a los demás y no de ataque. Este tema hay que ponerlo sobre la mesa para que no desaten otros problemas colaterales. Lo que menos necesitamos es violencia, descontrol o disturbios, agresiones y todo tipo de violencia”.

Ahora, recalcó, “necesitamos un espíritu de solidaridad, fraternidad y empatía, tenemos esa gran oportunidad y no la debemos desaprovechar, es nuestro deber generar una empatía colectiva, no caer en esa sociedad violenta y deshumanizada, esta pandemia nos está dejando un mensaje muy importante para voltear al humanismo”.

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