abril 19, 2024
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febrero 22, 2021 | 163 vistas

Rubén Jasso.-

Es un hombre agradecido con los victorenses, pues desde su llegada a esta Capital ha recibido monedas y a veces un poco más, a cambio de las paletas que ofrece, pero también, amables sonrisas cuando la gente lo ve con esa vestimenta tan especial que a muchos les trae recuerdos de la infancia.

Procedente de Matamoros, Manuel Segura llegó en la primera semana de diciembre a Victoria, y de inmediato acaparó las miradas de quienes acuden o pasan por una tienda departamental ubicada en el centro comercial Adelitas, pues es inevitable voltear a ver a quien porta la vestimenta de “El Chavo del 8”, ese icónico personaje que apareció en la televisión mexicana a principios de los años 70’s.

Ataviado con una gorra a cuadros y orejeras, una camiseta a rayas, un pantalón sostenido con dos tirantes y calzando unos relucientes botines, además del emblemático balero, don Manuel se gana la vida ofreciendo paletas de sabor cajeta, mismas que la gente le compra con gusto y dice que en ocasiones hasta fotografías le piden.

Sencillo en su trato y amable con quien desee acercarse a platicar, don Manuel nos comenta que él nació en Toluca, en el estado de México, pero por razones familiares desde pequeño vivió en distintas ciudades del país, siendo uno de sus lugares de residencia más recientes la Heroica Matamoros y actualmente Ciudad Victoria.

“Por circunstancias de mi familia, de mis padres, anduvimos por muchas ciudades de la República, yo soy de allá del estado de México, pero por azares de la vida venimos aquí a Victoria”, dice, al tiempo que agradece la empatía que han mostrado los victorenses hacia su persona.

“Gracias a Dios y a la benevolencia de los victorenses que me están apoyando”.

El motivo que lo trajo a la Capital del estado fue simple: en Matamoros ya no había oportunidad de ganarse la vida como empacador en un supermercado donde sacaba para el sustento diario, pues debido a la pandemia del covid-19, a los “paqueteros” de la tercera edad prácticamente les cerraron las puertas.

“En realidad no quería estar encerrado y allá no hay medios para sobrevivir, está muy triste la situación en Matamoros (trabajaba) de empacador, ‘nomás’ que por lo de la pandemia nos suspendieron y ya no tenemos otro apoyo, era el único apoyo que teníamos”, señala.

Fue entonces que tomó la decisión de empacar sus cosas y buscar otros horizontes, llegando a Ciudad Victoria con la idea de representar a “El Chavo del 8”, un personaje que admira desde su juventud, pues tuvo la oportunidad y la fortuna de trabajar muy de cerca ni más ni menos que de Roberto Gómez Bolaños, el mismísimo “Chespirito”.

“Yo lo conocí personalmente en el Canal 8, Canal Independiente de México se llamaba antes, yo trabajé ahí como utilitario y ahí lo conocí”, recuerda, y aunque dice que no llegó a tratarlo directamente, sí trabajaba en el mismo lugar de “Chespirito” y desde entonces empezó a seguir su trayectoria.

“Yo estaba muy joven, ahí trabajé como dos años, íbamos a trabajar en decoraciones y los interiores de los sets donde filmaban las pocas novelas que había en aquellos tiempos en el Canal 8, que ahora es el Canal de las Estrellas y es de Televisa”, refiere.

Como parte de aquel trabajo, don Manuel Segura recuerda que también realizaba labores en una casa de decoraciones que pertenecía a la familia de la escritora Yolanda Vargas Dulché, conociendo también en persona a Mario Moreno “Cantinflas”, Luis Manuel Pelayo y muchas otras estrellas de aquella época.

De vuelta al presente, el originario del estado de México define a los victorenses como personas de buen corazón, pues en el poco tiempo que lleva en nuestra Ciudad, le han brindado la mano para ganarse el sustento diario.

“(Me han tratado) muy bien, claro que hay personas que no voltean a verlo a uno, pero la mayoría son muy buena gente, tienen muy buen corazón, yo les ofrezco una paletita, yo no extiendo la mano nada más así y sobre todo (les llama la atención) mi personaje”.

En ese sentido, don Manuel reconoce que son las generaciones pasadas y no las nuevas, quienes más se emocionan al verlo portando la vestimenta de “El Chavo del 8”.

“Más que nada los adultos mayores, las personas maduras, los niños ya casi no, ahorita si me reconoció una niña, pero son muy escasos, ya ahorita casi no se acuerdan del Chavo”, dice con cierta melancolía.

En cuanto a los días que acude al centro comercial Adelitas, dice que son “salteados”, sobre todo en estas últimas fechas en donde las bajas temperaturas lo obligaron a resguardarse, y cuando va al sitio en mención, permanece alrededor de cinco o seis horas ofreciendo las paletas de dulce.

Por último, don Manuel expresa su agradecimiento a los encargados de la tienda departamental frente a la cual se ubica, pues le han permitido ganarse la vida honradamente desde que llegó a Victoria y nunca han intentado desalojarlo de ese lugar.

“Al contrario, salen y me saludan, pues no los molesto ni los perjudico en nada”, concluye.

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