marzo 29, 2024
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marzo 30, 2021 | 107 vistas

Siempre me he hecho esta pregunta últimamente con respecto al cine y la televisión contemporáneos: ¿Quién es dueño de una historia: quien la vive o quien la narra y modifica?¿Debe el séptimo arte tener una lectura política e ideológica? En esta cinta que narra una pelea de la pareja del título, el director Sam Levinson usa el drama romántico como vehículo para abordar discusiones más amplias en torno a la creación de una obra y el arte identitario.

Por mucho que uno disfrutara de la cinta “Nación Salvaje”, de la primera temporada en la serie televisiva de “Euphoria” o incluso de la ignota “Otro día feliz”, es fácil cogerle tirria al nuevo estreno de Sam Levinson. Tal vez la decisión de rodar una película en secreto durante lo más duro de las cuarentenas pudiera tener algo de gesta heroica, sobre todo si tenemos en cuenta el desafío logístico de sacar el proyecto adelante.

Sin embargo, cuando los participantes en la idea son la ganadora más joven del Emmy a la actriz protagonista, el hijo de Denzel Washington y protagonista de Tenet (2020) y el vástago de Barry Levinson, una película como “Malcolm & Marie” parece menos un gesto audaz que un capricho de aristócratas de Hollywood, con Netflix allanándoles el camino a base de alfombras rojas. No digamos ya si el resultado abandona las constantes de su autor para ofrecer un drama de cámara.

Y en blanco y negro, para colmo. ¿Qué se habrán creído? Pero aquí viene la sorpresa: “Malcolm & Marie” se ha sobrepuesto a los prejuicios de este crítico, dejándole con la impresión de haber visto una buena película. Buena o muy buena, en realidad. Algo debido en buena parte al virtuosismo de Levinson y de sus colaboradores habituales (Labrinth en la banda sonora, Marcell Rév en una fotografía para chuparse los dedos), capaz de hacer que el producto parezca un ejercicio de estilo concienzudo y con sustancia en lugar de una sesión de autoindulgencia.

Debido, también, a que Zendaya y John David Washington (sobre todo la primera) pueden ser celebrities hollywoodenses, pero también son dos actores espléndidos capaces de ir más allá del lucimiento hueco. Y debido, por último, al hecho de que esta cinta no versa solo acerca de un atasco sentimental, sino también acerca del fascinante mundo del cine, de quienes lo hacen y de quienes sufren a quienes lo hacen. En la sinopsis de la trama, la relación de pareja de un director de cine y su novia se pone a prueba cuando ambos regresan a casa tras el estreno de su nueva película.

Mi nueve de calificación personal a esta estupenda producción fílmica de la popular plataforma de Netflix “Malcom & Marie”, que es un muy bueno y formidable drama romántico del creador de la serie de televisión “Euphoria”, que sigue a un cineasta y su novia, cuyo amor se pone a prueba a medida que algunas revelaciones sobre su relación emergen en el curso de una noche con la pareja protagónica bien interpretada por las estrellas Zendaya y John David Washington.

La película filmada en 35mm en blanco y negro llego al servicio de streaming desde el pasado viernes cinco de febrero del 2021. Trabajando con el director de fotografía Marcell Rév, el cineasta Sam Levinson crea una película de una originalidad excepcional; una oda a los grandes romances de Hollywood, así como una sentida expresión de fe en el futuro del medio.

En su fondo, el filme es una total referencia a clásicos como “De La noche americana” a “Cautivos del mal” (pasando por mil y una otras que se me olvidan), la figura del director de cine perdido en las profundidades de su ombligo debería resultarnos ya familiar. Pero aun así no es difícil reírse y suspirar de agotamiento ante este Malcolm hiperactivo, con su verborrea dedicada a ensalzar su propio genio y apalear a quienes no le entienden, en especial a ese crítico que, para colmo, se llama “Karen”.

Tampoco cuesta empatizar con Marie, una Zendaya a la que le toca la parte más difícil, esa que te obliga a decirlo todo con una media sonrisa en primer plano para después venirte arriba, o abajo, en una catarsis de esas reservadas a quienes están hartos de todo, empezando por su compañero…. ahora que sabemos que el cine nunca volverá a ser el mismo, nos hacen preguntarnos si una historia como esta cuya pregunta clave es “¿a quién le pertenece una película?” tendrá razón de ser a diez años vista, o quedará solo como un documento de lo que fue.

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