abril 23, 2024
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diciembre 7, 2020 | 427 vistas

Rubén Jasso.-

A lo largo de tres décadas han recorrido cada mes de diciembre cientos de kilómetros entre Victoria y la ciudad de México, pues su misión es traer a nuestra Ciudad el fuego guadalupano que aviva los corazones de millones de católicos cada 12 de diciembre.

En esta ocasión, serán 25 jóvenes los que traerán el próximo viernes esa “llama de la esperanza” como ellos dicen, porque hoy en día esa antorcha adquiere un significado especial por estos tiempos de pandemia que se viven a causa del coronavirus.

Agrupados en el “Movimiento Mariano Fuego Guadalupano” y pertenecientes la mayoría de ellos a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario en la colonia Chapultepec de esta Capital, los jóvenes cuyas edades fluctúan entre los 13 y 18 años, se prepararon en cuerpo y espíritu durante todo el año para cumplir esta nueva misión en un 2020 que ha tenido muchos sinsabores.

El pasado viernes, una parte del grupo que partió la noche del domingo a la capital del país, visitó el Palacio de Gobierno como tradicionalmente lo hacen antes de emprender el viaje, dando los pormenores de su visita al máximo templo de la Virgen de Guadalupe en toda la República Mexicana.

 

LOS MUEVE LA FE

Juan Carlos Hernández Zúñiga, el coordinador del grupo y el de mayor edad de los integrantes, explica la razón por la cual lleva tantos años formando parte de esta misión y el motivo que impulsa a otros jóvenes para seguir ese mismo camino.

“Ya son casi 30 años de traer la llama de la esperanza de la ciudad de México a Victoria, lo hacemos en honor a nuestra madre, que por muchos años nos ha dado esta oportunidad, ese permiso de seguirla por medio de esa llama de amor y de esperanza”, dice.

Hernández Zúñiga afirma que la fe en el Supremo Creador los ha mantenido con el corazón alegre por tantos años y por eso mismo también son partícipes de lo que llaman “las fiestas marianas”.

“Pues sobre todo es fe, es la fe la que nos mueve para poder realizar este gran evento y representa el ser católico, estar entregado a nuestra madre, son fiestas marianas en las cuales tenemos que dar lo mejor a nuestra madre”, reitera.

En ese sentido, el coordinador pide la empatía de toda la comunidad católica para regresar con bien de esta nueva encomienda y entregar como cada año el fuego guadalupano en la iglesia del Santuario, sobre todo por las circunstancias tan complicadas que se viven actualmente a causa de la pandemia del covid-19 y por tantos protocolos que ahora deben cumplirse.

“Yo les pido mucha oración por estos jóvenes ahorita en estos tiempos tan difíciles que estamos pasando por esta epidemia y todo esto que estamos viviendo, pues ahora sí que estamos haciendo un esfuerzo para que podamos realizar esta peregrinación”.

Y agrega: “Nos habían comentado que no podíamos correr, que no podíamos realizarla, pero al final los permisos los da Dios, los da nuestra madre y ese es el permiso que nos ha dado de nuevamente renovar esa llama que la traemos año con año a Victoria”.

 

EL REGRESO

En cuanto al regreso, Juan Carlos Hernández señala que salen de la Ciudad de México el día ocho, cumpliendo antes con ejercicios espirituales, además de una misa antes de emprender el camino a Tamaulipas.

Ya con la antorcha encendida, empieza el recorrido a pie, aunque en ciertos tramos de la carretera no se los permite la Policía Federal para salvaguardar su integridad, instrucción que ya conocen al pie de la letra.

“Salimos el día ocho de la Basílica en México y llegamos a Querétaro al Convento de la Santa Cruz, ahí nos hospedamos, el día nueve salimos de Querétaro rumbo a San Luis y el día diez salimos rumbo a Tula y el día once de la parroquia San Antonio de Padua aquí a Victoria”, explica.

La llegada será como cada año, por la antigua carretera a Tula y una vez que hagan su arribo al Santuario, cantarán las tradicionales mañanitas a la Virgen morena, además de una misa que en esta ocasión será a puerta cerrada, solamente para los jóvenes del “Movimiento Mariano”.

Respecto al número de enviados por el fuego guadalupano, serán 25 y no 40 como en años anteriores, pues son parte de las medidas que deben cumplir al trasladarse en un autobús y aunque eso implica un mayor esfuerzo, están dispuestos a realizarlo.

“Entendemos que son tiempos difíciles y tenemos que acatar lo que nos ordenan las autoridades, ahora llevamos 25 muchachos, es un grupo representativo, se va a batallar poquito porque se va a correr el doble o el triple de lo que se corría, pero lo hacemos con todo el amor a nuestra madre santísima”.

Es así, que seguirán implementando los relevos en la carretera, impulsados por esa fe inquebrantable que los hace portar con orgullo esa antorcha de esperanza, mientras corren vistiendo la tradicional casaca con la imagen de la Virgen de Guadalupe, los colores de la Bandera nacional y una vestimenta en color blanco, al tiempo que el autobús los escolta a baja velocidad y tomando las debidas precauciones.

 

APOYO DE LA GENTE

Acerca del apoyo de la gente en Victoria, Hernández Zúñiga agradece esas monedas que recibieron en su momento en algún semáforo mientras realizaban “boteos”, pues con ese dinero pudieron pagar el costo del traslado a la Ciudad de México, destacando también otras labores que realizan los jóvenes durante el año.

“Los muchachos tienen un trabajo de llevar alimento a los hospitales, rezan el santo rosario y luego le dan un refrigerio a la gente que está ahí esperando sus familiares, lonches, refresco, café, pan… entonces para eso también son las actividades que ellos hacen”, comenta.

Sobre la conformación del grupo, el coordinador explica que año con año se dan cambios y se renuevan algunos integrantes, pero si algo los une, es la fe absoluta en Dios, en María y en la Virgen de Guadalupe.

“Son jóvenes nuevos, no son los mismos del año pasado, no son los mismos de hace años, ya ahorita van cambiando, los que si estamos al frente, somos yo, que tengo casi 30 y Marco Polo que también ya tiene tiempo con nosotros en el grupo”.

Por ese motivo, Juan Carlos Hernández alienta a los jóvenes a que algún día tomen las riendas del grupo y aunque es una labor que hacen de todo corazón, sabe que llegará el momento de dar un paso al costado para que otra persona se haga cargo de esta importante misión.

“Esperemos que de aquí salga otro valiente que coordine, porque no es fácil, lo hacemos con todo el amor, pero algún día nos va a frenar el decir ‘hasta aquí llegaste’ y pues tiene que salir alguien que pueda retomar esta noble labor que Dios nos ha puesto”, concluye.

Mientras tanto, los fieles católicos de Victoria esperarán a que llegue el viernes por la noche para acudir a recibirlos por la antigua carretera a Tula como cada año lo hacen, brindándoles el aplauso a estos valientes jóvenes bajo los acordes de “La guadalupana” y con el ruido de cohetones que anuncian la llegada de “la llama de la esperanza”, tan necesaria en estos tiempos de pandemia.

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