El doctor Ankit Bharat, jefe de cirugía torácica y director quirúrgico del Programa Médico de Trasplantes Pulmonares del Noroeste, dijo que Ramírez, quien fue conectada a un ventilador artificial, estuvo luchando por su vida durante seis semanas mientras el virus le destruía completamente los pulmones. Los médicos solían llamar a Nohemí Romero, la madre de la paciente, para informarle cómo iban las cosas.

Ramírez, sentada al lado de su madre en la conferencia de prensa en el hospital, dijo que su familia había viajado a Chicago con la intención de darle el último adiós.

“Por fortuna, para cuando llegaron mi madre y mis dos hermanas, el equipo médico había logrado estabilizarme”, declaró Ramírez. “Les explicaron la opción del trasplante pulmonar y mi madre estuvo de acuerdo. Después, antes de 48 horas, recibí el trasplante pulmonar en una operación de 10 horas”.

Bharat consideró la cirugía de Ramírez un “hito” en la atención de pacientes con COVID-19 en grado severo.

“El trasplante de pulmón no es para todos los pacientes con COVID-19, pero ofrece a algunos de los pacientes graves otra opción para que sobrevivan”, señaló Bharat. “Mayra y Brian son pruebas vivientes de ello”.

El cirujano torácico doctor Rafael Garza Castillon dijo que el Hospital Northwestern Memorial considera ahora efectuar el procedimiento en otros pacientes que han eliminado al virus y no tienen otras fallas orgánicas de consideración.

“Todos estamos aprendiendo juntos y compartiendo las mejores prácticas, y ahora el trasplante de pulmón es parte de la atención contra el COVID-19”, afirmó Bharat. Ramírez, quien ya esta en casa, dijo sentirse mucho mejor, aunque procura recuperar su fuerza y resistencia. Dijo saber que hoy una familia llora por un ser querido.

“No fue sino hasta semanas después cuando tuve la capacidad de pensar que hay una familia que llora por un ser querido”, afirmó Ramírez. “Yo tengo los pulmones de esa persona y cuán afortunada fui al recibirlos”.

Con información de: AP.com