abril 25, 2024
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abril 30, 2020 | 175 vistas

Chantal Martínez Díaz.-

En Tamaulipas más de 45 mil niñas, niños y adolescentes que trabajan han quedado doblemente expuestos en esta pandemia, que los vulnera en uno de sus derechos más importantes: el de la salud.

La condición de proveedores del hogar y los altos riesgos que tienen ahora mismo de salir a las calles por la vulnerabilidad de contraer covid-19 los ubica como un foco rojo que pareciera que nadie ha visto, pues hasta ahora no hay ente que haya destinado recursos para apoyarles con un programa especial.

De acuerdo con la abogada y expresidenta de la Junta Número 8 de Conciliación y Arbitraje de Tamaulipas, Frida Denisse Gómez Puga, este panorama es un síntoma más de un problema en un país donde existen economías mal desarrolladas y en las que las niñas y niños salen a trabajar, ya sea porque son cabeza de familia o para coadyuvar a abastecer las necesidades básicas junto a sus padres.

Y “ahora con la pandemia nos hemos olvidado de estos niños”, a pesar de que México ocupa el segundo lugar con mayor prevalencia de trabajo infantil, según los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Explicó que existen algunos avances en la planeación de la Agenda 2030 que contempla compromisos firmados por los países integrantes, los cuales tienen como objetivos acabar con la pobreza, la desnutrición, la desigualdad, el hambre; garantizar la salud, reducir desigualdades de clases sociales, contar con trabajos decentes, por mencionar algunos de los elementos que nos lleva al trabajo infantil dentro de una sociedad, pero aún los esfuerzos son insuficientes.

 

PARA EL APUNTE

Para tener una idea de la situación, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en Tamaulipas hay un millón 118 mil 475 niñas, niños y adolescentes, los cuales algunos se encuentran en vulneración de al menos uno de sus derechos principalmente porque se encuentran o en situación de pobreza (43.3 por ciento), porque no asiste a la escuela (4.2 por ciento), porque tiene que ir a trabajar (cuatro  por ciento, que significan casi 45 mil) o porque no cuenta con registro de nacimiento (1.6 por ciento).

En el Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, la Organización Internacional del Trabajo, la Cepal y la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe advierten que en esta entidad existen 34 mil 566 niñas, niños y adolescentes en ocupaciones no permitidas, que corresponde a 1.6 por ciento del total nacional.

Desafortunadamente la base de la elaboración de las estadísticas tanto de la Unicef, así como de los demás organismos, corresponde a cifras del Inegi del 2015, por lo que el fenómeno ha cambiado.

Los datos revelan que de esas ocupaciones no permitidas, siete de cada diez son desarrolladas por niños, el resto por niñas y seis de cada diez, son adolescentes.

La entidad ocupa la tercera posición entre las 32 entidades del país con menor proporción de ocupación infantil no permitida, lo cual da una ligera ventaja, pero los focos rojos siguen encendidos.

 

URGE MITIGAR EFECTOS DE COVID EN NIÑOS TRABAJADORES

La Unicef llamó a los países a tomar medidas que mitiguen efectos económicos negativos que podría generar la contingencia sobre familias mexicanas y sugirió incluir la ampliación provisional de los programas de protección social, para darle una cobertura sólida a la contingencia sanitaria.

Sobre todo porque mantener solo los beneficios actuales no será suficiente y se requiere adoptar apoyos adicionales de manera oportuna que permitan garantizar derechos a niñas, niños y adolescentes.

Christian Skoog, representante de Unicef México, dijo que “es importante que el gobierno apoye a las familias con niñas y niños y a otros grupos vulnerables a cubrir sus necesidades básicas durante este periodo”.

La Unicef reconoce la existencia de varios programas de protección social del gobierno para poblaciones específicas y en cuestiones de emergencia, y con el fin de mitigar los impactos del covid-19 recomienda, entre otros:

Activar formalmente el Programa para el Bienestar de las Personas en Emergencia Social o Natural, para así cubrir a población vulnerable que no se beneficia de los programas existentes, tales como mujeres embarazadas, trabajadores infantiles, familias con hijos en su primera infancia, personal de cuidado de niños y niñas y/o de adultos mayores.

Frida Gómez, al hacer un poco de análisis sobre nuestra Constitución Política, comenta que en el artículo 123 se estipula que queda prohibida la utilización de trabajo a menores de 14 años y la Ley Federal del Trabajo en sus artículos 22 y 23, regula también que no está permitido que trabajen los menores de esa edad y, aunado a ello, la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social obliga a quienes les contraten que sean registrados ante el IMSS.

Reconoció también que hay programas de apoyo por parte de la Federación y el Estado mediante la entrega de becas con lo que está paliándose un poco, pero el tema de las condiciones en que viven los trabajadores infantiles se recrudece en esta emergencia sanitaria.

“Creo que es un foco rojo para los gobiernos en general, para poner énfasis sobre lo que está sucediendo con ellos”, máxime que ni papá ni mamá tienen los ingresos suficientes para poder abastecer de las necesidades básicas a la familia.

“En el tema de regulación no nos hemos quedado cortos, está regulado, pero en la práctica al momento de aterrizar nos falta avanzar”, advirtió.

Y es que es un hecho que hay falta de aplicación de políticas públicas, porque después de la pandemia viene un periodo más complicado: la parte de la recuperación económica a nivel estado y nacional y más para estos niños que ahorita no hemos visto –o al menos no ha sido visible– una preocupación tangible sobre lo que está sucediendo con ellos.

“Como una ciudadana vemos las ánforas de la tercera edad en los supermercados, pero ¿qué está pasando con estos niños?”, cuestionó.

Añadió que en la política pública todo es cambiante y las estadísticas que manean las cuestiones económicas también, pero sin duda, “en este preciso momento deben haber necesidades inminentes que están pasando las familias de esos chicos y se convierten en un problema social”.

Hoy que no los vemos en las cajas de las tiendas de autoservicio, no significa que no necesiten atención y esperamos que las autoridades pongan voz a esos niños.

 

DÍA DEL NIÑO

Este 30 de abril se conmemora el Día del Niño y en estas precisas condiciones es como llegan las niñas, niños y adolescentes que trabajan en Tamaulipas, en este 2020 que marcará a todos.

Por su parte, Nayma Karina Balquiarena Pérez mencionó que los organismos de la sociedad civil, como el Centro Asistencial Vive Mujer, tuvo que cerrar sus puertas debido a que son actividades consideradas no esenciales; sin embargo, aunque poco, en la medida de sus posibilidades han podido ayudar a una pequeña parte de la sociedad.

Respecto del trabajo infantil en la pandemia, coincidió que es un tema sumamente delicado, pues son miles de niños, niñas y adolescentes que están desprotegidos, que además de estar expuestos a la enfermedad al salir de casa quedan en total vulnerabilidad ante el maltrato.

“Hacemos un llamado enérgico a la autoridad para que se desplieguen acciones concretas para salvaguardarlos en albergues, o bien con apoyo alimentario a sus familias. Hasta ahora no hay nada para ellos, están en completo abandono”.

Al concluir la contingencia, “saldremos con todos nuestros programas para rescatar a los niños con sus tratamientos y concluir su ciclo este 2020, en terapia psicológica, nutricional, equinoterapia y terapia asistida con animales”, pues será de gran necesidad.

Si de por sí, “es muy alto el impacto del trabajo en la infancia, pues principalmente estamos robando su inocencia, esto se exacerba ahora con la pandemia”, concluyó.

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