marzo 29, 2024
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Sufren abuelitos de Tampico un ‘calvario’ por vacunas

abril 14, 2021 | 107 vistas

Nudia Toscano / El Sol de Tampico

Tampico, Tam.- Eran kilómetros los que recorría la fila de vacunación para ingresar a las instalaciones de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) en donde está el módulo para abuelitos a pie esta mañana de miércoles en Tampico.

Mientras algunos pasaron la noche en las inmediaciones de la Universidad, algunos más llegaron a las 6:00 horas, cuando la fila ya superaba las 20 cuadras.

La fila comenzaba en la puerta principal del gimnasio de la UAT sobre avenida Universidad, llegaba a la Avenida Wisconsin y giraba hasta topar con la calle Universidad de Tamaulipas.

En dicho cruce los adultos mayores hicieron una fila en “U”, cerrando prácticamente esta calle, después tomaron la calle Universidad de Yale en donde baja hasta la calle Universidad de Oxford de la colonia Universidad Sur.

En este tercer día de la jornada de vacunación, Noel Peña, residente de la colonia Tamaulipas, narró que llegó antes de las 6:00 horas junto a su esposa, avanzado tres cuadras en cuatro horas, por lo que se dijo molesto y triste. Además, refirió que ningún servidor de la nación había ido a recorrer la fila para orientarlos sobre la documentación o verificar que estuvieran bien de salud.

Durante un recorrido que realizó la lente de El Sol de Tampico, un abuelito se desvaneció, por lo que tuvo que ser atendido por elementos de la Cruz Roja, en ese momento vecinos de la colonia lo socorrieron con alcohol y brindándole la oportunidad de sentarse en el lado de la sombra.

Un vecino de la colonia, se dijo molesto de que la autoridad sea desconsiderada con los adultos mayores en esta vacunación.

«La UAT tiene muchos salones, tiene cinco o no sé cuántas facultades, es espacio suficiente para acomodar a esta gente. Están bajo el sol, llevan horas aquí, el de la logística es culpable de lo que le pase a estas personas porque las tienen sin ninguna consideración».

Por su parte, don Arturo contó que están apoyándose entre quienes llamó «vecinos de fila» porque ninguna autoridad había ido tras varias horas formados; «no sabemos nada, nadie viene, queremos que vengan, que nos den agua, yo me compré un juguito, pero vengo solo, mis vecinos me guardaron el lugar, queremos apoyo de cualquier autoridad que vengan».

A temprana hora los abuelitos tuvieron que soportar una ligera lluvia y luego el sol también incomodaba. Algunos llegan acompañados de sus hijos, otros de sus esposas y muchos más solos, con sombrillas, toallas y banquitos buscaban refugiarse de los rayos del sol.

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