abril 19, 2024
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octubre 16, 2020 | 129 vistas

Chantal Martínez Díaz.-

Cd. Victoria, Tam.-
Enfermarse en tiempos de pandemia, y más si se trata de un accidente o una intervención quirúrgica, se ha convertido en un lujo, pues a pesar de que las autoridades aseguran que sí se está cubriendo el servicio de salud, la realidad es que en los hospitales locales se niegan a recibir urgencias, sobre todo tratándose de adultos mayores.

El sábado pasado, Dante Omar Martínez tuvo que llevar a su padre al hospital debido a que a consecuencia de una caída, el señor de 82 años presentó fractura de fémur; la sorpresa mayor fue que el hijo y sus familiares tuvieron que buscar la manera de sufragar un hospital privado, debido a que en Ciudad Victoria el único que cuenta con los aparatos para rayos X (el General Norberto Treviño Zapata) no está recibiendo pacientes, debido a la crisis por covid-19.

El sábado por la noche, al menos tres servicios de ambulancia fueron rechazados por el Hospital General, porque según argumentaba el guardia “había un código rojo por crisis de covid”, lo que significaba que no podían recibir pacientes en urgencias debido a que había quedado expuesta la zona por un paciente de covid-19.

No obstante, los parámedicos de Protección Civil que trasladaron al paciente de su casa al hospital, relataron que la espera a las afueras de los nosocomios es “el pan de cada día”, pues independientemente de la gravedad, ninguno es recibido.

Y pensar en el Hospital Civil de la Capital está por demás, pues no cuentan ni con medicamentos y menos con insumos e infraestructura para hacerle frente a la demanda de salud de la población.

La crisis de covid-19 ha sido una de las justificaciones ideales de los que tienen que dar la cara a las afueras de las áreas de urgencias (llámese camilleros, enfermeras o médicos de guardia), porque ni siquiera una autoridad ha sido capaz de atender este asunto de gravedad mientras esperan a que se les abra la puerta.

Los pacientes pueden morir, incluso tratando de que se les haga válido el derecho a la salud. No hay mando ni poder que les haga entrar en razón de que tienen la obligación de atender a los pacientes.

Ante tal situación, las clínicas particulares son la única opción de atención, pese a la crisis. Por ejemplo, el camino más corto es la Médica Norte, que durante el fin de semana recibió prácticamente la mayoría de los pacientes que fueron rechazados por los nosocomios públicos.

También están el Hospital La Salle Victoria o la Clínica Porvenir, pero los costos se disparan.

Asimismo, ya una vez que la gravedad o urgencia haya sido atendida, los familiares se ven obligados a consultar altas especialidades vía servicios particulares, como Trauma Unit, que justo ahora pudiera ser la opción para atender los casos como el que se refiere.

Las filas a las afueras de los hospitales, como el General o el Civil, son más notorias por las noches, cuando llegan a afilarse tres o más ambulancias, que a su vez, ven paralizada su labor debido a que no les reciben los servicios y es cuento de no acabar.

Durante el fin de semana pasado, además del lesionado de fémur, un herido fue también trasladado, pero ninguno fue recibido por el nosocomio.

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