marzo 19, 2024
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enero 25, 2021 | 871 vistas

Alberto de la Garza.-

Al escuchar el nombre de Oscar Javier Mascorro García, no podemos evitar recordar aquellos grandes momentos que vivió bajo los tres postes en el futbol, quien desde su infancia soñó y luchó con la misma fuerza para llegar al profesionalismo, algo que muchos no lo consiguen, se quedan en el camino tal vez con esa espinita clavada por el resto de sus años, pero en esta ocasión eso no es así.

Nacido un 21 de abril de 1952 en el municipio de San Fernando, Tamaulipas, Oscar Mascorro emigró muy pronto a Soto la Marina donde vivió sus primeros seis años de vida, pero desde 1958, Ciudad Victoria lo adoptó como uno de sus hijos pródigos en el futbol y en el deporte, dando la cara y poniendo en alto el nombre de la Capital a nivel internacional.

En entrevista exclusiva para El Diario de Ciudad Victoria, don Oscar, como es conocido por muchos, inició la charla recordando sus inicios en el futbol llanero justo en el año de 1961 donde a la edad de nueve años, obtuvo su primera credencial como jugador de futbol, aunque nunca pensó podría llegar al profesionalismo.

“Nunca lo pensé porque no había lo que hay ahora con los medios de comunicación, antes no recibíamos noticias de fuera, prácticamente como que estábamos aislados en ese sentido, todo nos llegó a raíz de las Olimpiadas del 68 y el lanzamiento del hombre a la luna en 1969, fue cuando empezamos a tener un poco de conocimiento de lo que existía fuera de Ciudad Victoria”, fueron las palabras de Mascorro García.

Pero había algo que lo motivaba día con día para saber algo más del futbol y es que el habitaba muy cerca del Estadio “Marte R. Gómez”, justo en el 14 y 15 Mina. Por las tardes, al terminar con sus deberes en la escuela, corría pronto para ponerse algunas bermudas y partir a los entrenamientos de Cuerudos, que en aquel entonces eran dirigidos por Ángel Papadopolus.

“Había un portero que se llamaba Miguel Sevilla, vestía todo de negro, recuerdo que se ponía cinta adhesiva en las muñecas y nudillo, pero si me decían que describiera que era un portero, no te lo sabía decir, porque no conocía el término más lo que yo veía siendo un chiquillo en aquel entonces, ahí se fue despertando el gusanito por la portería, ver cómo Miguel sujetaba el balón con las manos y se lanzaba, ahí me propuse quizá algún día llegar a ser jugador profesional”.

Agregó: “En aquel entonces yo colocaba los marcadores, era el salvoconducto para ingresar los domingos a las 10:30 de la mañana al estadio sin pagar, me daban el montón de fibrocelles y me iba al lado sur donde estaba esa plataforma”.

Pero sin duda alguna tenía que existir un momento preciso para definir lo que quería para su futuro y llegaría el momento justo en un duelo de Cuerudos, que peleaba por no caer en su casa y ante su gente, con una lluvia que no paraba en la Capital.

“Recuerdo que se suscitó una jugada, Cuerudos iba perdiendo, se va la pelota al lado sur, voy corriendo por ella, la lanzo al jugador, se me escapa de las manos y me dice una grosería porque tenía la premura del tiempo, se la regreso de mala manera y para mis adentro pensé, algún día alguien me va a poner los marcadores”, fue así como comenzaría a pelear por su sueño.

Años más adelante, siendo estudiante en el Politécnico, logró ser campeón en 1972, “para ese entonces yo tenía la formación de jugar en Ciudad Universitaria, la cancha del Azteca, Toluca y Puebla, porque había un torneo de reservas que lo componían siete equipos profesionales y siete amateurs, teníamos un equipazo que no le pedía nada a los de Expansión de ahora, era una Segunda División”.

En aquellos años, el sueño de llegar al futbol profesional se acercaba más y más, después de los logros como estudiante, “En 1972 se abre un nacional y se juega en CU donde participaban los 32 estados además de Pumas y el Politécnico, ahí nosotros quedamos campeones en octubre derrotando a Chihuahua dos goles por uno”.

“Alfonso Portugal, quien fue suegro de Hugo Sánchez, elige al equipo del Poli para que fuera la base de la Selección Mexicana Amateur que había hecho muy buen papel en los Juegos Olímpicos de Munich 72, entonces ellos querían darle continuidad a ese proyecto, fuimos una base de 15 jugadores rumbo a Montreal 76 y fui de los primeros que entré y terminó todo el ciclo, muchos se fueron a jugar prematuramente a equipos profesionales que les brindaron la oportunidad”.

Fueron un total de cuatro años los que se mantuvieron totalmente concentrados en el Comité Olímpico Mexicano rumbo a los próximos Juegos Olímpicos donde toda la semana era una lucha constante para no ser de los jugadores cortados como cada viernes se hacía en aquellos meses de 1973.

“Nos fuimos quedando casi los mismos, Víctor Rangel, José Luis Caballero, Héctor Tapia, Javier Regalado, Pepe Gómez, Pedro Peñalosa, esa base se fue fortaleciendo como una gran familia”, platicaba Don Oscar.

Los logros comenzaron a llegar rápidamente ya que durante ese mismo año tuvieron participación en los Juegos Centroamericanos de la especialidad donde terminaron campeones en la ciudad de Puebla derrotando a Guatemala en abril y en octubre el mismo resultado se obtuvo pero en los Juegos Afrolatinoamericanos celebrado en Guadalajara.

“Después vinieron las eliminatorias olímpicas, vienen los Juegos Panamericanos en México en 1975 donde obtenemos la medalla de oro enfrentando a Brasil, pero ahí se dio un resultado salomónico porque durante el partido se va la luz, no regresaba y era la clausura, entonces los organizadores deciden darle la medalla de oro a los dos equipos por la seguridad de todos, ya que era cerca de la media noche”.

Aquí tenía un dato muy importante y de gran relevancia que nadie más lo ha logrado, “Oscar (hijo) y yo, somos los únicos que tenemos una medalla de oro como padre e hijo en unos Juegos Panamericanos y con una diferencia de casi 25 años, estuve investigando y nadie más lo ha podido lograr, es algo maravilloso y con lo que te quedas para toda la vida.

Aunque ya había logrado grandes cosas defendiendo la playera de la Selección Mexicana, aún faltaba su sueño de llegar al profesionalismo, algo que pensó desde muy chico motivándolo los Cuerudos de Victoria.

“Entre 1973 y 1974, fuimos becados por diferentes equipos y a mi me apoyó Puebla sin pertenecer al equipo, pero tenía la obligación moral de ir a someterme a unas pruebas con ellos y yo decidía si firmar o no, pero me estuvieron ayudando económicamente sin quitarme mi estatus como amateur, era una ayuda para mis estudios y estar guardados rumbo a Monreal 76”.

“Justo dos días antes de partir, dan la lista definitiva y quedo fuera, va Javier Regalado y José Gómez en la portería, pero lo tomo de buena manera porque fue un ciclo donde aprendí mucho”, mencionó.

En ese momento de la entrevista hace una pausa, se acomoda en su silla y sus ojos comienzan a brillar al recordar aquel día, pero al mismo tiempo se quiebra su voz al mencionar lo que vivía, “en julio de 1976 se cumplió mi sueño, porque siendo un niño en 1961 yo pensé un día en ser jugador profesional y con el aval de Don Ignacio Trelles, firmo mi contrato con Puebla y empiezo mi carrera como profesional, muy hermosa con grandes compañeros que dejan huella en tu vida”.

“Fueron casi once años que cobré en el futbol pero no me vanaglorio de eso porque para mi era como un regalo, yo terminaba los entrenamientos y me ponía a hacer mi trabajo fuera de mi rutina diaria y siempre volteaba al cielo y decía Señor gracias, no merezco esto, yo no tengo porque cobrar por hacer lo que a mi me gusta, y esa ha sido mi filosofía toda la vida”.

Hoy ya retirado del ámbito profesional, ha participado tanto en programas de televisión como en radio, siendo analista no solamente durante los partidos de Correcaminos, sino también al hablar sobre el futbol mexicano, eso sí, sin cobrar un solo peso por ello, “porque lo que cobré lo hice como profesional y después trato de transmitir todas esas enseñanzas y conocimientos a los jóvenes porque muchos se van quedando en el camino, porque les falta alguien quien los oriente y yo digo que es la misión que tenemos nosotros para que ellos lleguen al profesionalismo”.

Hoy les manda un gran mensaje a todos aquellos jóvenes que se encuentran soñando por llegar a ser jugadores de futbol profesional y que siguen luchando por el mismo camino, “no dejen de luchar, no dejen de soñar jamás, que se alejen de las malas compañías, que si ya te trazaste esa meta te tienes que enfocar de lleno a tu carrera, ver mucho futbol, entrenar, comer bien, cuidarte, no desvelarte, olvidarte de las fiestas porque eso lo vas a tener después, pero al principio todos esos distractores son los factores negativos que hacen que muchas veces no cumplas tu sueño”.

“El futbol y el deporte es una disciplina, es algo que te queda para toda la vida, lo aplicas de manera diaria, en tu trabajo, en la familia, eres un buen padre de familia, un buen hermano y yo creo que esas son las enseñanzas que deja el deporte”.

Antes de finalizar cerró señalando, “para mi ha sido maravilloso, yo siempre he dicho que el futbol me dio todo, me dio una esposa, un hijo y muchísimos amigos, pero jamás en mi vida me burlé de un rival, jamás me mofé por un resultado, siempre trataba de animar al rival y compañero y lo voy a seguir diciendo, el futbol ha sido todo para mí”.

 

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