abril 19, 2024
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octubre 10, 2020 | 128 vistas

Antonio González Sánchez

En el  texto evangélico de la misa dominical presentado por San Mateo 22, 1-14, Jesús presenta una parábola para comparar el Reino de los cielos, tema principal de la predicación de Jesús.

Un rey prepara un banquete de bodas para su hijo. Pero los invitados no quieren asistir, incluso algunos matan a los siervos que fueron a invitarlos.

El rey manda a los criados a que salgan a los caminos a invitar porque la fiesta está preparada.

Y cuando el salón está lleno de invitados el rey encuentra a uno que no lleva el vestido de fiesta y manda que los saquen.

La reflexión que deja esta parábola es: Jesucristo, Dios hecho hombre, vino a salvar a todos los seres humanos. Y la salvación consiste en participar del banquete en el cielo.

Jesús invita, la respuesta es de cada persona. Nada más que para participar de ese banquete se necesita llevar un traje de fiesta.

Y ese traje debe de estar hecho del amor a los demás. Por eso cada creyente se tiene que preguntar si está haciéndose el traje para la fiesta.

Insisto, todos están invitados, porque Jesús siendo Dios se hizo hombre para salvar a todos los seres humanos, pero respeta la libertad de cada uno. Cada persona tiene la libertad de aceptar esa invitación, nada más que no se trata solamente de palabra, se debe vivir el amor a los demás.

Esa es la “tela de la que debe estar fabricado” el traje para la fiesta de la vida eterna con Dios.

Se puede orar con palabras del Salmo 22: “Habitaré en la casa del Señor toda la vida. Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mis vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término”.

Que el buen Padre Dios les acompañe siempre.

 

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