mayo 19, 2024
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septiembre 28, 2020 | 864 vistas

Chantal Martínez Díaz.-

Amalia Castillo Ledón Gregory es la guardiana del legado de una de las mujeres más progresistas del Siglo XIX. Más allá de las cuestiones materiales, en esencia lo que ha tratado al paso de los años es que la obra y vida de su abuela, doña Amalia González Caballero de Castillo Ledón, permanezca en su justo sitio.

Llevar el mismo nombre y ser una de las herederas de la obra de una de las tamaulipecas y mexicanas ilustres no ha sido fácil y aunque reconoce, en su sangre y espíritu hay la pasión por el servicio y en su caso la cultura, por ejemplo.

Amalia, quien accede a la entrevista vía telefónica, es uno de los rostros que forma parte de la vida estatal y local.

Pese a que vive en la Ciudad de México, Amalia cuenta que es igual de tamaulipeca que su abuela, incluso, de los sobrevivientes de ese clan que encabezaron doña Amalia y su esposo, Don Luis Castillo Ledón (quienes se casaron el 30 de diciembre de 1920), la mitad se identifica más con el peso del arraigo tamaulipeco que el nayarita, de donde fue oriundo el abuelo.

 

ME TARDÉ MUCHO EN ENTERARME QUIÉN ERA

Pasar el fin de semana con la abuela que le daba chocolates o una joya, era normal para Amalia. De niña no sabía quién era. Cuenta que hubo ocasiones en que le acompañó a eventos o simplemente en la calle o en alguna tienda de antigüedades la gente se paraba para saludarla y le reconocían donde quiera que iba.

Sin embargo, fue más o menos hasta que cursó la secundaria; es decir, ya de adolescente,  cuando Amalia comenzaba a preguntar: ¿Quién eres Tita?

A lo que Doña Amalia González Caballero de Castillo Ledón le respondía con un luego te digo.

“Me tardé mucho en enterarme para saber quién era mi abuela, yo no entendía quién era, decía bueno ¿por qué?, cuando era niña un día la acompañé a San Ángel, la acompañé a una tienda de antigüedades y la paró un señor: ¿Doña Amalia cómo está? y le hizo mucho reconocimiento.. y yo: ¿quién eres Tita?, le pregunté”, señaló Amalia.

Para Amalia, convivir con los grandes de la cultura nacional e internacional era normal. Por ejemplo, a Rodolfo Usigli Wainer le decía “tío” por la cercanía y convivencia con su familia.

Usigli fue un escritor, novelista, poeta, dramaturgo, teórico teatral y diplomático mexicano. Es considerado el padre del teatro nacional por su dedicación y entrega, por indagar acerca de la naturaleza de la sociedad y por ser el primero en tocar abiertamente varios temas que eran tabúes en su época, según refiere la Enciclopedia de la Literatura en México.

O por ejemplo, a Gerardo Murillo, conocido como el Doctor Atl (estilista, doctor, profesor; practicó la caricatura, el ensayo y el periodismo, paisajista, escritor, entre otras artes) le “jalaba la barba… no nos dábamos cuenta de muchas cosas”

“Era una abuela sumamente cariñosa, los domingos la pasábamos con ella”, relató.

La conciencia de tener en su clan a una mujer de la talla y trascendencia de Doña Amalia fue cuando falleció sobre todo por los homenajes que le rindieron, para ella todo fue muy sorpresivo y para la ya jovencita darse cuenta de quién era su abuela la marcó.

Sus padres tampoco hicieron mucho para hacer sentir a los nietos de Doña Amalia ser superiores por tener en su familia a una de las mujeres más influyentes y de avanzada para su época en México.

Como se sabe, Doña Amalia se distinguió por ser una de las primeras mujeres que participaron en política, fue diplomática con grados de embajadora o embajadora plenipotenciaria; también destacó por su labor social y cultural. Fue la primera mujer que formó parte de un gabinete como subsecretaria de Cultura de la Secretaría de Educación Pública e impulsó por ejemplo, en la construcción del Museo Nacional de Antropología e Historia, del Museo de Arte Moderno y del Museo de la Ciudad de México.

 

VIGILANTE DEL LEGADO

En estos tiempos Amalia reconoce que llevar el mismo nombre en ocasiones pesa y así como ha sido bien recibida, también ha habido ocasiones en las que no.

En su tierra, Tamaulipas, es donde más reconocimientos ha tenido su abuela, “sí ha sido bien recibida por la gente de su tierra, fue muy emotivo cuando hicieron el traslado de sus restos, ha sido muy bien recibida, es una persona muy querida, hay a mucha gente que no la conoce aún, pero ella misma se labró su propio destino y se ha hecho justicia”

En su vida Amalia Castillo Ledón Gregory cuenta que en su familia ha habido de todo (como en todas) hay quienes ‘se les sube mucho’. En su caso, por ejemplo, “llevar su nombre sí es una carga, la verdad que no es fácil sobrellevar para uno. Soy la nieta de doña Amalia, entonces aunque trates de hacer algo por ti misma y figurar, no lo vas a poder hacer porque siempre hay un comparativo con la abuela, eso pasa”, comentó.

No obstante es más el orgullo de ser su nieta que los propios sinsabores que le puede dar la vida.

“Sí nos ha costado, sobre todo porque llevo el nombre, sí tienes una responsabilidad moral y familiar porque tienes que tener cierto comportamiento y guardar y respetar el apellido… A veces soy bien recibida y a veces no, a mis primas les pasa también, no es solo de uno”.

Igual ocurre cuando trata de ingresar a la función pública, “igual me pueden decir no, por el nombre, sí es difícil porque mucha gente te conoce, te ubica”.

 

UN CLAN ESPECIAL

Amalia cuenta que en su familia son varios los integrantes cuyas acciones han tomado trascendencia como Arquímides Caballero quien era un genio de las matemáticas, las ciencias y logró dejar un legado importante en la enseñanza.

O Virgilio Caballero Pedraza, quien estudió Antropología y destacó como periodista, maestro normalista y de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación.

 

QUEDAN 17 NIETOS

Hasta ahora sobreviven 17 nietos a Doña Amalia. De todos hay quienes tienen más identificación con la tamaulipeca.

“Mi abuela era que siempre se comía comida tamaulipeca, las migas con huevo, porque es lo que hacía mi mamá comer”, por ejemplo.

“Todos nacimos en la Ciudad de México, mi abuela se vino muy joven de Jiménez a Victoria, el general Caballero la estaba persiguiendo porque le gustaba y eran primos, sin embargo, la custodió el general Fierro y fue cuando vienen a México y entra mi abuelita a estudiar al conservatorio, ciencias políticas, conoce a Amado Nervo y por Amado Nervo conoce a mi abuelo” relató.

“Mi papá era físicamente muy tamaulipeco, más de las costumbres de Tamaulipas que de Nayarit… Ya nacimos todos acá, somos la segunda generación, muchos de los nietos se sienten tamaulipecos… la que más va a Victoria soy yo, tengo muchos amigos acá, mis primos, etcétera,

Soy la que lleva la representación de la familia, así quiso la gente de Victoria”

 

“COCINAN” LIBRO

Por tu parte, una de las primas de Amalia le reconoce y está trabajando en la investigación y desarrollo de un libro de Doña Amalia, que se basa en las historias que le contó a su hija Beatriz y espera pronto lo terminen.

Amalia González Caballero de Castillo Ledón descansa en la “Rotonda de las Personas Ilustres” en el Panteón de Dolores en la Delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México.

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