abril 25, 2024
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enero 27, 2021 | 126 vistas

Chantal Martínez Díaz.-

Cd. Victoria, Tam.-
En el ejido Primero de Abril del municipio de Llera viven alrededor de 157 habitantes, entre ellos está la familia de Laurencio López Reyes, quien, junto con cuatro de diez hermanos, viven en la precariedad enfrentando diversas enfermedades que lo incapacitan para trabajar.

Hasta hace unos meses Laurencio era conocido en la zona por vender carritos de madera, helicópteros y utensilios de cocina, además de molcajetes de piedra tallados a mano. Si bien le iba cada pieza se la compraban a 200 o 300 pesos y con eso ayudaba a su madre.

Hoy en día el señor dejó de vender sus artesanías, poco a poco ha ido perdiendo la vista, su condición de sordera le impide hablar, su único medio para comunicarse es dibujando en la tierra o apuntando en un pedazo de papel.

Y lo peor de todo es que no es solo él, sino que su madre, que es una señora adulta mayor, es la que se tiene que hacer cargo de él y de otras cuatro de sus hermanas que viven en la misma condición.

La señora María Teresa Reyes Gómez, tiene 77 años, recién quedó viuda y también está enferma, padece diabetes, hipertensión y no puede trabajar, además que el ejido en el que vive está en el olvido, sobreviven debido a que apenas tienen una bomba para extraer agua.

En esta familia el duelo está presente, no conocen mecanismos para sanarlo, se le nota en la mirada a doña Teresa. Su fe la sostiene y le clarea un poco el entendimiento. Comparte que este pasado 21 de enero su marido cumplió cinco meses de haber fallecido.

“Pero uno qué más quisieran que se quedaran más tiempo, pero es la voluntad de Dios”, dijo.

Afortunadamente a esta familia recién se le incluyó en el programa social de apoyo a las personas con discapacidad del Gobierno de México. Eso le da esperanzas porque ya no hallaban qué hacer.

No obstante, a través de El Diario de Victoria, doña Teresa dijo que además de alimentos, requieren de una cama, además de un techo para su casa porque no tiene. Compartió que tenía una sobrina que le ayudó a construirla y que desde Estados Unidos le enviaba para ello, pero tuvo un accidente y quedó incapacitada para seguir trabajando.

Asimismo, la señora requiere ayuda para destrabar un trámite en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Su esposo falleció hace cinco meses y desconoce cómo hacer el trámite de la pensión, incluso, más allá de eso, requiere de la atención médica, tanto de sus hijos como la de ella misma.

El número de seguridad social es el 1274 4102356 6F1943PE. Para mayores informes se pueden comunicar con su otra hija, Gloria López, quien tiene el número 834 271 17 39.

“Como no he arreglado la defunción por mi acta de matrimonio, era la que tenía María Teresa Reyes, Gómez era mi mamá, uno como no sabe, pensaba que no era problema, que no iba a ser, hasta ahora que ya resultó. No he podido arreglar, ahí anda mi nieta, con un licenciado, ya le sacó seis mil pesos, no he podido tramitar la pensión porque necesito el acta de defunción, no se ha arreglado nada”.

Respecto de Laurencio, a pesar de los esfuerzos que tiene qué hacer, él sigue inspirado, busca latas de la basura, taparoscas, además de madera y demás insumos para poder construir sus artesanías.

Esta familia desconoce un diagnóstico real. Solamente logran entender que los cinco hijos nacieron con una sordera profunda que les ha ido generando mayores problemas de salud física y mental, hasta llegar a este grado de afectación mayor.

Es por ello, que además del trámite de la pensión, lo óptimo sería que se les atendiera.

Ella doña Teresa cuenta con el programa de pensión del adulto mayor, en tanto que a ellos apenas les llegará la ayuda de la pensión por discapacidad. Son cinco los que están así: Laurencio, Guadalupe, Inés, Esthela y Lilia.

“Lo que pasa es que los llevé hasta México a un instituto que está por Lomas de Plateros y me dijeron que no hablan por la sordera, pero ellos no oían nada, pero no sé porqué”, dijo la mamá.

Laurencio antes hacía carros, patrullas, había de todo, tren, camiones grandes… “los vendía, la otra vez hizo uno y lo intentó vender pero ahora ya no pasa la gente”.

Este ejido se llama Primero de Abril en Llera, antes sí se podía tener acceso a la gente, pero ahora ya no pasan.

“Ahorita necesito una cama y una lavadora para las muchachas, ellas ya no pueden, yo menos, antes me vi bien mala de la azúcar y la presión, tenía miedo de ir al Seguro”.

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