abril 20, 2024
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junio 5, 2020 | 419 vistas

Francisco Ramos Aguirre.-

Durante las primeras décadas del siglo XX, surgieron en la Capital tamaulipeca varias organizaciones de trabajadores, alentadas por los gobiernos revolucionarios. Tres de ellas se relacionaban con la Pedrera de Tamatán, maestros de primaria y panaderos. Sus dirigentes sindicales tenían afinidades ideológicas con el recién fundado Partido Comunista Mexicano, donde se refugiaron numerosas organizaciones políticas y laborales de enorme presencia en todo el país, por ejemplo, la Confederación de Sindicatos de Ferrocarrileros.

La idea de los primeros socios del gremio panadero en Ciudad Victoria consistía en organizar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Pan. De acuerdo a sus estatutos, el Sindicato de Panaderos fue creado el 24 de diciembre de 1928, bajo el lema: “Por una Sociedad sin Clases”, afiliado a la Federación de Trabajadores de Tamaulipas y la Confederación de Trabajadores de México. El distintivo de su estandarte era más que elocuente: “Una mano izquierda, empuñando unas espigas de trigo.”

Entre sus declaraciones destacan conceptos eminentemente marxistas, entre ellos unirse a la lucha de clases con los trabajadores manuales e intelectuales de México y todos los países del mundo, para integrar: “La Gran Unión del Proletariado Internacional.” Además de sustituir el actual régimen de gobierno por uno “…de justicia, basado en la abolición de la explotación del hombre por el hombre, en el sistema democrático como medio para gobernar los intereses de la comunidad humana, en el respecto a la autonomía económica de cada Nación y en la solidaridad de todos los pueblos del mundo.” Y remata: “Proletarios de Todos los Países Uníos.” Lema que con variantes: “Campesinos de América Uníos” fue adoptado por la Confederación Nacional Campesina, surgida en el gobierno del general Lázaro Cárdenas.

El sindicato panadero fue reorganizado en 1933, probablemente debido a alguna ruptura con sus fundadores. Lo cierto es que en septiembre de ese año aparece el Frente Único Contra la Opresión, que se hace cargo del futuro político del gremio. Estaba integrado por Vicente Huerta, Marcilio Cavazos, Liberato Rodríguez y Leodegario Cisneros. En tanto el Comité Ejecutivo lo conformaban: Secretario General, Leodegario Cisneros; secretario de Relaciones, Liberato Rodríguez; secretario del Interior, Ambrosio Ramírez; secretario de Actas, Ascención Cedillo y Tesorero, Pilar Acuña.

Para ser miembros de esta organización deberían presentar una solicitud por escrito, ser panaderos, aprendices o expendedores; ser honrados y de buenas costumbres, pagar una cuota mensual de un peso y no haber sido expulsados de ninguna organización. Además, trabajadores dejan clara su postura ante los propietarios de las panaderías: “Procurará que todas las dificultades que se susciten entre sus miembros y los patrones de las tahonas sean solucionadas sin menoscabo de los intereses del Sindicato o de sus socios.”

Los panaderos tenían notoriedad por ser un gremio muy aguerrido, conflictivo y defensor de sus derechos laborales. Durante varias décadas se distinguieron por la realización de huelgas en las panaderías de la ciudad. Por tal motivo, en los mismos estatutos se contempla el artículo 68, que señala: “La agrupación podrá efectuar huelgas parciales o generales, las que deberán ser aprobadas previamente en asamblea general y se sujetarán a los requisitos establecidos en la Ley.”

Vicente Huerta Segura fue una de las cabezas más visibles desde los inicios de la agrupación. Al paso de los años se empoderó como dirigente vitalicio del mencionado sindicato obrero. Además, fue militante activo del Partido Comunista Mexicano y encabezó varios movimientos de huelga, contra los patrones o propietarios de panaderías. Por sus ideas políticas en 1932, un grupo de policías victorenses lo golpeó brutalmente en una de las calles.

A mediados de 1929 Huerta estuvo preso junto a José González. Por esos días, las Comisiones de Seguridad asaltaron las oficinas del Comité Regional del Bloque Obrero y Campesino, donde fueron privados de su libertad Luis Carreón, Eleuterio García, Benito Guerrero, Juan Ramírez, Cirilo Ortiz y Lucio Guerrero. En algún momento defendió los movimientos obreros surgidos en Victoria y Tampico. Ante las autoridades tramitó amparos contra la aprehensión de los líderes involucrados.

Otras ocasiones fue recluido en la penitenciaría del estado por acusaciones falsas de sus enemigos, afines a las autoridades, quienes trataban de perjudicarlo porque sus ideas izquierdistas representaban un peligro para los gobiernos afiliados al PNR. Al paso de los años, Huerta se convirtió en propietario de la Panadería La Huelga (Siete y Ocho Hidalgo), en honor a su fama y liderazgo.

Otro de los miembros distinguidos del Sindicato de Panaderos fue Pedro Torres Galarza. Laboró durante varios años en la Panadería La Oriental, de su suegro don Darío Montoya; Panificadora Victoria, Panadería de Roberto Alcocer y Escuela Normal Rural de Tamatán, donde enseñaba a los alumnos el oficio de tahonero. Ninguna variedad de pan le era ajena en su elaboración; era especialista en semitas de nuez y pasas, cielos, hojaldrados y pan de canela. Al paso del tiempo instaló un expendio de pan en el Mercado Argüelles, atendido por su esposa María Gila Montoya Ortiz. Dicho negocio familiar era sucursal de la panadería ubicada en la calle Berriozábal, donde operó más de 15 años.

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