El feng shui es una filosofía milenaria que estudia el flujo de la energía y su objetivo principal es crear precisamente una energía positiva y armónica para las personas, organizando los espacios de tal manera que mejore la energía vital de nuestro hogar, oficina o negocio y tengan una mejor calidad de vida.
No cabe duda que nuestro hogar es el espacio donde necesitamos que siempre se encuentre esa armonía y fluya una buena energía con todos sus integrantes.
Según esta filosofía del feng shui analiza profundamente y de forma sencilla los espacios que ocupamos, ya sea el lugar donde vivimos o trabajamos, ya que para la cultura china todo lo físico está dotada de “energía vital” llamada chi o qi y este se modifica según la orientación de los objetos.
Hay dos aspectos fundamentales en el feng shui, el Ying y el Yang, que son elementos opuestos, pero interdependientes y complementarios y están presentes en todo el universo.
Una de las cosas más importante es saber en qué dirección de la casa o espacio se relaciona con qué tipo de energía y para eso se tiene el mapa Bagua, que significa ‘ocho trigramas’, que nos indicará los ocho puntos que corresponden a los puntos por los que se mueve la energía, que son:
NORTE: Carrera, trabajo. NORESTE: Autoconocimiento, intelecto, conexiones. ESTE: Antepasados, familia, salud. SURESTE: Finanzas, fortuna, prosperidad. SUR: Prestigio, reputación, reconocimiento. SUROESTE: Relaciones, amor. OESTE: Creatividad, hijos, dinero. NORESTE: Viajes, amigos benefactores.
Lo más importante para el Feng Shui es armonizar los elementos del hogar y los espacios de manera que fluya la buena energía, además de utilizar otros elementos como las plantas y los colores, ya que en el feng shui hay cinco colores relaciones con los elementos de la naturaleza, indispensables para hacer fluir la energía:
Azul: Agua, que simboliza la paz, la pulcritud. Rojo: fuego, que se relaciona con la pasión, la alegría y la diversión, no recomendado para personas que sufren estrés o ansiedad solo en tonos muy suaves. Marrón: tierra, los tonos naturales simbolizan equilibrio y seguridad. Blanco: metal, se relaciona con la fuerza y la resistencia y por último verde: se relaciona con la naturaleza y la abundancia y la vitalidad.
