marzo 28, 2024
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agosto 15, 2020 | 124 vistas

Antonio González Sánchez

Nuestro mundo, nuestra sociedad, muchas familias viven en constante división, en constantes discusiones que afecta la buena convivencia.

Y este domingo, en las lecturas de la Palabra de Dios escritas en la Biblia son una invitación de parte de ese Dios, -Padre lleno de misericordia– para que vivamos en armonía para vivir en paz y felicidad.

La primera lectura tomada del profeta Isaías, 56, 1. 6 – 7, dice: “A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración”.

En la segunda lectura, tomada de la carta de San Pablo a los Romanos, dice: “Porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección”.

En el texto evangélico tomado del que fue escrito por san Mateo, 15, 21-28: “Una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Y después de un diálogo entre Jesús y la mujer cananea Jesús le dice: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”.

La voluntad y el deseo de la cananea era que su hija se curase, y se curó. Dios siempre quiere nuestro bien, todo aquello que es bueno para nosotros y nos hace mejorar. Lo único que se nos pide es lo mismo

que pidió a la mujer cananea: tener fe en Él. Cuando la fe inspira nuestros deseos es cuando Dios nos da lo que necesitamos y pedimos. El texto evangélico de este domingo es un buen ejemplo que nos enseña a acercarnos a Jesús con sencillez y fe para pedir lo que necesitamos. Hay que cumplir la voluntad de Dios por la fe que tenemos en Él.

Les invito a orar con el Padre Nuestro, deteniéndose en la frase “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Dios es Padre bueno, que nos dará lo que pedimos porque realmente lo necesitamos.

Se puede orar con palabras del Salmo 66: “Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero”.

Que la paz, el amor y la alegría del Buen Padre Dios permanezcan siempre con ustedes

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