abril 25, 2024
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junio 12, 2020 | 932 vistas

Francisco Ramos Aguirre.-

Durante la primera mitad del siglo XX, las academias comerciales proliferaron en la mayoría de las ciudades de México. Para muchos jóvenes, este modelo educativo representó una opción rápida y eficiente para incorporarse en despachos de abogados y contadores, bancos, empresas, comercios, escuelas y oficinas de gobierno.

Las academias comerciales, son parte de la historia de la educación en Tamaulipas. En su momento, generaron una enorme demanda de matrícula entre los jóvenes victorenses para continuar sus estudios de secretarias, taquígrafos y contador privado. Además aseguraban un modesto salario y abrían las puertas de un ascenso social a mediano plazo.

Aunque ya operaban las academias Amado Nervo y Gómez, en 1930 surgieron la Academia Comercial Valay ubicada en la calle Pino Suárez, entre Ocampo y Méndez la cual duró poco tiempo. Una de sus maestras era Olivia Ramírez, quien falleció en 1935. Ese mismo año, funcionaba la Academia Victoria de la profesora María Valdez Rojas, establecida en Zaragoza Nueve y Diez donde enseñaban Taquimecanografía, Ortografía, Documentación Oficial y Mercantil.

Otro centro de estudios del mismo nivel, era la Academia Comercial Estudios Profesionales. Después de funcionar en un céntrico edificio de la Ciudad, en 1938 se estableció en el Nueve Morelos y Matamoros -para mantener las medidas de higiene, según dice el anuncio-, en una antigua residencia cerca de la penitenciaría. Su directora la maestra Francisca Aguirre de Cáceres, era originaria de Nuevo León. Después se trasladó a una casa de dos pisos, amplios salones y patio trasero arbolado, ubicada en el Nueve y Diez Morelos. Las alumnas se acomodaban en largas bancas con respaldo y una larga mesa. No había ventiladores, ni aire acondicionado.

El plan de estudios acorde a su formación profesional, contemplaba materias especializadas en el ramo mercantil y conocimientos generales, por: Teneduría de Libros, Aritmética, Español, Inglés, Geografía, Economía, Legislación Mercantil, Caligrafía, Documentación, Correspondencia, Ortografía, Mecanografía y Taquigrafía, impartidas por maestros de prestigio.

En pocos años, alcanzó enorme influencia porque los taquimecanógrafos y contadores, lograban colocarse rápidamente en trabajos donde merecieron el reconocimiento de sus jefes y superiores. Para 1950 era maestro de la academia el señor Maximino Cáceres Gutiérrez, antiguo empleado del gobierno municipal.

Don Chimino como le decían los alumnos al maestro, era todo un personaje. Se complexión obesa, vestía pantalón de casimir, camisa blanca y corbata. Era muy estricto y algo grosero con los jóvenes estudiantes que cursaban su materia. En caso de no tener la respuesta en un examen o tema, eran tratados de manera estricta en tono sarcástico. En cambio la directora Paquita era muy elegante y  bien educada.

La Academia de Estudios Profesionales, competía con la Amado Nervo y Tamaulipas. Esta última, ofrecía lugares a los alumnos que no alcanzaban matrícula en las secundarias locales. Sus directivos y maestros eran: Oscar Álvarez Caballero, Olga Porras, Carlos C. Zamora, Federico Mendívil, Carlos E. Zamora,  Miguel López Anaya y Lauro Rendón. Estaba ubicada en el 17 Morelos, donde se impartían clases de Contabilidad Laboral, Gastos Bancarios, Legislación Fiscal, Geografía, Matemáticas, Civismo y Física.

Es decir, resultaba atractiva porque incluía un plan de estudios similar a la Academia de Estudios Profesionales, pero además dentro de los programas contemplaba materias básicas de secundaria, para ingresar a preparatoria y normal de maestros. En resumidas cuentas, a mediados del siglo pasado había en Victoria numerosos planteles comerciales: Academia de Estudios Profesionales, Academia Gómez, Academia Mexicana, Colegio Antonio Repiso, Victoria y Amado Nervo. Las más antiguas eran la Gómez y Amado Nervo.

Las graduaciones se convertían en todo un acontecimiento para las familias victorenses. El programa oficial, incluía una misa en la Catedral del Refugio, cena de gala y tradicional baile. La fiesta se celebraba «con gran pompa y con esmero» en diferentes centros sociales. Por ejemplo el salón principal de la Sociedad Mutualista Obrera y Progresista, Escuela Normal de Tamatán y San Antonio Motel.

En 1959, egresó una de las generaciones de Contadores Privados y Taquimecanógrafos más recordada de la Academia. La mañana del 15 de junio hubo una misa en la Catedral del Refugio. Luego, los orgullosos «graduantes» cruzaron la calle y entraron al Teatro Juárez, donde las autoridades les entregaron los certificados de estudios. Por la noche se celebró gran baile en el San Antonio Motel donde sirvieron una espléndida cena. Finalmente bailaron varias horas entre nubes, al ritmo de la tradicional Orquesta Victoria de Nacho Zamora. La primera pieza musical del baile fue Un Cuento en los Bosques de Viena, a cargo de la coreógrafa Lupe María de la Garza

Una de las alumnas más distinguidas fue la Contadora Privada María Luisa Galindo Morales, nieta de Adrián Morales reconocido poeta de Xicoténcatl. Desde muy joven ingresó a trabajar al recién fundado Instituto Mexicano del Seguro Social. Fue jefa de Cobranza, Tesorera y Jefa de Finanzas, hasta su jubilación después de casi 28 años de servicio. Radica en Nuevo Laredo.

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